Navarra abre un museo único dedicado a las brujas

EXPRESO - 04.10.2007

Zugarramudi ha pasado a la historia por los tristes sucesos que llevaron a ocho de sus vecinos a la hoguera en el siglo XVII

Zugarramudi ha pasado a la historia por los tristes sucesos que llevaron a ocho de sus vecinos a la hoguera en el siglo XVII. Palabras como akelarre, sorgiña, brujería y las cuevas de Zugarramurdi quedaron unidas para siempre.

Desde el pasado mes de julio, el nuevo Museo de las Brujas ayuda al visitante a conocer aquellos hechos acontecidos en la Edad Media pero, sobre todo, a comprender el por qué de todas las persecuciones y las raíces de una sabiduría ancestral ligada a la naturaleza.

En la calle Bheitiko karrika, camino de las cuevas de Zugarramurdi, se levanta un bello caserón de tres plantas que ha sido acondicionado como Museo de las Brujas / Sorginen Museoa.

ZugarramurdiEn su interior, el museo nos invita a un viaje que parte de los sucesos acontecidos en Zugarramurdi entre 1609 y 1614 pero que va mucho más allá: analiza el por qué de todas las "cazas de brujas", ilustra cómo eran los ritos y costumbres de los habitantes de estas tierras y lo hace con una combinación de proyecciones audiovisuales, interactivos táctiles, espacios recreados escenográficamente, objetos e imágenes de la época.

En la planta baja, se proyecta el audiovisual ‘La caza de brujas', en el que se habla de los hechos que sucedieron en Zugarramurdi y se hace una reflexión histórica sobre el por qué del rechazo o la estigmatización, del miedo a lo desconocido que subyace en las persecuciones que han marcado y marcan al ser humano.

Ya en la primera planta, el visitante conocerá lo que ocurrió en Zugarramurdi, cómo los propios vecinos intentaron resolver los acontecimientos sin que éstos trascendieran y de cómo la Inquisición implicó a 300 niños, hombres y mujeres para terminar juzgando en un Auto de Fe a 40 de ellos: ocho murieron en la hoguera y otros cinco, que habían muerto en prisión, fueron quemados en efigie. En el Museo se recuerdan sus nombres, su edad, se les sitúa a ellos y a los Inquisidores en su contexto histórico.

El documental con el que se inicia la visita a la segunda planta hace una bella descripción de la búsqueda del conocimiento que ha caracterizado a todas las culturas, de la relación de los seres humanos con la tierra, el cielo y sus astros, del por qué de los mitos.

En los Pirineos de Navarra, ‘Eguzki' (el sol) es la reina de la luz; ‘Ama lur' es la madre tierra; ‘Ilargi' (la luna) es la señora de la noche, etimológicamente, ‘la luz de los muertos'.

Además, nos muestra la importancia de la ‘etxeko andre' (la mujer de la casa) como hilo conductor de la sabiduría popular: la mujer era partera, herbolera... conocía y transmitía muchos de los conocimientos ligados a la naturaleza y también los remedios contra las quemaduras, las verrugas, las infecciones...

Un inquisidor dejó escrito que éste era ‘el país de las manzanas, las mujeres comen manzanas, como Eva en el Paraíso'. Y esa visión llevó a que su sabiduría, lejos de ser vista como virtud, fuese un estigma y una condena. Mientras que algunos hombres que ayudaban a los enfermos eran considerados sanadores; la mayoría de las mujeres que poseían conocimientos eran desprestigiadas y calificadas como brujas.

El museo concluye con un audiovisual sobre los akelarres que se celebraban en las cuevas de Zugarramurdi, con lo que la visita puede y debe completarse con un paseo por las cuevas de la localidad. Se puede realizar, además, un recorrido de ocho kilómetros que las une a otras dos localidades de la comarca de Xareta, Urdazubi/ Urdax, famosas por sus cuevas llenas de estalactitas y estalagmitas y la vascofrancesa Sara.

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