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Reclamador lleva a juicio a Air Berlin por la muerte de un perro en un vuelo
EXPRESO - 04.10.2013
La empresa Reclamador, especializada en reclamaciones a compañías aéreas, llevará a juicio a Air Berlin por el fallecimiento de un perro durante un vuelo desde Sevilla a Palma de Mallorca
La empresa Reclamador, especializada en reclamaciones a compañías aéreas, llevará a juicio a Air Berlin por el fallecimiento de un perro durante un vuelo desde Sevilla a Palma de Mallorca.
El animal, un bulldog inglés de seis años llamado Nano, viajaba con Francisco Javier Ramos, y según la compañía Reclamador el triste suceso se debió a un golpe de calor causado por la desatención de la aerolínea alemana en la pista de despegue.
Reclamador explica que Air Berlin ocultó el cuerpo del perro hasta que se fueron el resto de pasajeros y ofreció al dueño una compensación en forma de bono de 100 euros para volar de nuevo con ellos. La ‘low cost’ alemana ni siquiera se hizo cargo del traslado de la mascota fallecida ni de la incineración.
El afectado, que había pagado 74 euros en concepto de tasa para viajar con su perro considera ‘que se han reído de él y de sus derechos’ y exige más protección a la hora de transportar en avión mascotas.
El juicio se celebrará el 15 de octubre, donde se reclamarán 2.635 euros a la aerolínea por daños materiales más los perjuicios morales causados al cliente tras el fallecimiento del animal.
La angustia del pasajero empezó en el propio aeropuerto, una hora antes del embarque, cuando el operario que recogió al animal se negó a poner un cuenco de agua en el interior del trasportín pese a las altas temperaturas. Según el empleado, la normativa lo prohíbe. Por ello, Francisco Javier solicitó que si veían al animal sofocado le diesen, al menos, agua.
‘Desde los ventanales de las puertas de embarque se veía otro avión al que llevaban trasportines con mascotas, que iban en los carros de las maletas con un techo de lona para que no les diera el sol y no tardaron más de diez minutos en embarcarlos’ narra Francisco Javier, quien añade que al poco tiempo pudo ver a su perro que, en comparación con los primeros, ‘iba en una especie de elevador con cabina acristalada para el operario y una plataforma donde estaba el trasportín a pleno sol y sin toldo, sin nada que le protegiera’.
El mal presagio que sintió Francisco Javier se hizo realidad al aterrizar en Palma, cuando el trasportín de la mascota no aparecía en la cinta al igual que otros animales y equipajes.
Según explican desde Reclamador, la responsabilidad de las compañías aéreas por daños en mascotas es la misma que supuestos de transporte de equipaje normal, es decir, 1.300 euros.
En este caso, la empresa que defiende los derechos de los pasajeros de avión exigirá una cantidad superior a la del límite legal por la extrema negligencia de la aerolínea y el daño moral al pasajero por la pérdida del animal.
Expreso. Redacción. E.B.
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