Fiesta de la Perola en Puente Viesgo

EXPRESO - 03.02.2009

Cuentan los ancianos del pueblo de Vargas, en el municipio de Puente Viesgo, que hace muchos años, posiblemente siglos, llegó hasta el lugar un mendigo anunciando que por pueblos cercanos había una epidemia de peste

La famosa Olla FerroviariaCuentan los ancianos del pueblo de Vargas, en el municipio de Puente Viesgo, que hace muchos años, posiblemente siglos, llegó hasta el lugar un mendigo anunciando que por pueblos cercanos había una epidemia de peste. Los vecinos recibieron y acogieron al mensajero, al que dieron de comer y alojaron. La cosa fue, que la peste no llegó a Vargas y el regidor de entonces, a modo de promesa, estableció que todos los años por San Sebastián se daría de comer y beber a todos los pobres que se acercaran por allí.

Esta tradición ha llegado a nuestros días llamándose la Fiesta de la Perola. Esta fiesta empieza el 19 de febrero, víspera de San Sebastián, con la celebración del pan y el vino. Este día, se reparten bocadillos entre los vecinos durante la celebración de un concejo abierto - el concejo es la reunión pública que se hacía antiguamente en los pueblos de Cantabria para discutir cuestiones vecinales-, durante dicha reunión el alcalde pedáneo de Vargas dará lectura a las cuentas anuales, y oirá las solicitudes y quejas de los vecinos.
Al día siguiente, día de la fiesta, se preparará un gran cocido montañés para más de 1.500 personas que se repartirá gratuitamente entre todos aquellos que se acerquen hasta Vargas. La comida finalizará con un típico y digestivo te del puerto con orujo lebaniego.
El día 20, fiesta de San Sebastián, los guisos y cocidos son los protagonistas en algunos pueblos como Reinosa, que celebra su tradicional concurso de Olla Ferroviaria. Esta última es una tradición muy arraigada en la comarca de Campoo, especialmente en la zona de Mataporquera, y  tiene su origen en el antiguo tren hullero que unía el pueblo de La Robla, en León, con la villa de Bilbao.
Aprovechando el recorrido, que se prolongaba por espacio de unas siete horas, los empleados ferroviarios (guardafrenos, maquinista y fogoneros) elaboraban lenta y pacientemente sus comidas en cazuelas especiales -ollas con tres patas-, al calor del carbón que utilizaban para la máquina. En sus guisos había cabida para garbanzos, alubias, carne con patatas...  
Expreso. Redacción. Q.R 

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