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500 años después, celebra en Andalucía la Primera Vuelta al Mundo
EXPRESO - 25.06.2019
Seguro que tú, viajero que lees en lengua española este reportaje, sabes perfectamente que 1492 es el año del Descubrimiento de América, y has visto las imágenes del primer hombre que pisó la Luna
Seguro que tú, viajero que lees en lengua española este reportaje, sabes perfectamente que 1492 es el año del Descubrimiento de América, y has visto las imágenes del primer hombre que pisó la Luna. Si te gusta viajar desde siempre, quizá incluso hayas leído el clásico de Verne ‘La vuelta al Mundo en 80 días’…
… Pero puede que no sepas que precisamente ahora se cumplen cinco siglos de la mayor aventura viajera de todos los tiempos: la Primera Vuelta al Mundo que, además, tiene sabor español. Te invitamos a descubrirla y a revivir sus principales escenarios, en tierras españolas, en la mágica región de Andalucía.
La Primera Circunnavegación de la Tierra fue una hazaña absolutamente increíble que duró tres años. Desde el 10 de agosto de 1519, cuando doscientos cincuenta hombres a bordo de cinco naves partieron de Sevilla saliendo al mar en la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda, hasta el 8 de septiembre de 1522, cuando dieciocho hombres famélicos arribaron al puerto de la capital del Guadalquivir a bordo de la destartalada nao Victoria.
Hoy queremos llevarte de viaje por los lugares más emblemáticos que vieron aquella hazaña, la mayor parte de los cuales están, ya lo sabes, en Andalucía, esa hermosa región del sur de España que se está volcando con la celebración del V Centenario.
Y es que Andalucía fue el punto de partida y de llegada de aquella Primera Vuelta al Mundo a bordo de la nao Victoria, la única de las cinco que lo logró, una expedición que unió por vez primera los cinco continentes y descubrió para la Historia las rutas marítimas de aquella incipiente globalización.
Primus Circumdedisti Me [el primero que me circunnavegó]. Juan Sebastián Elcano, marino español de Guetaria, fue quien completó la primera circunnavegación del Orbe, llevando a buen puerto una expedición que empezó capitaneada por Fernando de Magallanes, quien murió a medio viaje. Todo, bajo el auspicio de la corona española de Carlos I, en aquel momento señor de un imperio que se extendía ya por todo el mundo. El viaje recaló a lo largo de tres años en tierras tan distantes como las actuales Río de Janeiro, Patagonia, las Islas Marianas o Filipinas.
Pero la travesía comenzó en aguas dulces, las del río Guadalquivir en la ciudad de Sevilla, hoy capital de Andalucía y en aquella época capital del comercio con las Indias, y salió al mar en Sanlúcar de Barrameda, entonces un pueblecito de pescadores de la costa andaluza, que hoy conserva gran parte de su encanto y de los lugares que visitaron aquellos héroes.
Revive la I Vuelta al Mundo en Andalucía:
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Así que cualquier descendiente de todas estas tierras donde dejó huella hispana la expedición; cualquier español orgulloso de su historia o simplemente cualquiera que tenga un corazón auténticamente viajero puede visitar ahora Andalucía, la región del sur de España que fue inicio y fin de esta gran aventura, y que conmemora desde 2019 como se merece este viaje impresionante.
No te lo pierdas
Desde Expreso, además de relatarte resumidamente el viaje, recomendamos vivamente algunos trabajos que pueden dar al lector una idea más exacta de esta expedición inigualable:
La web oficial de la conmemoración del V Centenario, que recoge todas las iniciativas de la celebración: vcentenario.es
El portal Ruta Elcano www.rutaelcano.com, una iniciativa privada realmente encomiable donde su autor ha recopilado textos muy completos procedentes de fuentes originales así como un derrotero detallado en Google Maps guiándose por las notas del piloto Francisco Albo.
El podcast de Memorias de un tambor titulado precisamente ‘La Primera Vuelta al Mundo’ en el que José Carlos G., con su magnífico trabajo desinteresado para dar a conocer la Historia de España,nos ayuda a sentir las emociones del más grande viaje de todos los tiempos.
El libro de Pedro Ínsua Magallanes y Elcano: cuando la cosmografía española midió el mundo
Texto y fotos: Ana Bustabad Alonso y Federico Ruiz de Andrés.
Fotos Nao Victoria: cortesía de la Fundación Nao Victoria.
NOTA DEL EDITOR: Este reportaje ha sido elaborado con la colaboración de la Empresa Púbica para la Gestión del Turismo y del Deporte de Andalucía S.A., como parte de una campaña institucional de promoción del V Centenario de la I Vuelta al Mundo de la Junta de Andalucía.
La Primera Vuelta al Mundo, así comenzó la gran expedición
La Ruta de Magallanes-Elcano, el primer viaje de circunnavegación de la Tierra, la Primera Vuelta Al Mundo, representa la comprobación empírica de la redondez de nuestro planeta. Su importancia no es solo desde un punto de vista geográfico, cultural y científico, sino también antropológico, lo cual le confiere un innegable valor universal excepcional que merece ser preservado para toda la humanidad.
Esta ruta transoceánica simboliza mejor que cualquier otra todos los viajes de exploración que ampliaron la visión del mundo a principios del siglo XVI. En una España ya unificada desde sus abuelos, los Reyes Católicos, Carlos I es un rey joven que además de llevar la corona de ‘las Españas’ ostenta la condición de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Pimienta, jengibre, nuez moscada, clavo, canela… en esta época las especias se cotizaban muchísimo porque además de condimentar la comida se usaban para disimular el mal sabor de la carne no demasiado fresca.
Ya desde siglos atrás, comerciantes europeos se acercan en busca de las preciadas especias a Asia por tierra, como Marco Polo, pero las sucesivas invasiones de los turcos hacia el este del Mediterráneo y la intermediación de genoveses y venecianos dificultan y encarecen el comercio, y hay que abrir rutas marítimas. Portugal, que había terminado antes la Reconquista, es la primera corona en llegar a la actual India y más al Oriente, bordeando África por el Sur. Mientras, España descubre las nuevas tierras que luego se llamarían América.
La tensión entre España y Portugal es tan alta que han de pedir la intermediación del Papa para dividir el Mundo en dos a través del Tratado de Tordesillas en 1494, con el trazado de un Meridiano 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. Portugal se queda con su ruta africana y España con sus Indias recién descubiertas.
El navegante portugués Fernando de Magallanes, al igual que antes Colón, intentó obtener en la corte portuguesa financiación y apoyo para un viaje hacia las Islas de las Especias por el Oeste, pero su propuesta es rechazada. Sí la acepta el monarca español, Carlos I, con el que en 1518 firma unas Capitulaciones para el viaje en la ciudad castellana de Valladolid.
El emperador encomienda a Magallanes, como capitán general de una Armada de cinco naves y más de doscientos hombres, continuar la exploración de la costa sudamericana para encontrar un paso al Mar del Sur que Vasco Núñez de Balboa había descubierto cinco años antes, y dirigirse a la Especiería, o Islas Molucas (también llamadas simplemente Maluco o Moluco), en las que se producían las muy cotizadas especias.
Al hacerlo navegando siempre hacia el Oeste, se evitaría incumplir el Tratado de Tordesillas, había que asegurarse de que fueran islas que estuvieran dentro de la demarcación española, y hacerse con el control de ese comercio tan lucrativo de las especias. Los preparativos duraron diecisiete meses.
Y aquí comienza:
El mayor viaje de todos los tiempos
El puerto fluvial de Sevilla, Guadalquivir adentro, vio partir las cinco naves de la expedición capitaneada por Fernando de Magallanes el 10 de agosto de 1519. Las naos Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y la pequeña carabela Santiago van zarpando por separado, incluso con días de diferencia, a lo largo del río para volver a reunirse en Sanlúcar de Barrameda, donde permanecen hasta el 20 de septiembre -según la crónica del nuncio papal Andrés de Pigafetta- terminando de pertrechar las naves.
Embarcaron provisiones para dos años, sobre todo vino, galletas, harina, azúcar, arroz, animales vivos y muchas baratijas para intercambiar. El navegante español Juan Sebastián Elcano se embarcó como maestre de la nao Concepción.
Según la misma fuente, salen al mar en Sanlúcar de Barrameda unos 250 hombres, marineros, oficiales, soldados, especialistas de diversos oficios, grumetes, pajes y criados, y las cinco naves se adentran en el océano Atlántico el 20 de septiembre de 1519 hacia su primera escala en las islas Canarias.
Desde Tenerife, tras bordear la costa africana hacia el sur, hasta la altura de la actual Sierra Leona, y luego dirigirse al oeste, dos meses y medio después, con un retraso de calmas ecuatoriales, recalan en diciembre en la costa de lo que hoy es Brasil, concretamente en Río de Janeiro. Una ruta que comenzó por tanto atravesando aguas portuguesas e inició la desconfianza de la tripulación española hacia el capitán Magallanes y que más tarde dividiría la expedición.
El viaje continuó costeando hacia el Sur el continente sudamericano, hasta entrar en el Río de la Plata, que exploran concienzudamente en busca de un paso hacia el Oeste.
A partir de aquí, toda la ruta se desarrolló por territorio ignoto, es ya un viaje a lo desconocido. Bautizan un monte alto como Monte Vidi (Montevideo). Nadie había llegado antes a estas costas, así que según el tiempo se iba volviendo más frío –en febrero el hemisferio sur caminaba hacia el invierno de 1520-, iban tornándose más difíciles los intentos por encontrar un paso hacia el ‘Mar del Sur’ que el también español Núñez de Balboa había descubierto solo seis años antes.
Los que llamaron Puerto de San Julián y Puerto de Santa Cruz, hoy en día en la Patagonia Argentina, fueron los lugares elegidos por Magallanes para invernar a la espera de mejores condiciones para continuar viaje.
La idea de esperar tantos días en tierra firma no se entiende por parte de muchos expedicionarios, así que muchos oficiales –incluido Elcano- traman sublevarse contra Magallanes y este toma la drástica decisión de imponer castigos ejemplares a algunos, incluyendo a Juan de Cartagena, el viajero de mayor rango social y personalmente enviado por el emperador, a quien abandonó con un fraile en una isla sin víveres, a su suerte.
Estos hechos, que estuvieron a punto de dar al traste con la expedición, siguen con la pérdida de la carabela Santiago, que encalla en una maniobra de exploración. Sobreviven cazando ‘focas’. Es agosto de 1520 y quedan unos 220 hombres. Han pasado 14 meses desde que salieron de Sevilla.
Por fin, el 21 de octubre de 1520 descubren el Cabo Vírgenes y se empiezan a adentrar, sin saberlo aún, en el ansiado paso al otro lado de América, el Estrecho que hoy lleva el nombre de Magallanes.
No fue fácil: tras dividir la flota para la exploración, es difícil reencontrarse. La San Antonio espera cinco días al resto y, sola, decide volverse a España y contar el descubrimiento del estrecho y los desmanes de autoridad de Magallanes. Al llegar a España esta primera nao, al capitán general se le acusa de rebeldía. De camino descubren las islas Malvinas y las llaman Islas de San Antonio.
Quedan tres naos de las cinco que habían partido de Sevilla. Dejan una cruz clavada en el lugar del encuentro y continúan viaje. Fueron estos valientes viajeros quienes nombraron la ‘Tierra de los Fuegos’, por las numerosas hogueras que veían desde la borda.
Ya han atravesado América. Seguimos rumbo a las Molucas, que suponían cerca, hacia el Norte y luego al Oeste. Los buenos vientos y la calma del Pacífico –que así lo bautizaron precisamente por ello- les permitieron alcanzar con muchas dificultades la Isla de los Ladrones (hoy Isla de Guam, en las Islas Marianas) en marzo de 1521, y ese mismo mes llegaban las tres naos a las actuales Islas Filipinas, que llamaron islas de San Lázaro.
Hambre, sed, escorbuto y muerte. Tras una travesía larga y extremadamente difícil [‘Creo que nunca nadie se atreverá a cruzar este océano’, escribió Pigafetta], en Filipinas, los indios los tratan con amabilidad y gran parte de la tripulación logra reponerse de sus enfermedades.
En la isla de Homonhon [‘donde la gente es muy buena’, explica el piloto Francisco Albo] establecen lazos de amistad y los indígenas se convierten mediante un pacto en vasallos del rey de España. Magallanes cristianiza aquí a cientos de indios, y ordena levantar una gran cruz en el punto más alto de la isla.
Es este un punto de inflexión en el viaje porque el esclavo malayo que trae Magallanes para hacer de intérprete en Las Molucas logra entender bastante bien el idioma local, lo cual significa la comprobación empírica de la redondez de la Tierra.
Pero los malentendidos provocan conflictos con los indígenas y la muerte de Magallanes y otros expedicionarios en una reyerta. Llegados a este punto la tripulación, que queda huérfana, se ha visto reducida drásticamente, solo queda un centenar de hombres, insuficientes para gobernar las tres naves que les restan, así que deciden vaciar y quemar la Concepción.
Julio de 1521. Desde la gran isla de Borneo, con una cultura más avanzada y también amigable, salen también ‘por pies’. Zarpan con pocos suministros Ya solo quedan la Trinidad, y la Victoria. Ambas necesitan reparación y paran 37 días.
Las Molucas, por fin. Habían pasado dos años y tres meses. Se encuentran unas treinta islas, lo que hoy es Indonesia, y comienzan a hacer acopio de clavo en Tidore.
En diciembre de 1521 zarpan la Trinidad, que empieza a hacer aguas e intentará volver a España retornando por el Pacífico, sin éxito –solo volverían tres tras ser prisioneros de los portugueses-, y la Victoria, finalmente en solitario capitaneada por Juan Sebastián Elcano.
Elcano y su grupo de hombres, aventureros de corazón, demuestran una audacia extraordinaria por cómo se plantean la vuelta.
Tienen un objetivo fundamental cuando salen de Timor, su última parada antes de llegar a casa navegando más de veinte mil kilómetros hacia el Oeste. Si lo consiguen, serán los primeros en completar la vuelta al mundo.
Una angustiosa travesía bordeando Asia y África, siempre alejados de la peligrosa costa y evitando hacer escalas, tan necesarias, para no ser descubiertos por los portugueses, casi llega a Australia, descubre el Índico Sur y, con tempestades y terribles corrientes en contra, hambrientos y navegando muy meridionalmente llevan por fin a la nao Victoria a superar el Cabo de Buena Esperanza –sin verlo siquiera- en el mes de mayo de 1522.
Las enfermedades y el hambre se ceban con la maltratada nao Victoria. Ven que van a morir pero van a gran velocidad con condiciones favorables y la ilusión puede más. De hecho fallecen veintidós hombres más de inanición. En el Ecuador hay calma chica y aparece ya la sed más acuciante. Era tan desesperada la situación que decidieron recalar en Cabo Verde, tierra de dominio portugués y por tanto enemiga, y tratar de conseguir vituallas con una versión inventada de su travesía.
El engaño duró poco, algunos hombres fueron apresados y no regresarían a España hasta meses después, tras diligentes negociaciones entre las dos coronas.
Mientras, el último tramo del viaje llevó a la Victoria de Cabo Verde a rodear las Islas Azores para acercarse seguros a tierras ibéricas por la ruta clásica de los navíos procedentes de las Indias.
El veraniego anticiclón de las Azores los deja sin viento a los pocos días, y no consiguen avanzar apenas en agosto. Están ya cerca de la gloria, unos mil kilómetros, pero la desesperación y el agotamiento son sus compañeros de viaje.
Al fin, el día 6 de septiembre de 1522 los vecinos de Sanlúcar de Barrameda ven llegar ‘una nave fuertemente escorada, parcialmente desarbolada, y de la que asoman 18 escuálidos hombres ‘flacos como jamás hombres estuvieron’ (Elcano) que les dicen ser los supervivientes de la armada de Magallanes, y que vuelven de haber dado la vuelta al mundo cargados de especias. Les acompañaban al menos tres indios de las Islas Molucas. De inmediato se corre la voz como la pólvora por la ciudad, que se presta a atenderlos.
Elcano, deseoso de llegar a Sevilla, apenas se detiene en Sanlúcar de Barrameda, el mismo día de la llegada tomó a su servicio un barco para remolcar la Victoria por el Guadalquivir hasta Sevilla, por el mal estado en que se encontraba la nave. Ellos creían que iban un día atrasados por su cuaderno de bitácora, ya que al rodear el Mundo hacia el Oeste habían visto salir el sol una vez menos que los que estaban en tierra firme.
Dos días después atracaba en Sevilla la Victoria, que se reparó en las Atarazanas -y se hundiría en un viaje posterior a las Indias-. En el muelle esperaban las autoridades de la ciudad y los miembros de la Casa de la Contratación en pleno, junto a un numeroso público que contemplaba la llegada de la desvencijada nave.
A bordo de la Nao Victoria, 27 toneladas de clavo, la cotizada especia que la embarcación trae desde las islas Molucas y que cubre con creces los gastos de toda la expedición. La Victoria se convertía así en el primer barco en circunnavegar la Tierra. Atrás quedaban más de doscientos hombres y cuatro naves. Descalzos y con un cirio en la mano, lo primero que hicieron fue ir a dar gracias a la Virgen de la Victoria.
Elcano se ocupó de pedir por los supervivientes al emperador, al que escribe una carta nada más llegar en la que dice ‘Pasamos penalidades que solo Dios sabe’, y ‘hemos dado la vuelta a toda la redondez del mundo’.
Sevilla, principio y final de la mayor aventura
Corazón de Andalucía y una de las ciudades con mayor embrujo de España, Sevilla es un lugar imprescindible en este viaje. Punto de partida el 10 de agosto de 1519 y de llegada tres años después de esta gran expedición, aquí se guardan aún las claves de la Primera Vuelta al Mundo.
‘Tras una descarga de artillería, parten cinco naves de Sevilla con 239 marineros, capitaneados por Fernando de Magallanes, con la intención de iniciar una expedición que se preveía que duraría dos años…’
Este año 2019 comenzó con la réplica de la Nao Victoria atracada en Sevilla, desde aquí ha partido para la gran gira internacional conmemorativa del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo por puertos de España, el Mediterráneo y norte de Europa, difundiendo el evento y el protagonismo de la ciudad de Sevilla en la mayor hazaña marítima de la historia.
Y volverá. Previsiblemente en agosto, coincidiendo con los cinco siglos de la partida, se inaugurará una réplica permanente de la Nao Victoria.
frente a un Centro de Interpretación nada menos que en la emblemática Torre del Oro, perteneciente a la Fundación Museo Naval, además de otras grandes celebraciones previsiblemente.
Pero vamos con esta ruta urbana para revivir la Primera Vuelta al Mundo en Sevilla:
Precisamente el nombre de la Nao Victoria proviene de la Virgen de la Victoria, imagen titular por aquel entonces en el convento de los frailes Mínimos del barrio de Triana. Hoy se puede visitar esa imagen original en una capilla lateral de la iglesia de Santa Ana de este emblemático barrio sevillano, hoy colorida expresión del arte gótico mudéjar, ver los azulejos conmemorativos y orar ante ella como hicieron Magallanes antes de partir y Elcano y sus diecisiete compañeros al regresar a Sevilla.
La visita apetece más si se acompaña de una pausa tranquila en la plazuela de Santa Ana, justo frente a la entrada, para tomar algo en una más que agradable terraza, a la sombra de naranjos y un inmenso laurel indio.
De vuelta hacia el río Guadalquivir, justo en la esquina de la plaza de Cuba con el puente de San Telmo, una esfera de metal conmemora desde hace años la Milla 0 de la Primera Vuelta al Mundo, a pocos metros del muelle original de donde partieron las cinco naves: Trinidad, la nao capitana con Magallanes al mando, Concepción, San Antonio, Victoria y la más ligera carabela Santiago.
Al otro lado de la plaza, en una esquina de la calle Génova, la confitería Rufino resulta buen complemento para probar sus increíbles yemas caramelizadas y otros dulces originarios de Aracena, ya que esta es una sucursal de la centenaria confitería de la serranía de Huelva.
En la orilla opuesta, casi enfrente, la Torre del Oro, es ya hoy una visita obligada para ver el coqueto Museo Naval de la Armada Española y asomarse a su terraza de 360º sobre la preciosa ciudad de Sevilla. De aquí mismo parten también cruceros turísticos que muestran al viajero los puntos emblemáticos de la ciudad, desde el río, incluyendo los puntos donde estaban los muelles antiguos de la capital andaluza.
Muy cerca, junto a la catedral, dos edificios emblemáticos que están relacionados con esta Primera Vuelta al Mundo. El Archivo de Indias, donde se guardan desde el siglo XVIII los documentos relativos a la carrera de Indias, conserva aún hoy documentos tan importantes como la relación de la gente que llevó al descubrimiento de la Especiería, incluyendo la relación de expedicionarios, su cargo y sueldo o, por ejemplo, las declaraciones que dieron en Valladolid Gonzalo Gómez de Espinosa, Ginés de Mafra y León Pancaldo sobre los acontecimientos de la nao Trinidad en las Molucas.
Otro lugar imprescindible en esta ruta sevillana de la Primera Vuelta al Mundo son los Reales Alcázares. Aquí se alojó Magallanes antes de partir y fue durante un tiempo sede de la Casa de Contratación, el órgano que ordenaba y controlaba los negocios trasatlánticos. Hoy un monumento muy visitado, conviene reservar entrada con antelación a través de su web.
También en pleno centro, hay que pasarse por las Atarazanas de Sevilla, donde se guareció la nao Victoria a su llegada de tan inmenso viaje. Este imponente edificio se encuentra actualmente cerrado al público, en proceso de rehabilitación probablemente hasta 2022, pero los arcos originales se vislumbran desde el interior del anexo Hospital de la Caridad, que se puede visitar.
La noticia de la llegada de la nao Victoria al puerto de Sevilla el 8 de septiembre de 1522 –precisamente el día de la Virgen de la Victoria- tras haber completado la primera vuelta ‘a toda la redondez del mundo’ –así lo escribió Elcano a Carlos I- corrió como la pólvora toda España y toda Europa. Hoy se homenajea su figura con una estatua en la Glorieta de los Marineros, frente a la entrada al parque de María Luisa, pulmón verde cuajado de edificios coquetos como el Costurero de la Reina, junto a la misma glorieta.
UNA NOTA PRÁCTICA:
Para disfrutar mejor esta ruta conviene reservar un hotel céntrico, que permitirá todas las visitas a pocos minutos caminando.
Pero no es ningún problema porque Sevilla, capital de Andalucía, es una ciudad muy turística que cuenta con numerosos alojamientos para todos los bolsillos, así como miles de bares y restaurantes y una perfecta red de comunicaciones con el resto de España y del Mundo.
En las webs de Andalucía Turismo y de Turismo de Sevilla puede encontrarse toda la información necesaria para el viaje.
Más información en la web del Ayuntamiento de Sevilla dedicada a la Primera Vuelta al Mundo: www.sevilla.org/ciudad/vuelta-al-mundo.
La Nao Victoria, el primer barco que circunnavegó la Tierra
Maltrecha y desarbolada, capitaneada por Juan Sebastián Elcano y con otros diecisiete hombres valientes a bordo, la nao Victoria entraba el 8 de septiembre de 1522 en el puerto de Sevilla. Los oficiales de la Casa de la Contratación de Indias habían enviado dos días antes a Sanlúcar de Barrameda una lancha con doce remos, cargada de provisiones frescas, para ayudarla a llegar río arriba al mismo punto desde donde había partido tres años antes.
Esta pequeña nao de dos castillos, el modelo de barco más utilizado en las navegaciones trasatlánticas del siglo XVI, había dado ‘la vuelta a toda la redondez del Mundo’. La primera vez que se hacía, la mayor hazaña marítima de todos los tiempos.
Desde hace unos años los viajeros pueden verla e incluso subir a bordo gracias a las réplicas que se han construido. La más importante, en España a finales del siglo XX. Fue un largo proceso de investigación histórica, dirigido por Ignacio Fernández Vial, diseñador y constructor del barco, para diseñar la forma del barco y definir sus características. Un estudio exhaustivo, basado en fuentes documentales, crónicas, tratados náuticos del siglo XVI e iconografía de la época, permitió reproducir con precisión las principales dimensiones, mástiles, velas y equipos de la nave original.
Propiedad de la Fundación Nao Victoria, sin ánimo de lucro, esta réplica de la Nao Victoria inició en 2004 otro viaje alrededor del mundo desde Sevilla. Se cubrieron hasta 26,894 millas hasta 2006 visitando 17 países y convirtiéndose en la primera réplica histórica en circunnavegar la Tierra.
Actualmente se puede no solo visitar a bordo, en las diferentes escalas que hace por el mundo, sino que se puede vivir una experiencia única embarcando como voluntario, en trayectos cortos o navegaciones más largas. Y, lo mejor, no hace falta experiencia, solo espíritu viajero y de equipo, disciplina, interés por aprender y ganas de disfrutar.
La Nao Victoria 500
La construcción de una nueva réplica de la Nao Victoria es uno de los proyectos más destacados de la Fundación Nao Victoria, dentro del programa de Conmemoración del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo.
La NAO VICTORIA 500, así se llamará, se está construyendo en un varadero de Punta Umbría (Huelva) donde esta institución levantó anteriormente el Galeón Andalucía y muy recientemente una réplica de la Nao Santa María. Doce meses de intenso trabajo donde participan todos los oficios relacionados de la construcción naval como el trabajo artesano de una veintena de carpinteros de ribera que harán, partiendo de troncos de Iroko, verdaderas esculturas de madera que serán las piezas más vistosas de este nuevo barco.
Esta nueva embarcación a escala real, se ubicará de forma permanente en un pantalán del río Guadalquivir anexo al futuro Centro de Interpretación, siendo un reclamo visual de gran impacto para la ciudad de Sevilla.
Además, bajo la presidencia de SS.MM los Reyes de España, la ‘Comisión Nacional para la conmemoración de la Primera Vuelta al Mundo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano’ ha designado a la Fundación Nao Victoria, como entidad encargada de la realización de programas y actividades oficiales, así como beneficiaria de las donaciones acogidas a los beneficios fiscales previstos para la conmemoración del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano.
Además de esta nao Victoria española, que viaja por todo el mundo, se pueden visitar otras réplicas del mítico barco en el Puerto de San Julián, en Argentina, y en Punta Arenas (Chile).
Fotos Nao Victoria: cortesía de la Fundación Nao Victoria. www.fundacionnaovictoria.org
Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, mirando al océano Atlántico
La localidad andaluza de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz, España) entró en la historia como punto de salida al mar de la Primera Vuelta al Mundo un 20 de septiembre de 1519, aunque ya desde muchos años antes el suyo era un bullicioso puerto de partida de expediciones comerciales y científicas con el Nuevo Mundo.
Las aguas del río Guadalquivir, que aquí se vierten al Atlántico haciendo frontera entre esta provincia de Cádiz y la vecina Huelva, con sus arenas vírgenes de Doñana, han visto zarpar como si tal cosa a los mayores héroes de la historia de la navegación.
Para hacerse una idea de conjunto de la importancia que tuvo Sanlúcar de Barrameda en la Primera Vuelta al Mundo una buena idea es comenzar la visita por la antigua Fábrica de Hielo, hoy Centro de Visitantes de Doñana, donde se expone una maqueta de la nao Victoria hecha a escala 1:8 de la original, así como enseres y útiles de la expedición.
A pocos metros, en la desembocadura del Guadalquivir, Bajo de Guía es el antiguo barrio de pescadores, así llamado porque aquí está la ermita de Nuestra Señora del Carmen de Bajo de Guía, una imagen del siglo XVI, patrona de los hombres de la mar, cuyo culto llevaron los sanluqueños a América y Filipinas. Ahora es un centro gastronómico de primer orden, con delicias autóctonas en casi cualquiera de sus restaurantes.
No hay que irse sin probar, por ejemplo, una Corvina con salsa tártara, un Atún o unos langostinos en Casa Bigote. Mejor, con una copa de manzanilla, la bebida por excelencia de Sanlúcar. La parte de la Taberna resulta más informal y barata que su restaurante.
Desde este paseo de Bajo de Guía, además de partir cada primavera multitud de hermandades que comienzan el camino del Rocío en barco, se pueden iniciar itinerarios turísticos por el Parque Nacional de Doñana, situado en la orilla de enfrente del río Guadalquivir.
Frente a la playa, el Reloj Ecuatorial ‘Legua 0’, monumento que conmemora y marca el punto de salida que inició la vuelta al mundo partiendo de Sanlúcar el 20 de septiembre de 1519. La banda equinoccial está hecha en hierro con las horas perforadas en caracteres romanos
En él se inscribe una cita del texto de Antonio Pigafetta, cronista del viaje: ‘Desde que habíamos partido de la bahía de San Lucar hasta que regresamos a ella recorrimos, según nuestra cuenta, más de catorce mil cuatrocientas sesenta leguas, y dimos la vuelta al mundo’.
Dejando perderse la vista río arriba se divisa Bonanza, población actual ubicada donde en realidad en el siglo XVI estaba el puerto mercantil de Sanlúcar y desde donde parece que se hicieron al mar las cinco naves de la expedición.
De vuelta al centro, atravesando la parte baja de la ciudad cuajada con edificios señoriales está la Taberna Argüeso, situada en un antiguo convento del siglo XVI, junto a la parroquia de Santo Domingo. Tapas buenísimas, como los Chicharrones de atún o la Ensaladilla a la antigua -mejor acompañadas de una manzanilla en rama- y una decoración elegante y evocadora de los grandes viajes que vio partir Sanlúcar.
Muy cerca se llega a la Banda de la Playa, la calle de Sanlúcar en la que siglos atrás estaba la línea de costa y que hoy se encuentra en pleno casco urbano. Guarda algunas bodegas antiguas de manzanilla y, plazas muy animadas con terrazas como la del Cabildo o la de San Roque.
Entre una y otra, en la fachada lateral de la Biblioteca Pública Municipal, hay que detenerse y alzar la vista a los azulejos conmemorativos de la Primera Vuelta al Mundo.
El panel central, de mediados del pasado siglo, contiene los nombres de los dieciocho navegantes que consiguieron llegar a bordo de la nao Victoria. También están los retratos de Magallanes y Elcano y una imagen de la nao Victoria con el lema ‘Primus circundedisti me’ [el primero que me rodeaste], lema en latín que el emperador Carlos otorgó a Juan Sebastián Elcano para su escudo de armas.
Más recientes, los azulejos de la imagen de Elcano redactando la carta que informaba de su llegada y un mapa con el itinerario del viaje y la escena de los marineros accediendo a la iglesia de Nuestra Señora de la O.
Precisamente siguiendo de frente, hacia la parte alta de la ciudad, se llega a la parroquia de Santa María de la O, el templo al que la tripulación se dirigió nada más desembarcar para agradecer haber llegado con vida a Sanlúcar tras dar la vuelta al Mundo.
Junto a ella, el Palacio de los Guzmanes, hoy una hospedería muy agradable con un jardín interior precioso donde merece la pena al menos entrar a tomar un café, era en aquellos tiempos el Palacio de Los Guzmanes, señores de Sanlúcar y duques de Medina Sidonia, que dominaban el puerto de la ciudad desde este palacio construido sobre los restos de un antiguo ribat musulmán, y desde donde promovieron numerosas expediciones científicas y comerciales.
También en la parte alta de la ciudad se encuentra el castillo, fortaleza construida en el siglo XV por el II Duque de Medina Sidonia que en aquel tiempo dominaba la desembocadura del río Guadalquivir desde uno de los ángulos de la ciudad amurallada.
Desde sus almenas seguramente fue el primer lugar desde donde se avistó la maltrecha nao Victoria a su regreso tras dar la Primera Vuelta al Mundo.
UNAS NOTAS PRÁCTICAS:
Toda Sanlúcar de Barrameda está volcada con la celebración del V centenario de la Primera Vuelta al Mundo. Lo mismo te encuentras la conmemoración en las servilletas desechables de una humilde taberna que en las ofertas de barquitos de helado ‘como el de la Primera Vuelta al Mundo’ o en carteles y banderolas diseminados por la ciudad.
Además, su Ayuntamiento ha elaborado una web muy chula con la recreación de cómo era Sanlúcar hace quinientos años.
A Sanlúcar de Barrameda la mejor forma de llegar es en coche, está a solo 100 kilómetros desde Sevilla, una de las ciudades mejor comunicadas de España. Al llegar ya se puede aparcar y moverse caminando, las distancias son pequeñas y agradable el paseo.
Una buena opción para dormir imbuidos de la magia de este gran viaje es la Hospedería de los Guzmanes que, además, se puede visitar turísticamente y organiza actividades culturales durante todo el año.
Para comer, además de los lugares reseñados más arriba, como Casa Bigote o la Taberna Agüeso, probar las Tortillitas de Camarones en Casa Balbino, un clásico, y una recomendación más: no perderse los buenísimos langostinos de Sanlúcar, famosos por su sabor.
Se pueden encontrar en casi cualquier restaurante o taberna, y aquí los hay muchos y muy buenos, hay que callejear, pero lo más apetecible resulta comprarlos al peso en la propia plaza de Abastos, el mercado de la ciudad, muy céntrico, y llevarlos justo enfrente, a la Taberna La Cigarrera, con un patio bodeguero del siglo XVIII donde por muy pocos euros te los cocinan y sirven al instante. Deliciosos.
Más información sobre los itinerarios de la circunnavegación en la web de Sanlúcar Turismo: www.sanlucarturismo.com/vcentenariocircunnavegacion
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