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Tesoros de Honduras (VI)
EXPRESO - 23.06.2024
Comayagua, cinco iglesias coloniales y un reloj árabe; o Paseo de los Murales, Picota y chocolatería Atucún
De tesoro en tesoro, arribamos a la joya más deseada. Por algo Turismo de Honduras ubica a Comayagua, antigua capital de la República, en la Ruta Turística Maravillas Coloniales. A ella llegamos después de recorrer buena parte de la Ruta Lenca Maya en los departamentos de Copán y Lempira. Atrás dejamos también el interesante Lago de Yojoa, regresando de Santa Bárbara, a la que accedemos desde Gracias, atravesando Lepaera, Berlín y San Bartolo, por una ruta que merece mención aparte y que contaremos cualquier día, como hemos contado la quema de "las Chimeneas" de Trinidad, que tuvimos la fortuna de presenciar en fugaz excursión desde Santa Bárbara.
La Real Villa de la Concepción de Santa María de Comayagua fue su primer nombre, aunque también se cita en 1543, por el Consejo de Indias, como Villa de la Nueva Valladolid de Comayagua, en honor a Valladolid de España, donde residía la Corte en aquel entonces. Fue la capital de Honduras hasta 1880 (1) y también fue sede del obispado de Honduras desde 1561 hasta 1916.
Hoy podemos afirmar, sin duda, que Comayagua es la capital turística de Honduras. Su mayor valor reside en el buen estado del entramado urbano, que conserva no solo el trazado original sino gran parte de los pavimentos y construcciones, incluyendo cinco templos que están entre los más antiguos de América; por orden de antigüedad son: Nª Sª de la Merced (1550), la más antigua de Honduras; San Francisco (1560), que conserva la campana más antigua de América, fundida en Alcalá de Henares (España) el año 1460; Catedral de la Inmaculada Concepción (1563), San Sebastián (1580), única que no está en el casco histórico de la ciudad, ya que originalmente estaba destinada para los negros y los indígenas, mientras las restantes eran usadas por criollos y españoles; y la de La Caridad (1629).
La Catedral sufrió ruina dos veces, construyéndose la actual entre 1711 y 1715. Tiene un órgano inglés de 1855 y en sus retablos cuenta con tallas del escultor Francisco de Ocampo, de Jaén (España). Pero de lo que más orgullosos están los comayagüenses es de su reloj, considerado el más antiguo de América y uno de los dos más antiguos del mundo. Dice la tradición que fue construido en la España musulmana alrededor del año 1100, durante la dominación de los almorávides (2). Es un reloj de engranajes (probablemente el más antiguo de estas características aún en funcionamiento), con pesas y péndulo, que, a día de hoy, marca los cuartos y las horas con precisión, bajo los cuidados de Anaín Machado. En 2007 fue restaurado por Rodolfo Antonio Cerón Martínez, maestro relojero guatemalteco.
En las placas colocadas por la Alcaldía en plazas y calles, con su nombre, se puede leer: "Una Ciudad para vivir, visitar e invertir". Podríamos añadir: "también para repasar la historia, pasear y saborear". Un ejemplo es el Colegio Tridentino de Comayagua (hoy palacio episcopal), primer colegio de Honduras, 1735, en el que se impartía estudios superiores y cuyo trámite para ser universidad se frustró con la declaración de independencia. De la misma década (de la independencia), levantada en 1820, en la Plaza de la Merced se puede ver la Columna de la Constitución, última construcción colonial en Comayagua. Conmemora la Constitución de Cádiz, de 1812, y fue restaurada en 2001 con la colaboración de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Se le conoce también como 'La Picota' porque en ese lugar se realizaban las ejecuciones públicas. También se dice que marca el centro geográfico de América.
Muy cerca, el Paseo de la Alameda que se prolonga con el Paseo de los Murales, estupenda opción para disfrutar del mejor arte callejero y poder visitar la Caxa Real o Casa de la Moneda, donde se almacenaban los tributos de las Hibueras para la Corona española. En la misma ruta encontramos la Plaza de la Juventud, con el letrero de COMAYAGUA, justo frente a la chocolatería Atucún, de parada inexcusable para catar el más preciado manjar. Pero esto merece un punto y aparte.
Cuando Efrén Elvir regresó de la emigración se encontró con que en Lomas de Cordero, en la aldea donde nació, abandonada durante años, habían desaparecido los cultivos tradicionales y lo único que resistía era el cacao. Aquello no coincidía con lo que había aprendido en sus estudios de ingeniería agroindustrial ni con lo que decían los manuales, que hablaban de otras altitudes y de una producción de hasta 25 años, cuando estaba descubriendo matas de cien años con rendimiento óptimo. Y ahí empezó todo: rescató y seleccionó semillas de cacao ("comida de dioses"), "que ya estaba allí cuando llegó el abuelo"; sembró y recolectó como lo hicieron los lencas en Yarumela o Chircal, que estaba por estos valles hace 2.000 años, con unas semillas probablemente traídas por los olmecas, "que a donde iban llevaban el cacao" (que también era moneda de cambio)...
Y nació Atucún, el cacao como vehículo de cultura; decidió hacer pinol y pretendió hacerlo sólo de cacao, pero al molerlo no conseguía polvo, sino pasta; ahora hace chocolate y mucho más. Los productos que maneja Efrén, el maíz silvestre, el chile, la vainilla, el cacao, todo, de Las Montañas de Comayagua; su lema es: "del grano a la barra" o "del árbol a la barra". De Atucún sale además vinagre de cacao; se elabora un producto energético y un licor, ambos de cascarilla; se investiga sobre la metformina, "que no está en los chocolates pero sí en el cacao". El cacao da para mucho y reconoce Efrén que alguna vez se le pasa por la cabeza crear un apartado para formación de maestros chocolateros especiales. Y también profundiza sobre el "cacao ceremonial"..., porque tiene muy claro que "nuestro cuerpo está hecho de maíz y nuestra alma, de cacao".
Unas magníficas sensaciones y muchos temas para reflexionar, al despedirnos de Comayagua..., por el momento. Entre los estupendos establecimientos para recordar, están el Hotel Antigua Comayagua, a dos manzanas de la catedral, y el Restaurante El Novillo, en el Paseo la Alameda, ambos recomendables.
Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa
(1) La de la capitalidad fue una etapa muy complicada: "durante 56 años, 49 gobernantes", nos cuenta el guía Ismael Caballero, que también nos habla de las diferencias sociales y de la discriminación de los indígenas por parte de criollos y españoles en el período colonial; y de la "guerra del fútbol", que " en realidad fue de lucha por el territorio, la pelea por los siete bolsones", en una época (iniciando el último tercio del siglo XX) en que los inmigrantes salvadoreños en Honduras superaban en número a los hondureños, aunque la verdadera razón del conflicto fuese la eterna reivindicación (la tierra para el que la trabaja) de jornaleros frente a terratenientes, en ambos países.
(2) Una placa colocada en la torre explica: "El reloj fue repartido como botín de guerra al Duque de Cocentaina, el obispo que nombran en Comayagua era sobrino del duque y le expresó: cuando tengas tu iglesia te doy mi reloj de la Alhambra para que lo instales en ella" (Consultada la página de la Real Academia de la Historia, hallamos que es Condado y no Ducado, el de la Cocentaina; y también que el obispo, fray Jerónimo, era hijo del Conde, no sobrino). La historia nos dice que el primer obispo de Comayagua (obispo de Honduras entre 1556 y 1575), fray Jerónimo de Corella, era hijo del Conde de la Cocentaina, de quien recibió el reloj "para colocarlo en la Catedral de Comayagua. Dicho reloj es de manufactura árabe y lo obtuvo en la toma de Granada, España, como botín de guerra en 1492. Está considerado uno de los más antiguos de América en funcionamiento". El 26 de abril de 1554 se le comunica a fray Jerónimo que ha sido nombrado obispo de Honduras; en los primeros meses de 1558 llegó a Trujillo, que era la sede episcopal, y pasó a la historia por trasladar la sede de su obispado desde la ciudad portuaria de Trujillo a la de Valladolid de Comayagua, descartando Tegucigalpa, San Pedro Sula y Gracias, "debido a los innumerables problemas que presentaban".
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