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El Salvador, pulgarcito de América
EXPRESO - 27.10.2017
Con naturalidad Seguimos con nuestro particular periplo por el occidente salvadoreño afianzándonos en la percepción de tranquilidad y amabilidad de su gente
Con naturalidad
Seguimos con nuestro particular periplo por el occidente salvadoreño afianzándonos en la percepción de tranquilidad y amabilidad de su gente. Sobre todo, naturalidad. Los escolares cruzan las plazas con sus mochilas, los mercados están a rebosar, las iglesias con las puertas abiertas de par en par... Y también tuvimos oportunidad de conversar con dos miembros de la policía turística, que, además de asistir, orientar y ocuparse de la seguridad, velan por la protección del patrimonio. Uno de ellos es especialista en primeros auxilios y el otro en rescate acuático. Ante nuestras dudas, nos explican que cualquier viajero puede contar con asistencia policial para desplazarse por el país, incluso a título individual, simplemente con solicitarlo. Continuamos, pues, con el relato cronológio de esta segunda jornada y encuentros dentro y fuera del programa, pero siempre gratificantes. Siempre con naturalidad.
Concepción de Ataco, en plena 'Ruta de las Flores', aún nos reservaba buenos ratos. Muy cerca, en dirección a Apaneca, nos encontramos de nuevo con un lugar mágico, donde las antigüedades rivalizan con las flores, con capilla para bodas, además de vivero de plantas para la venta... es el Jardín de Celeste, un lugar ideal para quedarse disfrutando de una de sus cabañas rústicas, totalmente equipadas y rodeadas de cafetales. En esta ocasión no puede ser, pero nos tomamos un buen desayuno salvadoreño a base de verduras, frijoles refritos, queso, plátano frito y jugo de fruta, además de un aromático café; nos espera una larga jornada.
Nuestra próxima cita, aún en Ataco, era el 'Beneficio el Carmen', una plantación y factoría de transformación del café, fundada en 1930 por Agustín Alfaro y que va por la cuarta generación. Se trata de conocer todo el proceso de la mano de un guía especializado, desde 'uva' a 'oro fino', pero esa historia bien merece un capítulo aparte.
Cerca de Ahuachapán, rumbo a nuestra primera cita arqueológica, nos cruzamos con dos leñadores que usan peculiares carretas artesanales para transportar su producto hasta el pueblo. Les llaman carretas de baleros y nos resultan familiares por su semejanza con carros o carrilanas artesanales de madera que se utilizan en algunas zonas rurales de España para competiciones de velocidad en vertiginosos descensos. El eje delantero se maneja con los pies, sirviendo de dirección, y se frena con una palanca que acciona dos zapatas sobre las ruedas traseras. La única diferencia es que éstas salvadoreñas son más largas y con un espacio para la carga. Un oficio humilde y duro en un país en que el combustible más usado para cocinar es la leña.
Pronto arribamos a la primera escala para conocer algunos vestigios pétreos precolombinos. En el sitio arqueológico de Tazumal, municipio de Chalchuapa, la construcción principal es de forma piramidal, de 24 metros de altura, realizada al menos en trece etapas entre los años 100 y 800 d. de C. La excavación se inició en los años 40 del siglo XX y los muros, inicialmente de piedra y barro, se recubrieron con mortero de cemento. Se conservan restos de canales de drenaje, tumbas, pirámides y templos. Se considera que corresponde a un asentamiento maya, abandonado hacia 1200 d. de C., y forma parte del área arqueológica de Chalchuapa.
Obligada parada es Santa Ana, capital departamental y segunda ciudad de El Salvador, que tuvo su esplendor en los años dorados del café, hasta el punto de disputarse la capitalidad con San Salvador. Su núcleo histórico fue declarado Centro de Interés Turístico Nacional el 4 de diciembre del 2013. Al año siguiente, en la Feria de Pueblos Vivos 2014, obtuvo el primer lugar a nivel nacional en la categoría Historia y Arquitectura y también como Pueblo con Encanto Cultural.
Santa Ana conserva gran número de edificios neoclásicos y lo más representativo de su arquitectura lo hallamos rodeando el Parque Libertad, su principal plaza. Allí podemos visitar la Alcaldía, la Catedral, de estilo neogótico construida entre 1906 y 1913, el Teatro, el Casino Santaneco, el Centro de Artes de Occidente... Es admirada por su historia y patrimonio, su riqueza cultural y su belleza, todo lo cual le ha proporcionado muchos sobrenombres a lo largo de los años: Santa Ana la Grande, Ciudad Heroica, Ciudad Morena, Ciudad de Mujeres Bellas... Y, si nos remontamos en la historia, tenemos que su origen probablemente se encuentra en la época de dominación maya-pocomana, siendo su nombre náhuat, atribuido a los pipiles, Sihuatehuacán, que significa 'Lugar de mujeres sacerdotisas'.
Nos desviamos de la ruta principal lo justo para almorzar a orillas del Lago de Coatepeque, antes de la última visita histórica del día en las proximidades de San Juan Opico. Se trata de un auténtico tesoro de la cultura maya, por eso no sorprende el nombre de alhaja con que ha sido bautizado: la Joya de Cerén. Son los vestigios de un poblado de agricultores repentinamente sepultado por la erupción del volcán Caldera de Ilopango en torno al año 600 d. de C. Esa circunstancia, por la que también es conocido como la Pompeya americana, lo convierte en el único testimonio real de la vida cotidiana de los mayas en aquella época.
Ha permanecido oculto por trece capas de cenizas volcánicas casi quince siglos y es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1993. Tenemos a la vista las casas, los sistemas constructivos, los objetos personales y herramientas, animales domésticos, cultivos, semillas, comida, huellas... Un testimonio excepcional de los pobladores mesoamericanos de esa época. No se encontraron restos humanos por lo que se cree que la población, alertada, abandonó el lugar poco antes de la erupción.
Queremos resaltar aquí que con los tikets de acceso se incluye el servicio de guía y no se admiten propinas. Los detalles para la visita se encuentran fácilmente a través de Internet.
El Salvador, 2017. Con naturalidad.
Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa
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