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La 'Ecovia do Rabaçal', perfecto señuelo para volver al paraíso de Valpaços
EXPRESO - 30.09.2020
Portugal nos enamora una vez más. El término trasmontano de Valpaços, laberinto de valles y montañas, es un territorio mimado por la naturaleza. Ese lugar idílico con el que sueña todo ciudadano, sobre todo en tiempos de pandemias y retiros forzados. La natural vida silvestre en las cuencas de los ríos Calvo y Rabaçal se ha ido enriqueciendo durante siglos con el racional dominio del hombre, que ha añadido los múltiples cultivos que modulan el paisaje, entre los que sobresalen sotos, viñedos y olivares.
No es de extrañar, pues, que el recibimiento clásico consista en la exhibición de sus productos estrella, la castaña, el vino y el aceite. Y lugar preferido, la Casa do Vinho (Casa del Vino), el mejor espacio interactivo para conocer la cultura y la historia de la viña. Dispone de bodega, museo y exposición de productos típicos de la región. Es además el lugar adecuado para asistir a una cata guiada, bien sea de aceite o de vino. La actividad agraria más importante de Valpaços, desde hace muchos años, es la vitivinicultura. Actualmente las castas más cultivadas son, entre las blancas, síria, Fernão Pires, arinto, malvasia, bastardo branco, bastardo russo, gouveio y verdelho; En las tintas destacan: tinta amarela, bastardo, tinta carvalha, touriga nacional, touriga franca y tinta roriz.
Sin duda, la gastronomía y el vino son poderosos alicientes para visitar esta comarca, pero esta vez, además, nos atrae la naturaleza y el senderismo, así que vayamos alternando las experiencias a la vez que recorremos su geografía.
La 'ecovía do Rabaçal', con una longitud de 48 kilómetros sin interrupción, tiene sus cabeceras en Tinhela (río Calvo) y Sonim (río Rabaçal), al Norte, y Lilela, aguas abajo de la 'foz do río Torto', al Sur. Su punto de referencia y centro geográfico es la 'Praia fluvial do Rabaçal', precisamente entre los puentes 'do Arquinho' y el de Vale de Telhas, en plena Vía XVII del imperio romano, que comunicaba Bracara Augusta (Braga) con Asturica Augusta (Astorga). Está previsto el recorrido en tres tramos: PR1-VLP. De Sonim a Praia Fluvial, distancia 13,8 km y grado de dificultad 'fácil'; PR2-VLP. De Praia Fluvial a Lilela, distancia 15,3 km y grado de dificultad 'medio'; PR3-VLP. De Tinhela a Praia Fluvial, distancia 19,6 km y grado de dificultad medio. En cualquier caso, si tenemos la suerte de contar con el apoyo y asesoramiento del equipo de 'NATURTHOUGHTS Turismo de Natureza', liderados por Domingos Pires y João Neves, todo irá sobre ruedas. Este equipo, además de introducirnos en los aspectos deportivos y de aventura que nos atrapan, nos va ilustrando sobre la fauna y flora silvestres a la vez que sobre la historia, la etnografía y los cultivos actuales, a medida que avanzamos en el camino.
El olivo fue introducido en esta zona hace unos quinientos años y tradicionalmente se encontraba sobre todo bordeando los viñedos. Aún es posible visitar antiguos lagares de aceite que operaban con los procedimientos tradicionales. En los últimos años surgen nuevos olivares, dedicados sobre todo a las variedades verdeal transmontana, madural y cobrançosa. Otros frutales tradicionales que también están actualmente en alza son las higueras y los almendros, que van ocupando tierras dedicadas antiguamente a cereales y otros cultivos.
En realidad las tierras de labranza se extienden entre ambos ríos y a orillas del Calvo, cuyas aguas se aprovechan desde tiempos inmemoriales "para regar prados y linares", como relataba en 1758 el padre João Nogueira Souto, quien añadía: "sin embargo, no todo el término es labradío, en las vertientes que dan acceso al Río Rabaçal y en algunos trozos del Calvo la agricultura es impracticable, porque sus márgenes y laderas son infértiles y despeñaderos".
En uno de estos tramos agrestes, "un paisaje magnífico con un valle profundo y salvaje", se encuentra la 'vía ferrata del Rabaçal' la mayor infraestructura de este tipo al norte del Duero. Está prácticamente a medio camino del tramo PR1-VLP, entre Sonim y la Playa Fluvial del Rabaçal. El ascenso, de unos sesenta metros, tiene su punto más intenso al inicio, con 'pendiente negativa' en el primer peñasco. Uno de esos puntos en los que, los no iniciados en el montañismo, sentimos que las piernas tienden a temblar y el cerebro ha de poner orden inmediatamente para no bloquear los movimientos. Superado este escollo, el peor enemigo es, en verano, la alta temperatura, que ralentiza el avance. La adrenalina vuelve a desatarse en el tramo final, caminando sobre un cable de acero, para afrontar el último risco vertical ya a la sombra de un roble.
Una de las ventajas de esta etapa es la cercanía de Sonim, que ofrece la posibilidad de probar uno de los mejores blancos de la zona, Encostas de Sonim, elaborado con las castas autóctonas códega de Larinho, viosinho y arinto, "ideal para ser bebido en buenas compañías", según reza su etiqueta. Pero estamos en tierra de tintos y, para ser justos, es preciso destacar que el buque insignia de esta bodega es el 'Encostas de Sonim Vinhas Velhas – Grande Reserva 2016", fermentado en lagares de granito a partir de racimos vendimiados antes del amanecer. Una delicia que hace grande la Denominação de origem controlada Trás-os-Montes. Ha sido un buen colofón al esfuerzo de la Vía ferrata del Rabaçal y es hora de volver al camino.
Una etapa más asequible y apta para todas las edades es la que, partiendo de Tinhela, nos oxigena entre robles y codesos, siguiendo el río Calvo, salpicado antaño de molinos y caseríos, cuyos muros desnudos siguen contando sus historias de aislamiento y economías de subsistencia, superadas hace décadas. Ruta que nos lleva a parroquias históricas como Santa Valha y Fornos do Pinhal (*), donde tenemos oportunidad de hollar los lagares excavados en la roca, además e visitar un museo etnográfico. Esta última 'freguesía' se enmarca en la llamada 'terra quente' (tierra caliente), en contraposición con la 'terra fria', que también enontramos dentro de este municipio de Valpaços. Los cultivos marcan perfectamente esta división, que en realidad depende de la altitud, encontrándonos porciones de terra fria inclusas en la terra quente y viceversa. Olivos, almendros, vides y alcornoques, marcan esta última, mientras los sotos de castaños nos indican la llegada a la montaña.
De un modo u otro, las caminatas tienen la virtud de quemar calorías y eliminar toxinas, paso imprescindible para iniciar nuevamente el ciclo vital y disfrutar de la buena mesa, que no es difícil en esta tierra, como ya se habrá adivinado. Y, mejor, no salirse de lo clásico; por ejemplo, un "coq au vin rouge", que, con su rimbombante nombre traspirenaico, es gallo en salsa de vino tinto y chocolate; o un sabrosísimo 'millo a la transmontana'; catados ambos en 'Azeite Q. B. Restaurante'. Más clásico si cabe es la freijoada sin par de la Quinta do Gago, en Sonim. Y no olvidemos que, además de vinos, aceites y otras delicias ya mencionadas, las verduras y el fumeiro son viandas principales. Las mejores alheiras, linguiças y presuntos siempre están en la mesa.
Un buen lugar para finalizar la ruta puede ser la Praia Fluvial do Rabaçal, donde el valle se ensancha, los riscos se tornan en llanos labradíos y las frondosas riberas invitan al relax. El lugar ideal para descansar y darse un baño. Y, como el descanso también es cambiar de actividad, otra buena opción es la de realizar una excursión en canoa; hay posibilidad de alquilar las embarcaciones o de contratar recorridos guiados para grupos. En la orilla también hay servicio de bar.
Terminar las jornadas en tierras Valpaços y volver a la rutina, es iniciar ya la añoranza de su naturaleza y de sus gentes, deseando repetir la caminata y abastecerse nuevamente de sabrosos vinos, aceites y fumeiro. Un aliciente a mayores, para los españoles, es la proximidad a las regiones de Galicia, Asturias, Castilla y León, con las que se comunica por buenas carreteras, teniendo en cuenta además que está más cerca de Madrid que de Lisboa. Todo un lujo, aquí mismo. Nos vemos pronto.
Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa y Pilar Alonso Canto
(*) Un libro imprescindible para los estudiosos de la etnografía: Fornos do Pinhal – Valpaços. Historia e Tradições, de Jorge José Alves Ferreira, editado por la Câmara Municipal de Valpaços.
Referencias:
Azeite q.b. https://www.facebook.com/Azeite-qb-380806851948692/
Hotel: Quinta Dona Adelaide, Valpaços
Valpaços https://valpacos.pt
Naturthoughts www.naturthoughts.com
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