Disfrutar de una Bretaña cercana y diferente

EXPRESO - 12.05.2021

Un regreso a lo esencial, un cambio de aires, descubrir el patrimonio o la gastronomía local de una forma diferente.

La francesa Bretaña y sus paisajes invitan al visitante a conectarse con lo que le rodea y salir de su zona de confort sin tener que irse a la otra punta del mundo y sin necesidad de coche.

Una noche en el canal

Gracias a una naturaleza protegida y a una red de 500 km de canales navegables, Bretaña lo tiene todo para garantizar una experiencia única e inolvidable. Al ritmo del agua y de sus esclusas, los preciosos paisajes del interior de Bretaña desfilan sin prisas, un increíble baño de naturaleza mecido por el trinar de los pájaros.

Y el camino de sirga, que se puede recorrer a pie o en bici, une los pintorescos pueblos y sus imponentes castillos que discurran a su vera. Josselin, Malestroit o Léon son algunos de estos lugares increíbles que forman parte del alma de Bretaña.

Sus callejuelas adoquinadas y sus fachadas de entramado de madera o de granito transportan al visitante a una Bretaña llena de autenticidad. Para disfrutar de los canales bretones, existe la posibilidad de alojarse en el agua gracias a agradables peniches amarradas en sus orillas o curiosas cabañas flotantes.

El Amarok, el Aventure Fluvial, el Armor, el Orphée o el Îlle Flottante, entre otras, ofrecen una experiencia única para disfrutar de la naturaleza y de los canales bajo las estrellas.

Dormir en el faro de l’île Vierge

Situado a 1,5 kilómetros de la costa norte bretona, el faro de l’île Vierge es un emblema del patrimonio bretón. Como el faro en la actualidad está automatizado, la preciosa torre que lo aloja conocerá una nueva vida gracias a una restauración que lo va a convertir en una casa rural de 150m2, con capacidad para 9 personas.

Si, ya de por sí, es una experiencia inolvidable hacer escala en esta isla para subir los 392 peldaños de su faro y disfrutar de las vistas, ¡imagínate pasar la noche en la casa del farero! Rodeado de una naturaleza protegida y muy bien conservada, el proyecto de restauración asumió distintas iniciativas con el fín de preservar este valioso entorna.

En un sitio donde la naturaleza sigue siendo la reina la única huella que queda es el recuerdo de la estancia en esta isla excepcional.

Navegar entre delfines, aves y faros

En Saint-Guénolé, los guías marinos d’Archipel esperan a los visitantes para disfrutar de una excursión al aire libre con una escala en la isla de Sein. Durante este paseo en alta mar, rodeado de delfines y aves, uno se acerca a los faros de Ar Men y de la Vieille, descubriendo una fauna excepcional.

Al zarpar vemos el faro de Eckmülh y la inmensa playa de La Torche, la más larga de Bretaña, antes de dirigirnos mar adentro. La ruta sigue hacia el impresionante faro de la Vieille, frente a la punta Saint-Mathieu, y continua una merecida parada la isla de Sein.

A la vuelta, el barco se acerca al que los fareros llamaban ‘el Infierno de los infiernos’, el faro de Ar Men.

Una microaventura en Bretaña

Las microaventuras son, como su nombre indica, aventuras cercanas y breves, experiencias intensas que nos convierten en viajero antes que en turista. Cada momento se vive plenamente por lo que se quedará para siempre en nuestra memoria. Bretaña es un terreno de juego ideal para escaparse y vivir una experiencia sencilla e intensa a la vez.

Varios especialistas bretones proponen microaventuras para todos los gustos, tanto para los deportistas como para los amantes de la contemplación. Una amplia oferta que seduce cada vez más a los viajeros post Covid, deseosos de naturaleza en estado puro. 

Ruta en kayak cerca de la isla de Groix

En el sur de Bretaña, Camino Kayak propone una aventura guiada durante dos días, alternando kayak y acampada en plena naturaleza. La salida se hace en Ploemeur, cerca de Lorient. Gracias a Vincent, auténtico aventurero y guía experimentado, los participantes descubren las curiosidades naturales de la isla de Groix y de sus alrededores.

Bordear la reserva ornitológica para observar las especies de aves marinas, distinguir los tesoros mineralógicos de la punta de Les Chats o pararse en la famosa playa de Les Grands Sables, con su sorprendente forma cóncava, son solo algunas de las muchas experiencias únicas que viven los participantes

De Dinard al Monte Saint-Michel

Visitar la bahía del Monte Saint-Michel en bici, caminar por el mítico sendero de los aduaneros, recorrer el río Rance en paddle surf o en canoa desde un pueblo histórico... Esta microaventura de 4 días permite disfrutar de la naturaleza y descubrir los tesoros de la costa Esmeralda de un modo activo y agradable.

El pueblo de Dol-de-Bretagne es el campo base para vivir una nueva aventura cada día. Con el Monte Saint-Michel como telón de fondo, el itinerario empieza recorriendo en bici la mítica bahía entre Cancale y Granville parando para disfrutar de una sesión de carrovelismo.

El itinerario sigue por Saint-Malo y sus animadas calles y llega a Dinard, el pueblo de estilo Belle-Époque de Bretaña. El regreso hacia Saint-Malo se hace a pie recorriendo el sendero de los aduaneros rodeado de los apacibles paisajes del río Rance y de la costa rocosa.

El último día se dedica a Dinan, una pequeña joya de la arquitectura medieval que se encuentra a 30 minutos en tren. Después de recorrer su muralla y sus callejuelas adoquinadas bordeadas de casas de entramado de madera, la ruta sigue río abajo hacia el típico pueblo de Léhon alquilando una canoa o un paddle.

Expreso. Redacción. A.F

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