Siete ciudades escocesas y sus alrededores para explorar en un fin de semana

Escocia tiene siete hermosas ciudades, cada una con un carácter único y un sinfín de tesoros ocultos. Desde la colorida capital, Edimburgo, y la Ciudad del Diseño de la UNESCO, Dundee, hasta Inverness, en el corazón de las Highlands, cada una de ellas tiene un encanto especial y merece ser explorada.

Todas ellas fácilmente accesibles desde cualquier parte del Reino Unido en transporte público o en coche y desde España con vuelos directos desde los principales aeropuertos. Las urbes escocesas son el destino perfecto para un largo fin de semana, puesto que permiten combinar los atractivos de la ciudad con la quietud del entorno natural.

Empezando por la capital, Edimburgo, con sus singulares barrios, que permiten descubrir las varias caras de la ciudad. Desde Morningside y Bruntsfield, conocidos por sus numerosas cafeterías, hasta Leith, donde rememorar el pasado pesquero de la ciudad, pasando por Stockbridge y sus tiendas de segunda mano. Edimburgo es, además, el enclave perfecto para descubrir los Scottish Borders, con sus abadías medievales y sus colinas suaves que se extienden hacia la costa.

Siguiendo hacia Stirling, que ha dejado huella en la historia por la batalla de Bannockburn y por su imponente castillo que vio nacer al rey Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia. Conserva numerosos edificios del siglo XVI y de finales del siglo XIX, como las Galerías o el Stirling Highland Hotel. Pernoctando en Stirling permite sacarle el máximo partido a la ciudad y explorar el Parque Nacional de Lago Lomond y Trossachs, ya sea a pie, en bicicleta o a través de un pasaje en barco para descubrir las veintidós islas del lago. O, ¿por qué no hacer una visita al pueblecito de Dollar, visitando el castillo Campbell que ofrece una panorámica increíble del valle de Dollar (Dollar Glen)?

De camino hacia Perth, el boscoso paisaje que cambia en cada estación merece una parada para ser admirado. El Jardín Branklyn, a pocos pasos del centro y con una gran variedad de especies únicas y plantas exóticas, junto al Palacio de Scone, situado justo a las afueras, son de visita obligada. La ciudad es el punto de partida de varios senderos perfectos para los amantes de la naturaleza, tanto en el Parque Natural Nacional de Cairngorms, como en la región vecina de Fife, con ciudades emblemáticas como Dunfermline y pueblos de postal.

Continuando hacia la costa para desvelar los misterios de Dundee, la ciudad que Mary B Shelley usó como inspiración para escribir Frankenstein y que, como un ave Fénix renaciendo de sus cenizas, se ha transformado en una ciudad dinámica e innovadora. Las atracciones que rememoran el pasado de la ciudad como el museo del yute Verdant Works o el barco que llevó la primera expedición científica a la Antártida, el RRS Discovery, no han perdido ni una pizca de su atractivo. No obstante, las nuevas joyas como el Museo V&A también merecen una visita. Desde Dundee se puede acceder fácilmente a la espectacular zona montañosa de los Angus Glens o a la costa, con sitios tan relevantes como la abadía de Arbroath.

Fuertemente vinculada al mar, Aberdeen muestra su pasado en su Museo Marítimo, a pocos pasos del corazón de la ciudad, en Marischal College. Desde el puerto parten varios ferris de NorthLink Ferries hacia las islas Orcadas y las islas Shetland, aunque la ciudad es un lugar excelente para recorrer la ruta de los castillos de Aberdeenshire o los varios faros situados a lo largo de la costa, como el de Fraserburgh o el de Rattray Head.

Inverness es ideal para aquellos ansiosos por desvelar los secretos mejor guardados de Escocia, puesto que la península de Wester Ross se encuentra a poco más de una hora de la ciudad. Aparte de acceder a las islas del río Ness, que cruza la ciudad, y visitar el campo de batalla de Culloden, en las afueras se pueden avistar delfines y ballenas en la costa de Moray, ya sea en el Centro de Delfines de Escocia o en una excursión guiada en barco.

Finalmente, la vibrante Glasgow es sinónimo de cultura. La ciudad acoge a diario conciertos de música de todos los géneros y los murales repartidos por varias calles del centro, son un museo de arte al aire libre. El legado del artista Charles Rennie Mackintosh está por toda la ciudad, desde los interiores del salón de té Mackintosh at the Willow hasta House for an Art Lover. Su proximidad con la costa oeste permite embarcarse en el ferri de CalMac Ferries para visitar las islas de Bute o Arran en un solo día, u observar las constelaciones en el Parque de Cielo Oscuro de Galloway.

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Fotografías: © VisitScotland / Kenny Lam / Discover Fraserburgh / Discover Clackmannanshire / Damian Shields / Jakub Iwanicki