Tamal de cazuela en Rancho Palma, sabores imborrables de Cuba

EXPRESO - 03.09.2012

Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa

Rancho Palma es uno de esos puntos afortunadamente inevitables para el viajero que atraviesa la provincia cubana de Ciego de Ávila, antes de aventurarse en los cayos del Archipiélago de Camagüey, también conocidos como ‘Jardines del Rey’, o, como en nuestro caso, regresando ya de Cayo Guillermo y Cayo Coco, antes de emprender la vuelta a la Habana.
No puedo escatimar elogios para este restaurante ‘campestre’, porque, aunque la afabilidad de su gente está en la línea de la que nos encontramos en todo el periplo, en nuestras papilas gustativas se ha grabado el regusto de sus guisos en la lista de los imborrables.
Ahora les cuento el menú completo, pero permítanme que me explaye con el ‘tamal en cazuela’. Un ejemplo más de que, con ingredientes básicos, humildes, se puede lograr un resultado refinado, sublime…
Ante todo hemos de aclarar que este plato ni se parece al tamal descrito en el diccionario de la RAE (e incluso en alguna enciclopedia), que viene a ser como una empanada o empanadilla envuelta en hojas de plátano o de maíz. Ese es el ‘tamal de hoja’. Tampoco se trata de la ‘cazuela de harina’, más habitual en México (y que allí denominan tamal en cazuela).
El ‘tamal en cazuela’ que hemos degustado en Rancho Palma es un plato de cuchara. Espeso, pero de cuchara. La base es el maíz tierno (ni tierno ni hecho, dice algún experto), del que se exprime hasta el corazón de la mazorca, que allí llaman tusa, para que suelte su leche; carne de cerdo picada; condimentos, a base de tomate, cebolla, ajo, ají, pimienta en polvo y sal (sin olvidar la naranja agria, dicen otros); manteca y fuego lento.
Claro que todo ello ha de pasar por las manos del magnífico equipo de cocineros de Rancho Palma, formado por Noel González, Idel Ávila, Jiuvel Moreno y Horacio Luna, que conocen los intríngulis de los fogones como nadie, para alcanzar tal perfección de sabor.
El resto del menú estaba a la altura tal excelencia y, aunque se trataba de bufé libre, sólo mencionaré los platos catados por mí. Papaya y piña para abrir boca; degustación de una espléndida mantequilla, hecha y aliñada en el rancho, como aperitivo; tamal en cazuela, repitiendo, y de postre sólo una cucharada de un suculento arroz con leche.
Como se deduce, este extraordinario restaurante no precisa de otros reclamos, sin embargo ofrece al visitante la oportunidad de conocer los pormenores de la vida campestre, con multitud de animales domésticos (y alguno metálico, como la cigüeña sobre raíles, que se puede usar), exhibición de caballos y, como siempre en Cuba, un excelente conjunto de música autóctona, que nos recibe con entusiasmo y ameniza toda la comida.
Rancho Palma, que pertenece al Grupo Empresarial Extrahotelero Palmares, está a 8 km de Morón, en dirección a Bolivia, en la provincia cubana de Ciego de Ávila. No se lo pierdan.
 
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