Menú de navegación
Las mejores terrazas de Lisboa
EXPRESO - 16.08.2013
Ana Bustabad Alonso y Federico Ruiz de Andrés El clima de Lisboa y la cantidad de rincones coquetos de la capital portuguesa hacen de ella una ciudad propicia para disfrutar al aire libre
Ana Bustabad Alonso y Federico Ruiz de Andrés
El clima de Lisboa y la cantidad de rincones coquetos de la capital portuguesa hacen de ella una ciudad propicia para disfrutar al aire libre. Será por eso que no hay casi calle, plaza o azotea que no saque las mesas afuera con el buen tiempo, que aquí dura muchos meses al año.
En cualquier barrio, histórico o nuevo, se pueden encontrar terrazas donde comer, tomarse una copa o simplemente un café. Pero también otras más sorprendentes. Los portugueses las llaman esplanadas, y las hay perfectas para mirar, para esconderse, para saborear, para dejarse ver, para enamorarse… Estas te van a encantar.
Las mejores terrazas de Lisboa PARA:
Con siete colinas que permiten vistas espectaculares, aquí es casi un deporte nacional.
|
Cocina de siempre, propuestas innovadoras o sabores del resto del mundo, tú eliges.
|
|||
Te descubrimos las esplanadas más románticas, los mejores lugares para disfrutar a dos.
|
Cosmopolitas, intensas, las mejores terrazas de Lisboa para ver y sobre todo que te vean.
|
|||
Verás que hay terrazas sorprendentes para hacer deporte, ir de compras o aparcar.
|
Rincones íntimos, coquetos, tranquilos, para que solo te encuentre quien tú decidas.
|
Callejeando verás muchas más terrazas. Algunas tan pequeñas que solo cuentan con una mesa y dos sillas; otras, todavía inaccesibles. Si te enamora alguna, cuéntanoslo sin falta para disfrutarla en el próximo viaje. Mientras, aquí te dejamos nuestras terrazas preferidas, y una GUÍA PRÁCTICA para que no pierdas el tiempo buscando. Te espera Lisboa.
PARA MIRAR
En Lisboa mirar es casi un deporte nacional. Las siete colinas sobre las que se asienta la capital portuguesa -¿solo son siete?- permiten vistas espectaculares, perspectivas que se transforman con la luz del mediodía, con el atardecer, suscitando siempre emociones nuevas.
Miradores hay muchos, pero acércate a uno de los menos conocidos, el del Torel. Íntimo, coqueto, rodeado de un parque donde leer tranquilamente a la sombra, y con terraza, la Esplanada do Torel. Para llegar, toma el mítico Ascensor do Lavra, el primero que se abrió en Lisboa, es Monumento Nacional.
Más turísticos, los miradores de San Pedro de Alcántara Belveder o Graça, que ahora lleva el nombre de la escritora Sophia de Mello Breyner, tienen también terrazas. El tranvía 28, el más famoso, serpentea hasta aquí por calles angostas y empinadas, y te lleva al Largo das Portas do Sol, cuyo restaurante ha estrenado hace poco una terraza blanca maravillosa.
Subirse en uno de los tranvías –elétricos- antiguos es una experiencia imprescindible en Lisboa, pero olvídate del 28, que siempre va lleno, y toma cualquier otro. Te llevará por lugares diferentes que te sorprenderán, la ciudad entera es una sorpresa.
En la parte más alta, justo sobre la bandera roja y verde que preside el parque Eduardo VII, el 12 Bistró & Terrace tiene una de las terrazas de moda, y las vistas llegan al mismísimo Tajo. Comida mediterránea en un ambiente informal pero chic.
Otro lugar fantástico para terracear es la zona ribeirinha, donde encontrarás cantidad de tascas con esplanada asomadas al río Tajo, que en portugués se llama Tejo. Desde el Cais do Sodré sigue la ribera hacia el oeste por la avenida 24 de Julho y verás en lo alto la arquitectura acristalada de Le Chat, con su terraza asomada a la zona portuaria. Buenos cócteles y buena música, de día y de noche.
Un poco más adelante, sofisticada y visualmente ligera, como sus platos, es la terraza del Doca de Santo, perfecta para cenar entre palmeras. Bajo el puente 25 de abril, no es la única de estas ‘docas’, antiguas naves portuarias reconvertidas en locales de ocio, que merece la pena visitar.
Al otro lado de la ciudad, siguiendo la línea del río hasta la estación de Santa Apolonia, en el Cais da Pedra encontrarás otro lugar sabroso con fantástica terraza a la orillas del río, Bica do Sapato.
PARA SABOREAR
Bajo el castillo donde se forjó la leyenda de este soldado portugués, la plaza de Martim Moniz es ahora un espacio divertido, multicultural y sabroso. Desde que el presidente de la Cámara Municipal trasladó aquí su despacho, este barrio se ha puesto de moda, y la plaza ofrece terrazas con sabores de todas partes del mundo. Imprescindible.
Otra terraza muy apetitosa en pleno centro es la del restaurante Zambeze, que fusiona comida portuguesa con toques mozambiqueños en la azotea del mercado Chao do Loureiro, ahora un aparcamiento.
No te pierdas su Bacalao marinado en aceite virgen, las Cataplanas de pescado, el Tranche de peixe em leite de coco, o el Arroz de cabrito a moçambicana. Te encantarán también su vino blanco y el queso, que proceden de su quinta Casa da Ínsua. Tras la comida, disfruta de su espacio lounge con vistas.
Mucho más escondido, en pleno barrio del Chiado, está el ‘Patio de Siza’, uno espacio muy agradable donde varios restaurantes abren cada día sus terrazas. Un arco señala su entrada bajando la Rua Garret por la acera derecha. Una de las más especiales es la del Espazo Fábulas, no te vayas sin ver sus máquinas de coser antiguas.
En la misma calle pero un poco más arriba, la terraza de la pastelería Benard ofrece el mejor bolo rei –algo así como un roscón de reyes- de toda Lisboa. Fundada en 1868, elabora además deliciosos cruasanes. En la parte trasera, un buen restaurante de toda la vida, en el que por cierto se puede fumar.
A orillas del Tajo, en la Doca de Santo Amaro, te espera el 5 Océanos. Tanto su terraza como su interior luminoso con elementos náuticos son una buena opción para comer pescados y mariscos de excelente calidad.
Si te apetece un postre realmente bueno, sube hasta la última planta del hotel Tivoli Lisboa, en la Avenida da Liberdade. En la terraza de su restaurante, que además se llama Terraço, pide una sopa de morangos (fresas), y déjate llevar.
Es una antigua receta procedente de Angola que cocinan en tu propia mesa. Kirsch, brandy de cereza, Grand Marnier, azúcar, son algunos de los ingredientes que caramelizan despacio, sobre las llamas. Sencillamente impresionante.
PARA ENAMORARSE
Cada primer sábado de los meses de verano, la azotea del castillo de san Jorge se llena con parejas enlazadas a ritmo de tango. Son las noches de Milonga, una de las múltiples actividades que se programan en este monumento emblemático a lo largo de todo el año.
Para continuar el romance, dos terrazas más en el mismo recinto. La de la elegante Casa do Leao, y la del Café do Castelo, entre pinos, ambas gestionadas por Pousadas. No te pierdas los leones de piedra asomados a la ciudad. Ni las terrazas improvisadas entre cañones que ofrecen las murallas más antiguas de Lisboa.
Cosmopolita, profundamente urbana y con una vista de 180º en pleno centro –que pronto será de más con la anexión del edificio contiguo- el hotel Altis Avenida cuenta con una de las mejores terrazas de la capital portuguesa, Rossio. Está en la séptima planta, con la Avenida da Liberdade a tus pies, suena siempre buena música, y desde aquí casi se puede tocar la preciosa estación de san Bento.
Perfecta para tomar un buen vino de Porto en compañía, o para deleitarse con un té de tarde al más perfecto estilo portugués. No hay que perderse la escalera original del edificio, con toques art decó, ni el mural de azulejos tradicionales que se conserva en el bar. Para que la noche sea perfecta, reserva la habitación 605, a pesar de ser pequeña, es la más bonita y luminosa del hotel.
Escondida en el antiguo barrio de Alfama se encuentra otra de las esplanadas más románticas de Lisboa, la del Chapito. El colorido patio interior donde ensayan los alumnos de esta escuela de malabarismo, danza y payasos, más bien un jardín con calçada portuguesa, se convierte cada verano en una terraza para comer o tomar algo refrescante. Preciosa la vista de Lisboa desde la parte cubierta.
Además de platos fuertes, el menú incluye, petiscos, ensaladas y tostas con algún toque de humor como las ‘batatas da troika, cáscaras de patata frita con alioli y ketchup casero. Te encantarán sus colores amarillos, ocres, las flores en las mesas. En invierno el restaurante continúa abierto, y la terraza se reduce a un diminuto balcón con tres mesas coloridas desde las que se ve el patio.
No necesitas carnet de prensa para atravesar la puerta verde que da entrada al Clube de Jornalistas en la Rua das Trinas, en pleno barrio de Lapa. Sus salas tienen una decoración sencilla y agradable, pero lo mejor con diferencia es su terraza, más bien un jardín, con enormes jacarandas bajo las que disfrutar de su cocina mediterránea.
Para una noche especial escoge la terraza del Urban Beach, en el Cais da Viscondessa, que es bar, restaurante y discoteca en uno. Además de la vista, espectacular, te encantarán los asientos en la mismísima arena. Abre de jueves a sábado.
PARA DEJARSE VER
El Bairro Alto sigue de moda desde hace ocho años, cuando abrió como el hotel boutique más lujoso de la ciudad, seguramente porque ofrece un servicio de cinco estrellas con solo 55 habitaciones, lo que ha permitido a este pequeño alojamiento formar parte de los Leading Hotels of the World.
Su terraza BA es una de las imprescindibles de la ciudad. Mejor a mediodía, cuando abre, o sobre las nueve de la noche, más tranquila. Abierta al Tejo y a los pueblos de enfrente, desde aquí se ve el trasiego de los barcos que cruzan el río.
No te pierdas sus cócteles, buenísimo el de té helado con toques de coco, piña y hierbabuena fresca; sus ensaladas, o sándwiches como la ‘hamburguer Bairro Alto’. Si prefieres algo más sofisticado, el chef Vasco Lello prepara un fantástico arroz con berberechos, y platos de cocina portuguesa con toques internacionales.
Otra terraza hotelera donde se reúne la gente guapa es el Rooftop Bar, en el noveno piso del Mundial, en la plaza de Martim Moniz y muy cerca del Rossio. Cuando cae la tarde sus mesas blancas reflejan una luz muy especial y la música chill out ayuda a lograr la magia.
Más escondida, en lo alto de un añejo centro comercial de la Rúa da Misericordia, se encuentra la del Silk Club. Antes era un club solo para socios, y ahora está abierto al público desde las siete hasta la madrugada. Su terraza resulta perfecta para celebrar fiestas exclusivas, o simplemente saborear un buen sushi mientras su DJ residente se encarga de ambientar la noche.
La Praça do Comercio, antes Terreiro do Paço, cuenta también con muchas terrazas para ver y sobre todo para dejarse ver. En la del Ministerium Club, ubicado en el edificio del antiguo Ministério das Finanças, encontrarás la mejor música electrónica, house y techno del momento.
Antes de irte de esta plaza, sin duda una de las más bonitas del mundo, visita el recién estrenado Lisboa Story Centre, un viaje en el tiempo por la historia de la ciudad, y el Arco de la Rua Augusta, que acaba de abrir sus puertas al público por primera vez.
PARA SORPRENDERSE
Las terrazas lisboetas no solo sirven para comer o tomar algo. La del Four Seasons Hotel Ritz Lisboa, en la última planta, es una curiosa pista de atletismo donde puedes ponerte en forma durante todo el año mientras te recreas con la vista de 360º sobre la ciudad.
También las 174 habitaciones de este cinco estrellas tienen terraza, y cuenta con otra más grande en la primera planta, dividida entre el café y el restaurante. El servicio, de auténtico lujo.
¿Más sorpresas? La que te llevas al aparcar el coche en el parking Calçada do Combro en el Bairro Alto. En su planta sexta los automóviles comparten espacio con una terraza, auténtico oasis urbano. Si vas caminando, en la calle encontrarás un ascensor para subir directamente.
Pasea despacio entre el Jardin do Principe y el mirador de San Pedro de Alcántara. A medio camino te encontrarás con Lost in, una tienda alternativa, exótica, que vende objetos de todo el mundo.
Justo detrás, su colorida esplanada, donde las camas se han convertido en sillones comodísimos, y las sombrillas son collages de telas orientales. El Carril de gambas es su especialidad, pero prueba sus menús de sopa + tosta + café, baratos y sabrosos. Los jueves por la noche, además, puedes escuchar jazz en vivo.
A los amantes de los trenes les espera una terraza sorprendente justo al final de la estación de Santa Apolonia, a la que llegan el Surexpreso y el Lusitania desde España. Se trata del Clube Ferroviario, asomado a las vías, que no se ven casi, pero se oyen. Informal y divertida, en esta terraza con asientos de ferrocarril puedes disfrutar de cine clásico al aire libre, conciertos de jazz, o música de DJs.
Además de cócteles –prueba el mojito ferroviario-, ofrece especialidades como el Bombom de alheira, servido con ensalada y pan alentejano, o las Migas de bacalhau con couve lombarda y broa.
Sorprendente y alejada del mundanal ruido es la terraza de A Travessa, que te espera en el claustro del antiguo Convento das Bernardas. Además del restaurante, el edificio alberga ahora un divertido Museo de la Marioneta.
PARA ESCONDERSE
Si te apetece una terraza íntima y coqueta con toques vintage, la encontrarás en el interior del bar The Decadente, en la zona de Príncipe Real. Pertenece a un alojamiento muy curioso, el hotel The Independente, que cuenta con habitaciones múltiples y cuatro suites, y que en marzo de 2014 abrirá otro hostal con estilo justo al lado.
A veces la mejor manera de ocultarse es exponerse en un lugar bien visible. A lo largo de toda la Avenida da Liberdade, una de las principales arterias de Lisboa, encontrarás kioscos con terraza en los que sirven un café excelente y barato, comida rápida, y que cuentan con aseo adaptado y limpio en la parte trasera.
Disfruta de un momento de tranquilidad a la sombra de sus árboles centenarios en cualquier momento del día, porque abren temprano y cierran bien entrada la noche. Pasarás desapercibido entre los ejecutivos y oficinistas que comen apresuradamente un cachorro, y entre los lisboetas que pasan la tarde sin prisas. No son los únicos. Por toda la ciudad verás kioscos convertidos en lugares de encuentro.
Si de esconderse con estilo se trata, la mejor terraza es la del Museu de Arte Antiga. Puedes aprovechar para deleitarte con sus impresionantes colecciones, recomendado, o pasar directamente al jardín.
Te encontrarás un espacio arbolado, cubierto de césped, esculturas y hasta una fuente artística. Escoge las mesas asomadas al río y al puente 25 de abril, verás los muelles de Alcántara, los cruceros, y con un poco de suerte puede que disfrutes de un concierto gratuito. Delicioso.
Si amaneces un fin de semana o un festivo en Lisboa, no te pierdas la terraza del Orpheu Café, en uno de los laterales del Jardin do Principe. Es diminuta, pero aquí se puede degustar un magnífico brunch de 11 a 15.30 horas, con precio especial para niños.
Te encantarán también sus tablas de quesos servidas con compota de abobara, frutos secos, pan y tostas; y los torricados, una especie de bruschetas tradicionales de Portugal. El toque único lo ponen los mantelitos de ganchillo y los zumos naturales, muy buenos.
Azulejos pintados a mano, un edifico con mucho carácter y, en su interior, un jardín de árboles centenarios que dan sombra a una de las terrazas más sabrosas de Lisboa. Se trata de Terra. Su buffet vegetariano se ha llevado más de un reconocimiento bien merecido. Saborea despacio sus postres caseros, el agua de la fuente pone la banda sonora. En Príncipe Real.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
Lisboa cuenta con vuelos directos desde muchas ciudades. Desde Madrid, por ejemplo, puedes encontrar buenas ofertas en los vuelos de TAP Portugal. El aeropuerto está a unos 7 kilómetros al noreste, bien comunicado mediante transporte público.
Otra manera muy cómoda de llegar a Lisboa, ahorrándote además un par de noches de hotel, son los trenes nocturnos, como el Sud-Expresso o el Lusitania. Salen de varias ciudades españolas por la noche y llegan a primera hora de la mañana a la capital portuguesa. Puedes bajarte en la estación de Oriente, junto al recinto de la Expo, pero el viaje finaliza en la de Santa Apolonia, mucho más céntrica.
DÓNDE DORMIR
Ubicado en la parte alta de la ciudad, a pocos metros de Marques de Pombal, y justo al lado de la boca de Metro Picoas, el Sheraton Lisboa es un hotel casi perfecto. No tiene esplanada, pero después de callejear durante todo el día de terraza en terraza, no querrás salir de aquí.
Te atraparán sus habitaciones comodísimas y bien decoradas, los tratamientos relajantes de su Spirito Spa, un magnífico desayuno buffet en el que no faltan especialidades portuguesas y, sobre todo, la atención impecable que lleva el sello de Starwood Hotels.
Aprovecha y hazte la tarjeta de socio de Starwood Preferred Guest, obtendrás ventajas exclusivas en cada estancia en los hoteles del grupo, buenos alojamientos por todo el mundo.
CÓMO MOVERTE
Lisboa es una ciudad muy, muy agradable para caminar. Pero las cuestas son muchas y empinadas, así que en algún momento te vendrá bien subirte al metro, el autobús, o a sus preciosos tranvías antiguos.
Si vas a utilizar varios medios de transporte, elevadores incluidos, ahorrarás comprando un bono de transporte o una Lisboa Card, que además te da acceso gratuito o descuentos en muchos lugares de interés.
MÁS INFORMACIÓN
En la web de Turismo de Lisboa encontrarás muchas propuestas para ver, saborear, y descubrir entre terraza y terraza. Prepárate para disfrutar de esta ciudad a la que nunca te cansarás de volver.
Destinos relacionados
-
Macao: Sabores y festivales que brillan en otoño
-
Escapada estival festiva en Vilanova de Arousa
-
Tendiendo puentes, de viaje por Israel
-
El Espacio Iberia aterriza en la Gran Vía Madrileña
-
Wow, el nuevo distrito cultural de Oporto
-
Tesoros de Honduras (V) Gracias, Lempira
-
Tesoros de Honduras (IV). Santa Rosa de Copán. Hacienda Montecristo
-
Tesoros de Honduras (II) Sitios arqueológicos de Copán y El Puente
-
Tesoros de Honduras (I)
-
Selva Negra Ecolodge, un ejemplo de sostenibilidad en Matagalpa, Nicaragua
-
Deslumbrante Catar, para visitar sin demora
-
Egipto necesita, puede y debe, hacer mucho más por su sector turístico
-
Anantara Vilamoura, un hotel único que respira Algarve
-
Tivoli Marina Vilamoura, lujo delicioso en la costa sur de Portugal
-
Las mejores rutas en tren para descubrir Galicia este verano