El gobierno de España impide que FEVE celebre su 50 aniversario

EXPRESO - 23.07.2012

Federico Ruiz de Andrés, periodista

Feve se nos va. Y va a hacerlo casi en silencio, siguiendo el ejemplo de lo que ha sido parte de su vida, asumiendo líneas, administrándolas en crisis y transfiriéndolas a las Comunidades Autónomas una vez saneadas, pero siempre rodeada de ese silencio que apenas ha hecho que en los medios de comunicación trascienda su final…

La reciente decisión adoptada por el gobierno de Mariano Rajoy de dar por finiquitada, a partir del 1 de enero de 2013, la compañía ferroviaria FEVE me ha impulsado a dejar constancia del dolor que al cierre de una empresa ferroviaria acompaña.

Las redes de ferrocarriles de vía estrecha en España nacieron como una solución al problema del transporte antes de que se produjera el desarrollo del tráfico por carretera.

Entre finales del siglo XIX y comienzos del XX proliferó la construcción de líneas con pequeños recorridos locales y regionales que, transcurridos unos años, se mostraron improductivas e inadecuadas ante la competencia del transporte por carretera.

Por el contrario, en el norte de España, en la Cornisa Cantábrica, el ferrocarril de vía estrecha se implantó como una red adaptada a las características geográficas y económicas de las zonas que servían.

No en vano, las dificultades orográficas hacían que las distintas iniciativas empresariales de inclinaran por la elección de ferrocarriles de vía estrecha, dado el elevado coste de los tendidos de vía ancha.

En 1941 la creación de Renfe viene a significar el traspaso a esta empresa de los ferrocarriles de vía ancha, que venían dependiendo de EFE, la Explotación de Ferrocarriles por el Estado.

Las cesiones eran compensadas por sucesivos traspasos de los ferrocarriles de vía estrecha, que siguen cayendo bajo la jurisdicción de este organismo merced al abandono o pérdida de las concesiones a cargo de los particulares y compañías que apenas podían mantener estas líneas.

Entonces, la difícil situación de las empresas absorbidas, la incorporación del personal procedente de las mismas y la necesidad de dotar de mayor agilidad a la toma de decisiones aconsejaron, en el año 1965, la redacción de un Estatuto y la adopción de la actual denominación de Ferrocarriles de Vía Estrecha, Feve.

Feve queda definida entonces como ‘una entidad con personalidad de Derecho Público, que se rige por el Decreto – Ley 11/1965 de 23 de septiembre (Estatuto y Reglamentos que lo desarrollan) y por la Ley de 1958 de Régimen Jurídico de Entidades Estatales Autónomas’.

Durante los principios de esta década, FEVE continuó recibiendo líneas traspasadas ante la imposibilidad de sus concesionarios de ocuparse de ellas y ya, en 1972, un Decreto Ley fija el marco actual en el que se desenvuelve FEVE.

Si accedemos al mismo, en su instrucción se habla de ‘la necesidad de superar las limitaciones derivadas de su sumisión a la Ley de Entidades Estatales Autónomas’, y se cambia su anterior régimen jurídico por el de Empresa Mercantil.

Desde 1978, como consecuencia de la nueva organización autonómica del Estado, varias líneas se transfirieron a las comunidades autónomas, como sucedió en Cataluña, Comunidad Valenciana y una parte de la red en el País Vasco. Ya en 1994, sucedió lo mismo con los Ferrocarriles de Mallorca.

En 1992, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes suspendió ‘temporalmente el tráfico de viajeros entre las estaciones de Bercedo y Matallana de la línea León-Bilbao a partir del 1 de enero de 1992, hasta que se hubiese procedido a una renovación adecuada de la vía e infraestructura ferroviaria’.

Pero el 6 de abril de 1993 se suscribió el denominado ‘Acuerdo sobre la línea de ferrocarril León-Bilbao’ entre FEVE, la Junta de Castilla y León y los sindicatos, UGT Y CC.OO, de tal manera que diez años más tarde, el 1 de mayo de 2003, se reabre al trafico de viajeros toda la línea León-Bilbao, después de haber acometido importantes obras de renovación de la vía e infraestructura ferroviaria.

Desde aquel momento Feve ha vivido un período de estabilidad en la explotación de las líneas de todo su trazado, logrando recibir del Estado una infraestructura más moderna, así como unos trenes renovados y más cómodos.

Pero Feve tiene ahora los días contados porque la compañía ferroviaria de vía estrecha morirá el 1 de enero de 2013, fecha desde la cual sus trenes y servicios pasarán a depender de Renfe. Vías, estaciones y el resto de instalaciones estarán adscritas a ADIF, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias.

Feve cuenta en la actualidad con una plantilla de 1.857 trabajadores y unas pérdidas muy próximas a los 150 millones de euros al año, con lo que acumula una deuda de 530 millones de euros, una cantidad fijada por la ministra de Fomento, Ana Pastor, tras el Consejo de Ministros que aprobó la liberalización del transporte ferroviario de viajeros.

Según destacan desde el Ministerio, en Feve, ‘los ingresos tan sólo cubren un 25% de los gastos produciéndose una ineficaz gestión de sus activos’.

Ahora, con la extinción de la sociedad, el ministerio de Fomento confía poder ‘eliminar los costes corporativos y racionalizar las vías y servicios de la red convencional, evitando duplicidades’.

Y hasta aquí la historia leída. Pero quedan otras muchas cosas. Personalmente tampoco he podido ser un gran viajero de Feve, me he limitado a efectuar apenas unas docenas de viajes con ella, pero siempre he tenido la sensación de que me encontraba con una compañía muy humana, hecha casi a la escala del hombre, en donde todo es pequeño, todo accesible, todo está a mano.

En Feve todo parece estar hecho con mucho mimo, como sus coquetas estaciones que hacen olvidarnos del mercantilismo y el mercadeo de Adif; como el ancho métrico de sus vías, sus pasos a nivel o la simpatía del personal que he podido llegar a conocer.

Ahora, mientras desde su presidencia se apura el mandato negociando contratos en ultramar para la futura Renfe de vía métrica, Feve se nos va.

Y va a hacerlo casi en silencio, siguiendo el ejemplo de lo que ha sido parte de su vida, asumiendo líneas, administrándolas en crisis y transfiriéndolas a las Comunidades Autónomas una vez saneadas, pero siempre rodeada de ese silencio que apenas ha hecho que en los medios de comunicación trascienda su final.

Desde el 1 de enero, cuando el enfado se haga monumental como asiduos usuarios de Renfe y Adif, ya no podremos suscribir aquella letanía que nos recordaba la pasión ferroviaria. Apenas nos quedarán fuerzas para la frase que se nos hizo muy familiar: ‘¡Ay! Siempre nos quedará la Feve’.

Comentarios

trabajador de feve (no verificado)

si los sucesivos presidentes y demas directivos nombrados a dedo por los políticos de uno y otro lado, ineptos a cada cual más no hubiesen robado a manos llenas, quiza no se tendría que tomar esta decisión, sindicatos callados, comiendo y aprobando decisiones en el consejo de administración de FEVE...y debajo mas de 1800 trabajadores que hemos visto y aceptado esto durante mas de 20 años...tarde o temprano tenia que llegar...

http://www.lne.es/oviedo/2012/07/24/feve-estudia-vender-oficinas-pago-millon-tasado/1274674.html

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