HISTORIAS DEL AVANT (I)

EXPRESO - 29.04.2012

J. Salgueiro Pardo

Estoy a bordo del ‘Avant’, ora dentro de la montaña, ora flotando a más de sesenta metros de altura. Los cuatro vagones avanzan sin estridencia, con la suavidad propia de su propulsión eléctrica, lo cual no quiere decir que la escritura sea fácil apoyándose en la mesita plegable…

Estoy a bordo del ‘Avant’, ora dentro de la montaña, ora flotando a más de sesenta metros de altura.

Los cuatro vagones avanzan sin estridencia, con la suavidad propia de su propulsión eléctrica, lo cual no quiere decir que la escritura sea fácil apoyándose en la mesitaplegable. Me parece un balanceo excesivo para un tren ‘rápido’.

Hace cuatro meses que tenemos ‘alta velocidad’ en Galicia y todavía nos cuesta creerlo. Trasladarnos desde Orense a Compostela en 33 minutos (oficialmente 38) y de Orense a la Coruña en poco más de una hora, nos cambia algunos conceptos. Es verdad que el tramo Santiago de Compostela – Coruña, con la nueva vía terminada, ya venía siendo aprovechada varios meses antes por los trenes más veloces para acercar a ambas ciudades.

Quizás el concepto más relevante es la constatación de que Galicia, con sus menos de tres millones de humanos, puede entenderse y organizarse como una ciudad. Extensa, pero ciudad, con todo lo que conlleva. Son muchas las urbes en las que una hora es un tiempo aceptable para atravesarlas.

Otro aspecto es la novedosa visión del territorio. Acostumbrados como estábamos a que las vías de comunicación vayan conectando sucesivas poblaciones, el nuevo trazado nos proporciona no sólo otra perspectiva de los asentamientos, sino el descubrimiento de todo un entramado de pistas forestales, carreteras de distintos calibres, vías férreas que taladran y muchos ríos como justificación de tanto verde.

Pero estas divagaciones, que necesitan un análisis más pausado, las trataremos en otro momento, con el permiso de la dirección. Además lo que quiero hoy es contarles la batallita del día.

Definitivamente, el traqueteo me impide seguir escribiendo. Por eso me levanto y, aprovechando que mis necesidades hídricas confluyen en mi disco duro con el mensaje informativo-publicitario que machaconamente repiten cada vez, me dirijo al ‘expendedor automático de aperitivos y bebidas’ para proveerme de una botella de agua.

Además de agua, hay Trinaranjus, Coca-cola y Coca-cola light. Precio idéntico en todas las casillas (1,00 €), instrucciones claras y máquina que devuelve cambio. Como diría un director de banca que conozco: ‘todo de libro’. Introduzco la moneda y aprieto el botón. No sale la botellita. Aprieto otro, resignado con tal de mojar el gaznate (más seco con cada dificultad). Nada. Otro… y otro…, tampoco. Pulso para recuperar el euro y la devolución es correcta, aunque en dos monedas.

Consulto con un interventor y observo como repite toda la operación con el mismo resultado. Pero hete aquí que, al mantener presionado uno de los botones, se ilumina un recuadro con una cifra de guarismos rojos: 1,50. Con las restantes teclas, el mismo resultado. Y, efectivamente, el precio era 1,50 €.

El empleado, también asombrado, realizó al instante una llamada con su ‘móvil’ al número que figuraba en la expendedora ‘para cualquier emergencia’. Comentamos lo exagerado de la subida, en tan solo cuatro meses, en plena recesión y cuando, por poner un ejemplo, se puede adquirir una botella de agua de litro y medio por 18 céntimos.

Ya hemos llegado, pero pienso contarles más batallitas del tren. Cualquier semana.

(Al día siguiente habían desaparecido los precios de 1,00 €, sustituidos por una pegatina aclarando que cualquier bebida cuesta 1,50 €).

Tren rápido Orense – Santiago, abril del 2012

No te pierdas el próximo capítulo en Expreso: HISTORIAS DEL AVANT (II)

Los Avant son servicios de media distancia en los que la empresa española Renfe utiliza trenes específicamente diseñados para viajes cortos, trenes a los que los viajeros por extensión llamamos también Avant, a diferencia del resto de ferrocarriles del servicio AVE. (Nota de la Redacción)