Stop. Mujeres al volante

EXPRESO - 05.07.2011

Ana Bustabad Alonso, periodista

Hasta hace poco creía que la igualdad real al volante entre hombres y mujeres llegaría el día en que estas abandonasen la costumbre –tan extendida aún en el mundo- de ceder los mandos a sus compañeros varones cuando viajan juntos…

Hace más de una década que no escucho en las carreteras españolas eso de ‘¡Mujer tenías que ser!’.
No sé si será porque mi pericia al volante ha aumentado en estos años o porque la sociedad ha asumido por fin que los buenos o malos conductores lo son independientemente de su sexo.
De hecho, salvo por unos cuantos genios que elevan a la categoría de arte la tarea de conducir, el resto nos movemos en la horquilla de conductores aceptables y menos aceptables, en proporción directa al número de horas que dedicamos a su práctica.
Hasta hace poco creía que la igualdad real al volante entre hombres y mujeres llegaría el día en que estas abandonasen la costumbre –tan extendida aún en el mundo- de ceder los mandos a sus compañeros varones cuando viajan juntos.
Ahora sé que no es tan fácil. Estén o no de acuerdo, deben saber que estos axiomas son altamente imperfectos. Porque en algunos países la igualdad no depende aún de la voluntad femenina, sino de la ruptura con un sistema absurdo que las convierten inevitablemente en ciudadanas de segunda.
En Arabia Saudí, ninguna legislación escrita prohíbe a las mujeres ponerse al volante de un automóvil. Sin embargo, en la práctica no solo no se les concede la licencia, sino que las pocas que lo intentan son detenidas inmediatamente.
A pesar de la lucha de activistas como Wajeha Huwaider o Manal Al Sharif, que se ha intensificado desde el 17 de junio pasado, o de los esfuerzos de las tuiteras que denuncian estas discriminaciones a través del hashtag #women2drive, la situación no ha variado en el país, y hace solo unos días cinco mujeres más eran detenidas por conducir sin permiso.
En las manos de todos –de todas- está seguir difundiendo y apoyando su causa. No puede ser que en pleno siglo XXI tantos millones de mujeres deban vivir sin respeto, sin igualdad, sin saber lo que es la libertad, sin la sencilla y maravillosa independencia que se siente al volante de un automóvil.

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