Objetivo cumplido: 6 semanas en el Camino

EXPRESO - 08.05.2011

Johanna Mayrhofer, El Camino - Planeta Animal

Si los animales pudiesen hablar quizá dirían que lo mejor han sido los achuchones, la libertad de correr por el campo libremente, los pastos jugosos y, sobre todo, el cariño y la compañía…

Si los animales pudiesen hablar y alguien les preguntase qué ha sido lo mejor de la experiencia que acaban de vivir, quizás también dirían: ‘lo bien que se comportaron los humanos’, los muchos achuchones y chuches que han conseguido; la libertad de poder correr por el campo libremente siempre y cuando su seguridad lo permitía. Los burritos y los caballos recordarían los buenos campos llenos de pasto jugoso que les buscamos, los bocatas y las manzanas compartidas y los perros sobre todo, el cariño y la compañía.
Lo adivino por la forma en la que nos saludaban cada mañana cuando por fin encontrábamos el valor de abandonar el calor del saco de dormir para enfrentarnos a otro día, Feodor, el caballo, rubio guapísimo y muy señor; Félix, el poni más travieso y simpático; Moreno, el burro más bueno del mundo y peregrino con mucha experiencia; Linda, la burrita guapa que se portó como una campeona; todos esperando su trocito de pan, ración especial de cada mañana, y los perros impacientes ya con ganas de salir de la tienda, con excepción de Alfi, a quien no le gusta madrugar! 
El ritual de cada mañana. Los incansables compañeros caninos del camino: Lilly, una máquina para andar; los galgos Filou y Luca que siempre parecen estar bailando como los acróbatas en las alturas; Benny, el viejito cuidador del campamento; Grillo, el perrito peregrino ciego pero más listo que ninguno; Pablo y Anais, pareja inseparable, simpáticos, cariñosos y juguetones; Alfi, el austríaco fuerte y tranquilo; Joschy, guapetón y pura vida, inquieto y divertido y finalmente, Ronja, Morgana y Noa, nuestras compañeras de la segunda semana. Creo que todos disfrutaron tanto como nosotros.
Pero claro, solo adivino y lo único que sé a ciencia cierta es que para MÍ, lo más gratificante fue la convivencia con ellos. Llegar a conocerles, cada uno con su carácter, su personalidad y hasta sus manías. Es una experiencia bonita, pero no explica la fascinación que se apoderó de nosotros al descubrir que en el fondo no somos tan diferentes a ellos.
Ya sé que muchos se sienten ofendidos cuando alguien dice que ‘todos somos animales’, y no quiero entrar en polémicas sobre nuestro origen, más bien quiero resaltar el lado positivo de las cosas que SÍ tenemos en común con todos ellos, como la alegría, la pena, la necesidad de cariño, comprensión, seguridad, y hay otras cosas en las que nos superan, sobre todo en cuanto a la lealtad y en la capacidad de perdonar. 
Me dijo una vez una amiga terapeuta, que -entre otras- una de las diferencias entre nosotros y los animales era que los animales no interpretan (a veces lo pongo en duda, cuando mi perro me huele la ropa al llegar a casa y mira con una expresión de reproche al estilo: ‘estuviste con otro’), pero nosotros si lo hacemos. La interpretación tiene un alto índice de error. Hemos interpretado la génesis para justificar el maltratar y matar a los animales.
Si con nuestro Camino hemos conseguido que algunas personas se hayan dado cuenta de que los animales tienen el mismo derecho de existir en este planeta como nosotros, ya hemos cumplido nuestro objetivo.
La experiencia ha sido increíble, gratificante y enriquecedora para todos los participantes y ha sido un excelente ejemplo para demostrar que la convivencia armónica entre seres humanos y animales es posible y de beneficio para todos.
Quiero dar las gracias a todos los participantes, voluntarios, a los compañeros de otras asociaciones y amigos de los animales en nuestra ruta por su bienvenida tan cálida, su solidaridad y su apoyo; damos las gracias a todos los medios de comunicación que nos ayudaron a difundir nuestro mensaje y a los ayuntamientos de la ruta por su colaboración.
Nosotros hemos llegado al final de nuestro viaje con la llegada a Santiago, la bendición de los animales en la iglesia San Francisco, pero el Camino sigue, sigue con su belleza, sus paisajes preciosos e inolvidables, imágenes grabadas en nuestras mentes y siguen otros miles de peregrinos andando por estos senderos. También siguen allí los perros atados a cadenas, sobre todo en Galicia, lamentablemente en parte por la culpa de los muchos peregrinos que pasan por allí.
No podemos cambiar el mundo, solo hemos sembrado unas semillas en la tierra, al filo del camino, algunos brotarán.
Para más fotos e historias, por favor consultad el blog del Camino:
Johanna Mayrhofer
 
Cada primavera, los amigos de Planeta Animal emprenden el Camino de Santiago; burros, perros, personas… hacen juntos este camino solidario para ayudar a los animales que lo necesitan y concienciarnos a todos sobre sus derechos.
Si quieres participar, ponte en contacto con Planeta Animal a través de su web, donde encontrarás la ruta, las condiciones para participar, y mucha más información. Pero no hace falta que hagas el Camino personalmente para ayudarles, también puedes patrocinar su recorrido, y comprar bonos de regalo personalizados desde sólo un euro por kilómetro.
En la web de Planeta Animal verás también información sobre regalos solidarios con los animales, y podrás informarte de todas las iniciativas que la asociación lleva a cabo durante el año.

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