Bruxaria. Brujería, sexo perverso y satanismo en Castilla y Aragón

EXPRESO - 27.12.2010

Jesús Gaspar es un escritor que proviene de la poesía y que en su novela ‘Bruxaria’ (Ediciones Irreverentes) ha utilizado recursos poéticos para escribir una novela densa y muy negra que transcurre en los alrededores del lugar donde vive, Soria.

Se pueden encontrar paisajes, gentes y supersticiones de Castilla y León y de Aragón en esta novela maldita, equiparable a las mejores del género gótico. Hay quien encuentra similitudes con obras clásicas de la novela como El Monje, de Matthew G. Lewis.
Gaspar recoge materiales de su entorno y crea una obra fantástica en el más amplio sentido de la palabra, en la que es posible tener relaciones carnales con el demonio, o perder el alma para toda la eternidad.
Afirma el soriano Jesús Gaspar: ‘Bruxaria es una novela que se autodefine como ‘bárbara’, en el sentido de ‘extranjera’, desde el título, en idioma extranjero, los materiales lingüísticos, el país donde se desarrolla la novela, cuyas improvisadas fronteras advierten al lector de un peligro y le hacen sentirse extranjero. Bruxaria se sitúa en la frontera de la realidad pero dentro del mundo real. Los personajes son personajes límite que se desenvuelven dentro de su marginalidad en escenarios ocultos. La maldición hipertensa e hipocondriaca que, como un cuentakilómetros acelerado, se condensa en el libro, persigue a los protagonistas desde el inicio e incluso al autor que se entremezcla con las falsificaciones, las traiciones y las perversiones de los personajes, extraídos del bajo mundo de la delincuencia y de la prostitución’.
El proceso de Vladimir Storkiërkn Nassäev, condenado a la horca durante la dictadura de Postyn por el asesinato de Margot Fuentes, apenas si tiene precedentes en la historia jurídica de Svetania. La Constitución de Svetania permitía en tiempos de Postyn la pena capital que consistía en la muerte por ahorcamiento e incluso el uso de la hoguera, también para mujeres.
La tumba de Vladimir Storkiërkn Nassäev no puede encontrarse en ninguno de los cementerios de Svetania. Margot Fuentes fue incinerada en San Martín cuando su madre repatrió el cadáver al comienzo del proceso, antes de ser acusada de complicidad por la Cámara de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia de Bolarna. ¿Nos encontramos ante uno de los más terribles casos de error judicial? ¿Venganza?
Quizá el protagonista sea un territorio maldito, en el que la vida y la muerte se entremezclan con las pasiones nocturnas que puede llevarte a la perdición eterna. ¿Puede despertarnos a esa realidad la visión de un hombre llevando a una mujer a los máximos placeres? ¿O el sonido estremecedor de la palabra Macumba?
¿Vampirismo, perversiones sin nombre? El narrador sólo puede advertir que quienes, como Margot, Vladimir o Priscila, han mantenido en algún momento de sus vidas prácticas sexuales con el diablo, conscientes o inconscientes, suelen ser víctimas de toda suerte de engaños en su razón y en sus experiencias. Y esos engaños forman la realidad de esta novela.

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