Estados Unidos rinde tributo a la cultura nativa americana

EXPRESO - 16.11.2020

Cada año, los Estados Unidos dedica el mes de noviembre a homenajear la herencia de las comunidades indígenas de este país.

De este modo, se subraya la aportación de las tribus originarias a la agricultura, la gastronomía, la conservación del ambiente, las artes y la cultura, un extenso patrimonio reflejado en paisajes, ciudades y pueblos de toda la geografía estadounidense.

A principios del siglo XIX, Arthur C. Parker, director del Museo de Artes y Ciencias en Rochester y miembro de la tribu Séneca de Nueva York, convenció a Boy Scouts of America de reservar un día para celebrar a los ‘Primeros Americanos’.

Este fue el primer paso de lo que hoy conocemos como American Indian and Alaska Native Heritage Month, que se celebra todos los meses de noviembre, y cuyo objetivo es reconocer las importantes contribuciones que hicieron los primeros estadounidenses al establecimiento y crecimiento de Estados Unidos.   

Durante el siglo XX, varios líderes indígenas impulsaron nuevas efemérides reconocidos en algunos estados del país: la más importante fue la encabezada por Red Fox James, miembro de Blackfeet Nation, quien recorrió la nación a caballo buscando la aprobación de 24 gobiernos estatales para fijar un día para honrar a los indígenas estadounidenses.

Fue ya en 1990 cuando el presidente George H. W. Bush fijó noviembre como el mes dedicado a rendir tributo a la contribución de los Nativos Americanos a Estados Unidos.   

Este mes ‘permite que los nativos de Estados Unidos compartan sus historias y culturas vivas con otros estadounidenses y con el mundo’, explica Dennis W. Zotigh, especialista cultural en el Smithsonian National Museum of the American Indian en Washington DC, miembro del Clan Kiowa Gourd y del San Juan Pueblo Winter Clan.  

Zotigh, descendiente de los jefes Kiowa Sitting Bear y No Retreat, destaca el legado cultural de los nativos americanos, que incluye ‘su contribución a la Constitución de Estados Unidos’ o la agricultura, pasando por el consumo de ciertos alimentos como el maíz, las patatas, los frijoles, la calabaza, los tomates, los aguacates y el cacao, que tuvieron su origen en territorio americano.   

En la actualidad, la Biblioteca del Congreso, la Administración de Archivos y Registros Nacionales, la Fundación Nacional para las Humanidades, la Galería Nacional de Arte, el Servicio de Parques Nacionales, el Smithsonian y el Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos se unen durante 30 días en un programa de exposiciones y actos en homenaje a las comunidades indígenas del país.   

Además, la Asociación de Turismo de Indios Americanos y Nativos de Alaska (AIANTA) ha sido la voz de las naciones indígenas americanas que se dedican al turismo cultural desde hace 20 años, brindando asistencia técnica y capacitación a las comunidades y empresas de propiedad indígena dedicadas al turismo en sus diferentes vertientes.     

Vivir en reservas naturales, en comunión con la naturaleza

Según Sherry Rupert CEO de AIANTA, ‘es complicado comprender la dimensión de la cultura indígena, pues muchas veces se ve a los nativos americanos y su cultura como un “todo en uno’.

La realidad es que alrededor de seis millones de ciudadanos estadounidenses forman parte de las comunidades nativas americanas, y casi una cuarta parte vive en reservas indígenas o en pueblos nativos de Alaska, muchos de ellos parques nacionales o áreas protegidas.

Más de 570 asociaciones tribales, que se dedican a proteger y conservar el modo de vida y el patrimonio de los pueblos nativos americanos, están reconocidas oficialmente y tuteladas por el gobierno federal como comunidades de derecho propio.

Son consideradas naciones soberanas que habitan áreas reconocidas como territorios nacionales, ‘cada una con su propia historia, cultura, idioma y costumbres, algo de lo que muchos viajeros no son conscientes’, indica Rupert, con una diversidad cultural y geográfica tan amplias como lo es Estados Unidos.

Los nativos ocupaban casi todos los territorios que actualmente son Estados Unidos y Canadá aunque, con la llegada de los europeos, se iniciaron las grandes migraciones que modificaron sus costumbres y el emplazamiento de sus comunidades.

Los indios Ojibwa o Chippewa, por ejemplo, ocupaban una gran parte de las tierras que corresponden hoy al estado de Wisconsin y se desplazaron a Michigan, donde hoy vive la mayoría. Los Comanche se separaron de sus parientes, los Shoshone y poblaron las grandes llanuras de Wyoming, Nebraska, Colorado, Kansas, Nuevo México, Texas y el sureste de Oklahoma.

Los Seminola vivieron en Florida durante miles de años y las migraciones les emparentaron con otros pueblos nativos desde la costa atlántica hasta el río Mississippi, del Golfo de México a los Grandes Lagos, formando se conoce como ‘Cultura Mississippiana’.

Las grandes migraciones también forman parte de la historia de los Apache, Cherokee, Indios Pueblo, de la Tribu Crow, los Snoqualmie, los Shoshone-Bannock, los Shawnee, entre muchas otras naciones nativas.   

Las aportaciones a la cultura americana de los Nativos abarcan aspectos muy diferentes. Según explica Rupert ‘no solo en aspectos como la agricultura, donde los nativos americanos fueron los primeros en recolectar productos como patatas, frijoles, maíz, calabaza y demás, tan importantes en la idiosincrasia americana. Sino en la propia estructura del país: muchos de los senderos que crearon los pueblos nativos formaron la base de la mayoría de las vías férreas, carreteras y autopistas de Estados Unidos, y ciudades como Chicago, Detroit, Green Bay, St. Louis, o Kansas City entre otras están edificadas sobre antiguos asentamientos indios que conectaban estas rutas’.    

Expreso. Redacción. J.R

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