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Mi ultimo viaje lo realicé con mis amigos a Ibiza. Una isla impresionante, con una gente encantadora y unos paisajes terrestres y marinos de lujo. Lo mejor, las impresionantes calas escondidas en parajes remotos y con un agua totalmente cristalina.

Este verano fui a Ibiza con mis amigos. Impresionantes paisajes, excelente comida y gran cantidad de zonas de marcha. Muy recomendable

Mi ultimo viaje ha sido a Fuengirola y que bien me hubiera venido este raton ya que anduve peleandome para conseguir meter el mio que es mucho mas grande en la maleta

Tal vez sea la brisa del eco, la que me incita a recordar, que todo esto no es más que la sinrazón de un vago sueño. Ese que se estremece entre jaulas de vientos huracanados, por la tardanza del fin de los tiempos. El que se esconde ante la inmediatez de una belleza insensata, a cualquier nuevo pensamiento. A cualquier nuevo atisbo de luz, en el reflejo de lo dorado. Esa esfinge de hombres, sin una tierra adulta que cicatrizar. Su mal deambula por los rincones de los maleantes, sin un solo motivo para el descarte. La merma de unas esperanzas es todo lo que la cruz del deseo convierte en realidad. La estrella por la cual, en cada amanecer, encuentran las respuestas a una salva de momentos imperecederos. Esos, en los cuales, el vestigio del ayer se une al doble pecado del presente. Un presente que no cesa en su empeño de lograr ser el descanso de cada día. Ese desliz en el cuadro, que únicamente deja indiferente al portador de su ignorancia. Sutil en el trato ajeno y anverso, a la síntesis del complot mutuo. El mismo que corrompe la distancia de un comienzo predispuesto para ello. La dejadez del futuro es la entrada a los mundos aparte. Esos mundos aparte repletos de luz, sol, claridad… inmensidad al todo poseído. A eso que, a veces, el germen de la herida sangra sin apenas haber rasgado el lienzo. Lo que en sí es el verdadero disfraz de la mirada. La verdad oblicua de una pintura en pos de la venta del sueño. La compraventa de unos yos falsificados por las ganancias de lo perdido. La médula fronteriza de ocho territorios adyacentes a uno. El que les proporciona un abrigo diario desde la virtud, saludable. Saludable en su muestra de ser el viento de un hueco recién estrenado. Recién lacrado por las raíces en flor de unas poblaciones, en plena celebración de la recolecta. En pleno estallido de sus momentos compartidos. Los de las idas y, los de las venidas. El convenio al mérito del mejor, y único, de los placeres. Esos que hablan mientras otros continúan el diálogo. Agraciado, éste, siempre, por la escasez de interrogantes activas a sus llagas. El obstáculo que el pertinaz pintor jamás guarda en cuarentena. Su semilla es la fuente de curación del paraíso. El rincón de la siembra de los cientos de las mixturas propias. Las que, en su inicio, propagan alientos de sosiego para la inquietud del viajero. Ese invitado locuaz a cualquier rebeldía. Hasta, a aquella de similitudes externas. Externas a una solicitud casual en la solvencia del manifiesto. El símil de proclamas fugaces, en las cuales, el tiempo desfila sin ningún tipo de remisión. Su hallazgo es la mayor de las fortunas hacia el camino del perdón. La senda ecuestre de un caballete en manos, de lo que, ya no es nada. Sutilmente no deja de ser un ahijado más en la perturbación. Tal vez el sentido de la recompensa de que, en el que el conglomerado, no habitan sus huellas. Son dañinas a cualquier retrato. Incluso, al que acecha desde el fondo de la espesura. Su discernir es una inclusión en las vaguedades de lo indefinido. De lo hallado en el sostén de la suprema atención. Esa que agita voluntades en pro de su inercia. La inercia de unas tierras del cultivo de lo extraordinario. Tanto, que aún hoy, su resta, no es más que el orificio de entrada al compendio. Al compendio de un país: Andalucía.

Rioja roja, otoñal, inmensa en riqueza, tanto gastronómico, como cultural, como en naturaleza... Mi último viaje fue este fin de semana pasado, el puente de los santos, subí a la Rioja Alta: Haro, Cenicero, Fuenmayor, Briones, Torremontalbo... incluso la misma capital, Logroño, me embrujaron, es un viaje para estar en familia, disfrutando de las buenas vida, los vinitos en el Laurel, o la Herradura, el Trinquete...

Mi último viaje fue a Londres, una visita rápida de 3 días que exprimi al máximo, pero con ganas de volver y de redescubrirla. Me encanto.

mi último viaje fue a Trondheim, Noruega... fue genial!!hacia un frio q pela, pero los paisajes eran impresionantes!me encantó la calidad de vida q tiene y su forma de vida.. siempre al aire libre rodeada de bosques, lagos, NATURALEZA!! casi todo el mundo en bici... weno.. un viaje para recordar siempre!

Mi último viaje fué a Huesca, el valle de Ordesa (precioso), las poblaciones de Labata, Loarre con su castillo, Bolea con la colegiata de Santa María la Mayor, Alquézar (considerado el pueblo medieval mejor conservado de toda Europa), Bierges, con el famoso salto de Bierges y donde realizamos una excursión a caballo, Barbastro... También visitamos el museo de Ramón i Cajal en Ayerbe, muy interesante. En definitiva, un viaje cultural y muy instructivo.

Mi último viaje lo hice a Murcia. Aproveché que tenía que ir a una boda y me fui una semana, ya que me quedaba a muchos kilómetros de mi lugar de residencia. Me pareció una región muy interesante, con sitios estupendos para visitar, además de las playas. el único pero, es que hacía muchísimo calor ya que coincidió en agosto.

hola! Mi último viaje fue a Tarragona-Barcelona... En Tarragona unos días tan ricamente... Mi vuelo a Sevilla salía a las 7 de la mañana, pero desde Tarragona la tarde anterior cogí un tren a Barcelona, luego nosécuántos metros corriendo y perdiéndome con la maleta, que hasta se le rompió una rueda con las prisas, hasta que llegué con la hora justa al Camp Nou para ver jugar al Barça... Y tras eso a patear media Barcelona entera con la maleta (rota) a cuestas para llegar al aeropuerto a las 2 de la mañana y hacer noche allí... Pero mereció la pena por ver ese pedazo de campo!! Eso sí, llegué a Sevilla a las 11 de la mañana muerta, casi no llego a casa y me quedo dormida por el camino!!

Mi último viaje fue a Granada, y me encantó: unos paisajes, unos monumentos, unas vistas... Impresionante todo! Pero lo más impresionante fue su costumbre de ponerte la tapita con cada bebida, ¿volví a casa con 3 kilos de más! jeje. Lo recomiendo, sin dudarlo!