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La ruta del Hereje, un viaje a la Valladolid de Delibes
EXPRESO - 10.10.2010
Texto: Diego Mediavilla Reguero Fotos: José Luis Alonso Acebes De todos los itinerarios que ofrece la ciudad española de Valladolid, sin duda, la más fascinante para conocer su centro histórico es la Ruta del Hereje
Texto: Diego Mediavilla Reguero Fotos: José Luis Alonso Acebes
De todos los itinerarios que ofrece la ciudad española de Valladolid, sin duda, la más fascinante para conocer su centro histórico es la Ruta del Hereje. Un recorrido por los lugares exactos donde transcurre la novela del maestro Miguel Delibes.
El atractivo de la ruta no está sólo en localizar los escenarios de la novela, sino en hacer un auténtico viaje en el tiempo, cinco siglos atrás, para sumergirnos en la que, a mediados del siglo XVI, era una de las ciudades más importantes del mundo.
San Pablo, el Palacio de Fabio Nelli, la Plaza Mayor o la Plaza de Zorrilla son algunos de los lugares de esta ruta que tan verazmente refleja Delibes en la novela. Su protagonista, Cipriano Salcedo, se ve involucrado de manera directa en uno de los episodios más dramáticos que vivió la ciudad: el Auto de Fe de la Santa Inquisición de 1559.
Mamen, nuestra guía, nos sitúa antes de comenzar la Ruta del Hereje: ‘A través de los lugares a los que va haciendo alusión Miguel Delibes en la novela podremos conocer un poco la época de la que trata la novela, de 1517 a 1559, cuando tuvo lugar el Auto de Fe. Los sitios clave del Hereje están señalados con placas en las paredes de los edificios’.
‘La ruta empieza en San Pablo, luego iremos a la Plaza de las Brígidas, delante del Palacio de Fabio Nelli, hacia la Plaza de la Trinidad, calle Santo Domingo de Guzmán, San Benito, Plaza Mayor y Plaza Zorrilla’, nos explica la guía.
‘Lo más importante es el recorrido histórico; a la gente le resulta muy interesante descubrir cómo era la sociedad en la época del rey Carlos V, cómo se vivía, y los pocos monumentos que nos quedan, pero que son muy representativos’.
La Ruta del Hereje es uno de los paseos más interesantes que se pueden hacer por Valladolid. El trayecto es una ruta urbana que se puede hacer en unas tres horas y está señalizada con once carteles alusivos a la obra.
Además de una novela, El Hereje es una ruta literaria que permite recorrer 11 lugares de la ciudad donde transcurre la novela de Miguel Delibes y permiten saber un poco más sobre la historia de la capital castellana.
Para comenzar la ruta lo mejor es dejar el coche en los aparcamientos de la plaza de Zorrilla o la plaza Mayor y desde allí ir andando a la plaza de San Pablo, donde arranca el recorrido.
Un paseo que comienza en la plaza San Pablo, muy cerca de donde nace el protagonista – la corredera de San Pablo, hoy calle de las Angustias- y quien en definitiva será su verdugo, Felipe II. Justo en la pared del Palacio Real está situado el primero de los carteles que reproducen los pasajes de la novela de Delibes.
La siguiente parada se realiza en la Plaza de las Brígidas, junto al Palacio renacentista del Licenciado Butrón, abogado de la Audiencia o Chancillería en el siglo XVI. Esta plaza es, además, un buen lugar para una parada un poco más larga, para tapear en el mesón Don Bacalao.
Siguiendo el recorrido se llega a la calle San Ignacio donde se puede ver la tercera placa, situada en la pared lateral de la iglesia de San Miguel. En ella se hace mención a los palacios de la nobleza.
Los Palacios que rodean la Plaza de Fabio Nelli fueron residencia de ricos mercaderes italianos y banqueros que se asentaron en la ciudad de Valladolid, como Fabio Nelli, cuyo palacio del siglo XVI es hoy sede del Museo de Valladolid, o el Palacio de los Valverde.
En estos palacios también se alojaban nobles como don Carlos de Seso, personaje histórico y distinguido luterano al que Felipe II espetó: ‘Si mi hijo fuera tan malo como vos, yo mismo apilaría la leña para quemarlo’.
Nuestro protagonista, Cipriano Salcedo, tiene cerradas las puertas de la nobleza, así que compra un título y conoce al empresario Carlos de Seso, que le pone en contacto con el grupo de luteranos que siguen al doctor Cazalla.
A su casa acudían el último viernes de cada mes ‘sin sirviente, sin caballeo y sin antorcha’, para no llamar la atención.
Hacemos la siguiente parada en la plaza de la Trinidad. Aquí se encuentra el que fuera Palacio de las Condes de Benavente (s. XVI).
Aquí se instaló en el siglo XIX el Hospicio de la ciudad, una institución que tres siglos antes estaba a cargo de la Cofradía de San José de los Niños Expósitos, y es en este lugar donde estudia el joven Cipriano Salcedo.
En las cercanías se localizaba la Judería de Valladolid, donde los Salcedo tenían su almacén de lanas y desde donde partían hacia Burgos, atravesando el único puente que había en esa época sobre el río Pisuerga, para vender la lana a Flandes .
Por la calle Santo Domingo de Guzmán se llega al convento de Santa Catalina, de monjas dominicas, que estuvieron implicadas en el proceso del Doctor Cazalla. Por aquel entonces era una institución muy prestigiosa y no podía acceder cualquier mujer. Hoy se dedican a vender dulces y el convento se sitúa junto a los conventos de Santa Clara y Santa María de Belén.
El siguiente paso del recorrido se emplaza en la Capilla de los Condes de Fuensaldaña, construida al lado del Patio Procesional de San Benito – en el interior del Museo del Patio Herreriano- y donde fue enterrada – y luego desenterrada para ser quemada - Doña Leonor de Vivero, madre del Doctor Cazalla.
Aquí, en la actual calle del Doctor Cazalla, estuvo la casa de Doña Leonor de Vivero, que servía de lugar de reunión para los conventículos o conciliábulos de los luteranos.
De la Plaza de Fuente Dorada partía la Calle de Orates, en la que se encontraba el Hospital de los Inocentes o de Orates, donde Cipriano se ve obligado a ingresar a su esposa Teo ‘La Reina del Páramo’ cuando esta enloquece. También sitúa aquí Delibes la taberna de Garabito, donde Bernardo Salcedo acudía a tomar vino con los amigos, y por aquí pasó el cortejo de los reos hacia el Auto de Fe desde la Cárcel Secreta de la Inquisición.
En la Plaza del Mercado, conocida hoy como Plaza Mayor, fue donde se llevaron a cabo los dos autos de fe cuyo recuerdo nos ha transmitido Miguel Delibes en la novela. La Plaza Mayor era en el siglo XVI el lugar donde se celebraban todo tipo de fiestas, tanto civiles como religiosas. Tras el incendio de 1561 fue rediseñada y reconstruida por Francisco de Salamanca, bajo las órdenes de Felipe II.
Los reos acudían a la ceremonia del Auto de Fe vestidos con corozas en la cabeza y sambenitos en el pecho. Al finalizar, algunos volvían a la cárcel y los demás eran montados en borriquillas y llevados a través de la calle Santiago al lugar de ejecución de la condena.
Las cosas han cambiado mucho, y esta zona es ahora famosa por ser el centro gastronómico de Valladolid. Desde una de las bocacalles de la Plaza Mayor se sale a la Plaza de la Rinconada, donde hay muchos bares y mesones para tapear. Allí se encuentran, por ejemplo, el restaurante La Bigomia y El Fogón.
Valladolid es una de las mejores ciudades del mundo para tapear. Algunas paradas imprescindibles son La Tasquita (Calixto Fernández de la Torre) y La Cárcava (Cascajares). De hecho, las mejores zonas de pinchos están junto a la plaza Mayor y alrededores, en las calles de Correos, de la Reina y en el entorno de la plaza ‘de Coca’.
Salimos de la plaza Mayor por la calle de Santiago, la arteria peatonal y comercial por excelencia de la ciudad. Antes de llegar al ‘quemadero de la villa’, una placa en honor de Miguel Delibes en la Iglesia de Santiago, a la derecha, nos recuerda que es ahí donde predicaba cada viernes el Doctor Cazalla.
Llegamos a la Plaza Zorrilla, que antaño estaba fuera de los muros de la villa, como todo lo que se encontraba fuera de la Puerta del Campo Grande. Aquí se asistía al último acto del proceso contra los luteranos: el quemadero público.
Aunque la mayoría eran ejecutados mediante la guillotina antes de arrojar sus cuerpos a las llamas, algunos eran quemados vivos. De hecho, este fue el lugar en que las ideas luteranas de Cipriano Salcedo quedaron reducidas a cenizas. Al acabar el ritual, se recogían las cenizas y se aireaban queriendo borrar así todo rastro de aquellos a los que la Inquisición había condenado.
En el lateral del Campo Grande, en la Acera de Recoletos, está la Oficina de Recursos Turísticos de Valladolid Turismo, en el Pabellón de Cristal. Además de información sobre la ruta del Hereje, aquí se pueden reservar visitas guiadas y encontrar toda la información necesaria para disfrutar a fondo la ciudad.
Sin duda, el mejor final para esta ruta del Hereje es una buena comida en alguno de los mejores restaurantes de comida castellana que tiene Valladolid. Muy cerca de aquí, volviendo hacia el centro histórico, nos encontramos con tantas opciones que parece imposible elegir.
La Parrilla de San Lorenzo, famosa por sus lechazos al horno de leña, está ubicada en los bajos del convento de San Joaquín, del siglo XVI. Si se busca algo menos convencional, en los Zagales de la Abadía hacen un excelente arroz con bogavante o un rabo estofado al vino tinto y tarta de queso. Otro restaurante muy agradable de cocina casera y tradicional castellana es el Caballo de Troya.
Cualquier día es bueno para hacer esta ruta de Delibes, una excusa apasionante para conocer el centro histórico de Valladolid. Podemos reservar una ruta guiada en Valladolid Turismo, para dejarnos llevar en este viaje a través del tiempo o, simplemente, caminar sin prisas, siguiendo las placas del Hereje que jalonan el paseo.
Pero aunque hacer la ruta en sí es una experiencia inolvidable, es mucho más enriquecedor si se ha leído antes la novela de Miguel Delibes, un escritor, un ciudadano ilustre, que pertenece ya para siempre a la historia de oro de su querida Valladolid.
Agradecimiento:
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