Mostrar La Habana (VI): Comida criolla en el paladar

EXPRESO - 11.09.2012

Manolo Bustabad Rapa, periodista

Lo habían descubierto Luis y Héctor, mis compañeros de viaje, y a la hora convenida allí nos presentamos: calle O’Reilly nº 208, apartamento 7. Más céntrico, casi imposible…

Lo habían descubierto Luís y Héctor, mis compañeros de viaje, y a la hora convenida allí nos presentamos: calle O’Reilly nº 208, apartamento 7. Más céntrico, casi imposible…, a una manzana de la Plaza de la Catedral y a dos de la Plaza de Armas.

A través de un portalón alto y una escalera amplia llegamos a un corredor que iba y volvía en la primera planta de un patio luminoso y largo. En el recorrido pudimos contemplar antiguas rejas de forja con motivos florales, un contador de gas al lado de cada puerta y botellas de plástico tumbadas con tierra y plantas haciendo de macetas, colgadas en las ventanas.

Ya nos esperaban Heriberto y Elvís y, después de los saludos de rigor, elegimos la mesa del balcón. Está pegada a la barandilla y al tendal lleno de servilletas blanquísimas y cabemos justo los tres. Dentro hay dos más, un frigorífico, un minibar, una bandera y dos ventiladores. Todo en un espacio, reducido y familiar, de techo bajo.
La recortada cocina y el justo aseo están en este mismo nivel. La empinada escalera que hay a la entrada lleva a los dormitorios. Nos cuentan que este tipo de vivienda-dúplex fue invento de la colonia china que, aprovechando la gran altura de techos en muchas casas de la Habana Vieja, de cada planta hacía dos. 
Una vez decidido que comeremos pollo y beberíamos ‘Bucanero’, todo va sobre ruedas. Además de los zancos de pollo asado adornados con cebolla, llegan los ‘moros y cristianos’, el plátano frito, la ensalada de calabacín, repollo y tomate y el machuquillo. Todo abundante y bien condimentado.
Sorprendentemente (porque, aunque no se lo crean, ese jovial vocablo viene en el diccionario de la RAE) ‘mi’ Microsoft Word subraya con rojo ‘machuquillo’.
La verdad es que me detengo en él, además de regodearme en una voz que me gusta, porque resultó un plato rico, con larga historia y múltiples variantes.
Básicamente, se trata de plátano (verde o pintón) que, una vez cocido troceado y con cáscara, se pela y se pisa en la sartén añadiendo manteca. Pero también se puede hacer con aceite y añadir cebolla, ajo, pimienta, sal y jugo de limón. En cualquier caso, hay que conseguir una pasta casi homogénea que será un acompañamiento más del plato principal. Su origen también es opinable, aunque los más aseguran que está en África, en tierras de Chad y Sierra Leona.
En algunas zonas del Caribe se le conoce como ‘matajíbaro’. Otro de sus nombres, ‘fufú de plátano’, dizque puede venir del ‘ food, food’ que reiteraban los ingleses al comedir el guiso a sus esclavos.
El caso es que repetimos machuquillo y cerveza ‘Bucanero’ y, al final, tomamos café mientras platicábamos con Elvís y Heriberto sobre las costumbres locales, el bloqueo de los yanquis y la compra en el mercado. Es una sobremesa placentera, bajo el toldo de rayas, envueltos en la leve brisa y un suave aroma de tabaco. La panorámica verde de arboleda próxima está enmarcada entre caleados capiteles de una medianera con pasado más boyante y un balcón de O’Reilly con niños y trastos.
No sólo hemos saboreado nuevas viandas, sino rebajado la intriga de un deslucido portalón que aún ampara seres humanos.
Olvidé anotar el precio y, a decir verdad, no lo recuerdo. Tengo la vaga idea de que salimos por unos 14 ó 15 CUC cada uno. La dirección se la hemos dado al principio, anoten el correo: natacha0721@correodecuba.cu.  Buen provecho.
 
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