Una escapada a Esauira, novia del Atlántico

EXPRESO - 21.05.2023

esauira

Gracias a la recién inaugurada ruta aérea de Ryanair entre Madrid y Esauira, más españoles podrán descubrir y disfrutar de esta pequeña ciudad marroquí y de todo lo que ella nos ofrece.

Esauira, antes conocida como Mogador, es una ciudad portuaria de Marruecos. Se ubica en la costa occidental atlántica, al norte del cabo Sim. Su medina o centro histórico de Essaouira [Esauira en español] está catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2001. La ciudad está bien conservada y, en su mayor parte, ha sabido mantener su autenticidad.

Nos iniciamos en el recorrido por las calles de la medina que, por otra parte, son muy fáciles de transitar. Todos los distritos fueron fundados entre los siglos XVIII y XIX, el más antiguo el de la Kasbah, una zona fortificada donde vivían los dignatarios. También podemos encontrar muchos pequeños talleres de artesanía en la medina. 

artesano

El arquitecto francés Théodore Cornut tardó varios años en construir la Kasbah y las murallas; sin embargo, cuando el sultán Mohammed III descubrió que las murallas habían sufrido daños causados por las olas, lo despidió y contrató a un arquitecto genovés para la construcción de la 'scala' en las murallas occidentales frente al mar.

Las fortificaciones terrestres están construidas en un estilo marroquí, similar a las fortificaciones de Marrakech, mientras que las fortificaciones marítimas y los cañones se construyeron en un estilo europeo. Esauira podría conocerse también como la ciudad de las puertas. Bab el-Marsa Bab, que en árabe significa 'Puerta de la Marina' es una puerta fortificada construida en el siglo XVIII. Se encuentra en el puerto. La puerta fue construida solo de piedra tallada con una inscripción en la parte superior ‘Alabado sea Dios: esta puerta fue ordenada por el ‘glorioso’ rey, Sidi Mohammed ben Abdallah y fue construida por su sirviente Ahmed Laâlaj en el año 1184H / 1770’. 

calle

Sus otras puertas son Bab Marrakech, del siglo XVIII, la puerta de los viajeros que tomaron el camino a Marrakech y Agadir.; Bab Dukkala, la que lleva a los viajeros a Safi y una de las más grandes de la ciudad; Bab el-Menzeh y Bab el-Mechouar; Bab el-Sebaa; Bab Magaña, anteriormente la puerta del Rey; y finalmente Bab al-Bhar, la única que conduce directamente al mar desde la medina. 

Esauira, novia del océano Atlántico

Muros almenados, el soplo de los vientos alisios, casas con fachadas blancas y azules, el color de la espuma y las olas, Esauira, la antigua Mogador es conocida como la ‘Novia del Atlántico’, o ‘la perla azul del Atlántico’. Es una de esas ciudades costeras donde la dulzura de la vida y las actividades del agua se complementan. Uno camina allí tranquilamente, a la sombra de sus murallas, las mismas que dibujan los contornos de Astapor, la ciudad roja de la serie ‘Juego de Tronos’. Podemos subir a estas paredes y hacer el paseo del parapeto: desde allí podemos ver las Islas Purpuraires, halcones, gaviotas y gaviotines sobre esta reserva natural.

puerta hammam

Orson Welles estuvo también por Marruecos. Para huir del calor, continental, viajó a Esauira. Era 1948 y Welles se inclinó por la ciudad para el rodaje de varias escenas de su película ‘Otelo’. Welles admiraba sus murallas, le encantaba recorrer su indómita playa, esas imágenes de los pescadores que llegaban de faenar. Le llegó hondo el aroma del salitre, quedando embelesado por sus murallas con lo que podemos convenir que encontró el escenario perfecto para iniciar el rodaje en Mogador. Un rodaje que le complicaría hasta tres años de su existencia, sucediéndose parones en el mismo por cuestiones presupuestarias y relacionadas con el elenco artístico. Se conserva un hamman, judío, en donde se refrescaba, identificado en el acceso al mismo, con su rostro esculpido en la fachada del mismo. Tal vez recorriera la calle del antiguo Mellah, en donde los comercios y galerías se suceden con bran bullicio.

Es que, hasta finales de los 60, Mogador ha sido un destino hippyLos mitómanos del rock pueden seguir los pasos de Jimi Hendrix en Esauira, a raíz de una visita que hizo en 1969. Hoy puede visitarse el local Café Jimi y el hostal Hendrix Inn. Esauira es también leyenda en este ámbito. Muchas historias escuchadas sobre cómo eran aquellos días, aunque lo más probable es que Hendrix viajara a Esauira solo para descansar y refrescarse.

cafe

Las callejuelas nos reciben con aromas de anís y cardamomo, con sonido de los músicos Gnawa, con sus gimbris de tres cuerdas, y ese intenso olor a mar. No solo Hendrix deambuló por estas calles. Los Rolling Stones, Frank Zappa, Bob Morrison, Jefferson Airplane o Cat Stevens son otros viajeros ilustres de aquellos años.

En la distancia, los surfistas, windsurfistas y kitesurfistas no se cansan de la calidad del viento. Luego, de un lugar a otro, el paseo lleva al puerto pesquero donde los marineros cobran vida; no muy lejos de allí, el mercado de pescado donde se puede adquirir directamente el pescado y los mariscos capturados durante la noche. La playa de Esauira es bonita, extensa, limpia y segura; ofrece un amplio abanico de opciones, con lo que en estas playas podremos relajarnos o, quizás, probar algunas actividades como el surf, la equitación o el deporte protagonista de la zona, el kitesurf.

El puerto de Esauira fue el principal puerto de comercio internacional de Marruecos entre finales del siglo XVIII y el siglo XIX, aunque su declive comenzó cuando se abrieron los puertos de Casablanca, Tánger y Agadir para poder recibir barcos más grandes. Actualmente es el tercer puerto sardinero más grande del país y se convirtió exclusivamente en un puerto pesquero en 1982. Aquí podremos comprar nuestro pescado y llevarlo a los restaurantes cercanos para que nos lo cocinen. 

En el centro, la medina desenrolla el entrelazamiento de sus callejones. Entre las más bellas de Marruecos, y ya sabemos que está clasificada por la Unesco. Estamos ante la única ciudad de Marruecos que goza de un trazado urbano de inspiración romana, en forma de cruz. En el centro, un caravanserai, en donde pernoctaban caravanas camino hacia Tombuctú, llevando la sal. El convoy destacaba en el horizonte por sus grandes hileras de camellos, más de un millar por expedición.

playa

Los zocos nos muestran librerías, galerías de arte, anticuarios y los tradicionales pequeños comercios. Una ciudad muy viva y llenita de gatos por todas partes, que ponen un punto hermoso y salvaje con su caminar felino. Por último, cada verano, la ciudad se baña de música: aquí se celebra el festival de los Gnaoua, que celebra los ritmos afro-magrebíes. 

Esauira es también la ciudad del té. Hasta aquí llegaba el té a Marruecos, la bebida oficial del reino. Pero no solo era el té de gran importancia, también se incluían entre las mercancías azúcar, metales, pólvora y tabaco. Lo traen los judíos desde India y, como destaque, la familia Afriat, de más de 2.000 años por estas tierras. La elaboración del té, partiendo de la materia prima india, se va experimentando hasta llegar al llamado té marroquí. También administraron exportaciones vitales como trigo, pieles, cereales y lana, que se convirtieron en monopolios estatales en ese momento, debido a los temores de makhzan sobre las consecuencias políticas y sociales de la penetración europea. Se conserva una antigua sinagoga tras la Plaza del Reloj y la antigua vivienda del rabino Afriat.

caravanserai

Frente a la ciudad, las islas Purpúreas albergan una reserva ornitológica poblada de gaviotas y halcones Eleonora. Por ello se recuerda que en el siglo I, Roma hizo instalar una factoría de púrpura que era extraída de los moluscos. La huella permanece y sobre ella subsisten las ruinas de una gran prisión de finales del siglo XIX, más tarde empleada como lazareto para peregrinos que retornaban de La Maca. No se puede acceder a este entorno, pero sí es factible contratar barcos que se acerquen a ellas para ver las aves.

Dónde comer en Esauira

Esauira es ciudad de pescado, marisco y olor a mar. También de ensaladas, de cuscús y de té moruno. Aquí son protagonistas la brisa del mar y el sonido de las gaviotas en alguna de las múltiples opciones de comida en azoteas de Esauira.

En los alrededores del mercado de pescado de la medina hay muchas opciones. Platos suntuosos de sardinas y langostinos servidos con rebanadas de sal, tomate y ensalada de pepinos, junto a una salsa especiada. Sin olvidarnos del tajine o de la pastela, aquí de pescado. Con todo, en la ciudad las cocinas ofrecen platos con sabores sutiles y variados, como el cuscús, un plato típicamente marroquí y mundialmente famoso; pero también los tajines de ternera, pollo o cordero; la pastilla que se come dulce, salada o ambas mezcladas; y pasteles para los más golosos. Luego, como digestivo, a por ese té a la menta típico marroquí.

tajine

Para la cena, escogemos Mega Loft. Una cerveza bien fresquita nos viene a todos bien. Estamos en un restaurante con carta que ofrece platos tradicionales e internacionales, pero también una decoración vintage, integrada por objetos imposibles, encontrados en los zocos, siempre en la referencia de un ambiente del Marruecos de los años 60 y 70.

Visitar una de las cooperativas de mujeres que producen aceite de argán 

Marruecos es la tierra del Argán, árbol de ramas de espinos que suele crecer hasta 10 metros de altura y es uno de los alimentos preferidos por camellos y cabras, resultando vistoso encontrarse con cabras que trepan por las ramas de los argán.

Como fruto del argán se destaca un tipo de nuez o almendra, que será prensado en frío para conseguir un aceite del que se dice cuenta con múltiples virtudes cosméticas, resultando un producto muy apreciado en todo el mundo, por ser rico en ácidos grasos insaturados omega 6 y omega 9, vitamina E, además de sus propiedades antioxidantes e hidratantes. Ya en 2014 la Unesco designó como Patrimonio Cultural Inmaterial a los Conocimientos, técnicas y prácticas vinculadas al Argán en Marruecos.  

A unos 20km de Esauira, por ejemplo, en la carretera que nos lleva a Marrakech, podemos encontrar Cooperativas de Mujeres que se han organizado para la producción de productos derivados del argán. Un ejemplo, la Coopérative Féminine Mogador Essaouira, que da empleo a cerca de 40 mujeres.

centro artesanía

También hay un nuevo espacio que la ciudad ostenta, orgullosa. En él es protagonista la artesanía y la moda, un edificio que compendia los trabajos más destacables de las manos de hombre y mujeres de estas tierras. Se trata del centro de artesanía de la ciudad, en donde se suceden espaciosos comercios que ofrecen una selección de los trabajos más destacados. Dos lados de un gran patio central al aire libre confieren los talleres y tiendas de los maestros artesanos. Aquí se nos permite descubrir sus conocimientos tradicionales, herramientas, materiales y logros creativos.

Todos los oficios de la ciudad están representados allí: ebanistas, marqueteros, carpinteros, tejedores, joyeros, pintores, cesteros, costureras... Con un nivel de francés medio podemos charlar con los artesanos, descubrir su oficio, pero también hacer pedidos o comprar a buen precio. El centro no está distante del paseo marítimo de la ciudad, con lo que no nos lleva nada de tiempo acercarnos.

Dónde alojarse en Esauira

Las opciones son múltiples: resorts, hoteles, riads, hostales y albergues.

A las afueras, como hotel de golf y relativamente, de playa, el Sofitel Essaouira Mogador, del que ya hemos hablado en este diario.

playa

Le Medina Essaouira Thalassa Sea & Spa MGallery, un hotel del grupo ACCOR ubicado en el paseo marítimo de la ciudad, frente a la playa. Así nos lo presenta desde la gerencia del hotel Anabelle Vignon: ‘para rejuvenecer o escapar, emprenda un viaje en el corazón de uno de los destinos más vibrantes y espirituales del Atlántico por su autenticidad y serenidad’.

Como complemento, un Riad de propiedad española, el Riad Zahra. Céntrico, a buen precio y ubicado en las inmediaciones del paseo marítimo, no distante de la medina.

Expreso. Esauira. Quique Ruiz de Andrés. Fotos: Q.R. y Turismo de Marruecos

Un reportaje realizado con la colaboración de Turismo de Marruecos.

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