La Bajada del Ángel, tradición medieval en Peñafiel, en la Ribera del Duero

EXPRESO - 28.03.2015

En la provincia de Valladolid, a 56 kilómetros al este de su capital, no te pierdas la visita de Peñafiel 

En la provincia de Valladolid, a 56 kilómetros al este de su capital, no te pierdas la visita de Peñafiel La localidad se distingue por su castillo, sus fiestas medievales así como por sus bodegas tradicionales y sus vinos de la Ribera del Duero. Visitar Peñafiel es a la vez un viaje a otros tiempos y un recorrido a través de la cultura del vino.

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Además, cada Semana Santa, Peñafiel recrea una tradición medieval en su famosa plaza del Coso: la Bajada del Ángel el Domingo de Resurrección.
En el camino, no te sorprendas al ver kilómetros y kilómetros de viñedos que se extienden a través del campo de Peñafiel. Es que va por buen camino para visitar esta localidad al este de Valladolid. Atravesada por los ríos Duero y Duratón, Peñafiel es famosa por sus vinos de la Ribera del Duero que nacen y envejecen aquí.
Lo primero que atrae la atención es su castillo medieval que es el punto culminante del pueblo y que alberga hoy el Museo Provincial del Vino. Tierra de viñedos y de historia, se trata de un destino turístico apreciado donde los visitantes descubren la ‘cuna de la Ribera del Duero’ y prueban sus caldos.
En este pueblo, la cultura del vino forma parte integral de la vida de los habitantes que se transmite de generación en generación. Así, a pie de cerro donde fue construido en las alturas el castillo, se ubican bodegas tradicionales. Saliendo de estas tierras, destacan muchas chimeneas de piedra, que ventilan las bodegas. Aprecie los aromas que flotan en el aire: sin duda se encuentra en la ciudad del vino, la ‘cuna de la Ribera del Duero’. Aquí, cientos de bodegas pueden visitarse para entender mejor la viticultura, la elaboración y la conservación del vino.
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¿La más famosa? Protos, del griego ‘ser primero’, que es la más antigua de la localidad vallisoletana, fechada del año 1927. Ubicada en el castillo de Peñafiel, tiene dos cavas cuya más reciénte fue diseñada por el arquitecto inglés Richard Rogers. Unos dos kilómetros de galerías subterráneas recorren las entrañas del cerro  que domina la sede del Museo Provincial del Vino. Así, los visitantes descubren donde se conservan las barricas de roble, la elaboración del vino y sus técnicas. Una visita interesante para conocer mejor esta especialidad con la posibilidad de catar vinos de alta gama. 
Castillo de Peñafiel, sede del Museo Provincial del Vino
Para seguir su recorrido enoturístico, la visita al Museo Provincial del Vino es obligatoria. Enclavado en el castillo de Peñafiel, da a conocer las 5 Denominaciones de Origen de la provincia, la cultura del vino así  como las diferentes técnicas de elaboración. De la vid a la comercialización del vino, los amantes descubrirán las herramientas utilizadas, los tipos de prensas, las enfermedades de la vid así como las diferentes botellas utilizadas. Abierto desde 1999, quiere ser moderno e interactivo con pantallas, vídeos explicativos y una sala de cata profesional.
Pero, lo más impresionante, es el entorno del museo donde se puede admirar los tres valles de la comunidad: la del Duratón, la del Duero y el del Arroyo Botijas.  Merece la pena hacer la visita guiada del castillo de Peñafiel para tener una vista de 360 grados a los alrededores.
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Sobresaliendo por encima de Peñafiel, la forteleza gótica se amolda a la roca y aparece como un gran barco arraigado en el altozano. Con 210 metros de largo y solo 33 de ancho, fue construido en el siglo X pero conoció diferentes modificaciones hasta el siglo XV. Es uno de los castillos mejores conservados en España y fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1917. Se impone a la ciudad, recordando a los habitantes el pasado medieval de Peñafiel cuando los musulmanes y los cristianos se disputaron esta localidad.
La Bajada del Ángel: una tradición medieval
Con sus calles estrechas, sus casas de estilo medieval y sus tradiciones ancestrales, visitar Peñafiel es un viaje a través del tiempo.
Declarada de Bien de Interés Cultural en 1999, la plaza del Coso, una de las más antiguas de España, es un espacio cuadrangular de arena, formado por 48 edificios de madera y piedra con balcones. Creada en la Edad Media con motivo de los festejos taurinos, ha guardado su principal función de antaño con las Fiestas de Nuestra Señora y San Roque, en el mes de agosto. Durante las fiestas, se mantiene una costumbre de otro tiempo, ‘el derecho de vistas’ que permite a los espectadores contemplar las ferias desde los balcones, sin ser dueños de las viviendas.
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Otra tradición medieval conservada en la plaza del Coso: la Bajada del Ángel el Domingo de Resurrección, durante la Semana Santa. Se trata de una fiesta religiosa donde un ángel desciende de un torreón de madera para quitar el velo negro de la Virgen María, simbolizando el fin del luto y la alegría por la resurrección de Jesús. Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2011, este ritual de origen medieval atrae cada año numerosos turistas españoles y extranjeros. En el aula de exposición Cosovisión, situado en un edificio de la Plaza del Coso, se proyectan videos de estas dos fiestas que se desarrollan año tras año. También en el mismo edificio, los visitantes pueden acceder al Aula Arqueológica de Pintia dedicado a la cultura vaccea en la zona central de la cuenca del Duero.
Para conocer mejor el pasado y las costumbres de los habitantes de Peñafiel al principio del siglo XX, una dirección: el museo casa de la Ribera. A través de una visita teatralizada, los turistas están sumergidos en la vida cotidiana de una pareja del siglo anterior. Mariano y Tomasa hacen descubrir a los visitantes la cantina, el patio, las bodegas y las habitaciones de esta casa del siglo XVI.
Además de haber conservado sus tradiciones antiguas, Peñafiel ha igualmente mantenido un arte religioso a través de sus varias iglesias.
¿La más imponente? El convento-iglesia de San Pablo, ubicado en el casco histórico. A partir de la fortaleza de su tío Alfonso X el Sabio, Don Juan Manuel construyó este edificio de estilo gótico en el año 1324, donde se hizo enterrar. Dos siglos después, su biznieto añadió la capilla funeraria de la familia de los Manuel de estilo plateresco. Declarado Bien de Interés Cultural en 1931, esta iglesia-convento es un buen ejemplo del arte religioso español entremezclando dos estilos diferentes, el gótico-mudéjar y él de plateresco.
También merece la pena ver la Torre del Reloj, el último vestigio de la iglesia románica de San Esteban. Se trataba de la primera construcción que se levantaba en Peñafiel en el siglo XI para conmemorar la victoria castellana sobre el almorávide Alí. De estilo gótico, la torre fue añadida en el siglo XIII pero su nombre fue dado más tarde cuando el ayuntamiento decidio añadir un reloj mecánico del siglo XIX que desde entonces ritma la vida de los habitantes.
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No solo son sus vinos y sus fiestas tradicionales lo que hacen famosa a la ciudad de Peñafiel, sino también su gastronomía ¿ El manjar tradional ? El lechazo asado al horno de leña, procedente de la raza churra de las tierras castellanas desde tiempos de los íberos. Para probar, una buena dirección: El asador Mauro, en la calle Atarazanas. Hace 70 años que perpetúa la tradición del asado del lechazo.
Texto y fotos: Rozenn Le Roux

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