Planes originales y sostenibles para recorrer la mejor Irlanda sin dejar ni rastro

EXPRESO - 04.09.2023

Para los amantes del slow travel y las expediciones que te sumergen de lleno en un destino único en el que viajar es ‘algo más’, está la Isla Esmeralda.

Nos espera la primera ruta a pedales sobre una antigua vía ferroviaria que atraviesa el paisaje rural más encantador, los destinos más desconocidos en los que poder perderte en coche eléctrico sin miedo a quedarte sin batería y un lugar que lleva más de 400 años de historia geológica moldeándose para ofrecerte la naturaleza más espectacular.

Porque viajar ya no es suficiente para el verdadero viajero, Irlanda es la opción perfecta para esa aventura que debe llegar mucho más lejos que a un simple destino. 

Aterrizar en la Isla Esmeralda y perderte lejos de la ciudad es el viaje. Huir de la muchedumbre, descubrir paisajes imponentes que sobreviven al paso del tiempo en silencio. Contagiarte del ritmo al que camina la Irlanda más desconocida y bajar las pulsaciones. Conectar con el entorno y reconocer algo familiar en las costumbres locales.

Dejarte llevar. Un turismo que nada se parece al habitual. El que viene a Irlanda lo sabe. Por eso siempre vuelve. 

Pero para vivir la experiencia y no sentir que se está profanando un lugar sagrado, es necesario que el viajero esté dispuesto a pasar desapercibido; a ceder el protagonismo al entorno y que sea Irlanda quien deje huella en él y no al revés.

Para esos viajeros de corazón, exploradores sin remedio, ahora es el momento perfecto para conocer la impresionante Isla Esmeralda; ahora que la luz aún aguanta despierta hasta tarde, es momento de pasearla sin prisas: a pie, en bici o en coche eléctrico.

Aquí tienes tres propuestas para recorrer lo mejor de la isla y que el único rastro que quede de tu viaje sean tus fotos y tu imborrable recuerdo. 

Atravesar el auténtico rural irlandés pedaleando por las vías del tren

En pleno corazón de la mágica Ruta Costera del Atlántico se encuentra el condado de Mayo, territorio Gaeltacht, o lo que es lo mismo, identidad gaélica en estado puro.

Aquí, en medio de paisajes apabullantes (Doo Lough, Parque Nacional de Ballycroy…) y a un paso del encanto georgiano de Westport, se encuentra Kiltimagh, hogar de poco más de un millar de personas en el que las tradiciones y las costumbres lejos de esconderse, se manifiestan solas. 

Este rinconcito de Irlanda, rodeado de algunos de los lugares más espectaculares del país, como el Croagh Patrick, despierta ahora a un turismo responsable y sostenible con una actividad única.

Sobre una vía ferroviaria que lleva más de 60 años sin escuchar el trasiego de pasajeros y mercancías, se ha inaugurado el primer Velo Rail de Irlanda. La posibilidad de volver a hacer esos románticos viajes en tren a través de los hermosos paisajes irlandeses, pero en ‘bicicleta de riel’. Siete kilómetros pedaleando sobre bicicletas estilo kart, que se han montado sobre las mismas vías del tren, con una cubierta superior y capacidad para acomodar de 2 a 5 personas.

Una manera original de adentrarse en el auténtico rural irlandés: el de ovejas, campos de infinitas tonalidades verdes, casas de pueblo y muros de piedra. 

Para ciclistas más apasionados, la Great Western Greenway: una de las rutas en bicicleta más largas de Irlanda, que une Westport y la isla de Achill. Un viaje a pedales a través de tierras reinadas en el siglo XVI por la Pirata Grace O’Malley, por los acantilados marinos más altos del país y por paisajes inmensos que parecen descubrirse por primera vez a los ojos del viajero.

Recargar la batería de tu coche eléctrico en la Irlanda más remota La posibilidad de entrar en coche en la naturaleza más virgen y poder admirarla de cerca como si lo hicieras de puntillas, solo es posible si lo haces en un eléctrico. ¿El problema? La autonomía.

Irlanda lo sabe y por eso trabaja para instalar puntos de recarga de batería en lugares remotos. La idea es abrir las puertas de la Irlanda más inhóspita y desconocida; invitar a explorarla y que el tiempo de recarga de la batería no se pierda en una estación de servicio en mitad de una autopista, sino ante montañas imponentes y paisajes interminables. 

Para los que no quieren preocuparse por la autonomía de su vehículo eléctrico, pero apuestan por adentrarse en la Irlanda más salvaje y tradicional, hay tres rutas en las que nada puede salir mal.

La primera propone un recorrido por Wicklow que comienza por los hermosos lagos de Glendalough, pasando por Lough Tay (más conocido como Lago Guinness) y reconociendo en el camino algunos de los escenarios más espectaculares de rodaje de series y películas como Braveheart o Vikingos. 

La segunda invita a conocer Cork y la magia de Kerry, donde disfrutar de los paisajes costeros más espectaculares y dejarse impresionar por las montañas más altas del país.

La tercera ruta lleva hasta el norte, para conducir a través del espectacular paso del glaciar Glengesh hacia el Parque Nacional Glenveagh.

La Ruta Costera de la Calzada es un desvío inevitable al llegar a Derry, en el que lugares como el puente colgante Carrick-a-Rede o Fair Head y Murlough Bay, le recordarán que la Isla Esmeralda esconde lugares como de ciencia ficción. 

Por el Geoparque Mourne Gullion Strangford: naturaleza única y tradiciones ancestrales

Entre Dublín y Belfast (a poca distancia en automóvil) se extiende otro mundo. Uno diseñado por océanos, glaciares y volcanes durante más de 400 millones de años de historia geológica.

Es el Mourne Gullion Strangford y el pasado mes de mayo adquirió la categoría de Geoparque Global gracias al reconocimiento de la UNESCO, que ha visto en este lugar de picos oscuros, lagos glaciares sumergidos y exuberantes tierras de cultivo, un lugar digno de proteger en el que desarrollar un modelo sostenible de turismo. 

El geoparque incluye tres áreas de una belleza natural indiscutible: el Anillo de Gullion, las montañas de Mourne y Strangford Lough, el lago costero más grande de Irlanda y Reino Unido. Un lugar único entre los geoparques mundiales de la UNESCO, pues cuenta la historia de dos océanos: En este punto, según los expertos, se traza el cierre del antiguo Océano Iapetus, que unió las dos partes de la isla de Irlanda y nace el moderno Océano Atlántico Norte. La última glaciación, dicen le dio los últimos retoques. 

Sin duda, un lugar en el que perderse sin reloj ni calendario, pues los planes son infinitos.

Desde caminar por las montañas de Mourne y escalarlas junto a algún guía experto, a navegar por las aguas de Strangford Lough en una canoa y observar aves en unas de las regiones de mayor biodiversidad de Europa.

Pasear por Castle Ward (Invernalia en Juego de tronos) o descubrir los antiguos cementerios neolíticos en Slieve Gullion. Mires adonde mires las inmensas colinas verdes (conocidas como drumlins) te sorprenderán precipitándose al mar entre caminos que serpentean sorteando rocas inmensas. 

A lo espectacular de la experiencia, se le suma el contacto con una población de unas 180.000 personas tan mimetizadas como comprometidas con el valor incalculable de su entorno.

Por la sangre de esta gente corre el cultivo del lino y una artesanía de creatividad infinita que lejos de morir, se comparte orgullosamente con el viajero, que puede participar de un curso de construcción de muros de piedra seca, visitar un taller de carpintería en el que se trabaja con madera autóctona irlandesa o compartir impresiones con algún arpista celta enamorado de su tierra y su historia.

El Mourne Gullion Strangford es un lugar único; un auténtico viaje a Irlanda.    

Expreso. Redacción. T.R

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