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El Languedoc-Rosellón, tierra de enoturismo
EXPRESO - 18.09.2012
Para los aficionados de enoturismo, el Languedoc-Rosellón, en Francia, es una región que debe ser recorrida de nuevo, porque las etapas son demasiado numerosas para una sola estancia
Para los aficionados de enoturismo, el Languedoc-Rosellón, en Francia, es una región que debe ser recorrida de nuevo, porque las etapas son demasiado numerosas para una sola estancia.
El viñedo más antiguo y más amplio del mundo, Languedoc-Rosellón Sur de Francia abre su actividad vinícola al turismo. Recorrer las regiones del Valle del Ródano, del Languedoc, de Las Corbières, del Minervois, del Rosellón y tantos otros con nombres tan evocadores para los amantes de los grandes vinos; ir a conocer a hombres y mujeres que moldean estos paisajes de viñas; descubrir y apreciar los néctares con los que los crían, Languedoc-Rosellón Sur de Francia le propone venir a compartir bonitos momentos de convivencia en torno a la viña y al vino.
Elija su itinerario, pare en una de las numerosas haciendas que tienen la etiqueta de Calidad Sur de Francia, disfrute de una estancia con encanto en uno de los establecimientos miembros del Círculo de Prestigio. En Languedoc-Rosellón, a cada región le corresponde una estancia que le seducirá.
La Academia del Vino y del Sabor de Roquemaure (Gard) puede ser el punto de salida de un circuito dedicado alturismo y al vino. Este lugar de encuentros y de intercambios se sitúa en el Castillo de Clary, en pleno corazón del viñedo de Lirac. Guiado por enólogos -y especialistas del aceite de oliva - el visitante sale a descubrir las cepas del viñedo del sur, variedades de aceitunas y de una manera general de las riquezas del Languedoc-Rosellón.
En la carretera de los Pirineos, los circuitos de enoturismo pasan por la ciudad de la Vid y del Vino en Gruissan (Aude). Un lugar cuya ambición es presentar el universo de la vid y del vino a través de un paseo lúdico adaptado a todas las edades.
Al final de la visita, degustaciones y conversaciones se animan con los enólogos, todos tan afi cionados que Pascal Borell, joven chef catalán que acondicionó ‘La Maison du Terroir’ (La Casa de la Tierra) en el corazón de losviñedos de Maury (Pirineos Orientales), otra etapa mayor de enoturismo. El lugar se compone de un restaurante gastronómico y de una bodega para la degustación de cualquier producción local. En un paisaje evidentemente vitícola, sembrado de ‘Casotes’, las casetas de piedra de los viñadores.
Un anticipo de lo que pueden ser las vacaciones bajo el signo del enoturismo en Languedoc-Rosellón, donde lasmanifestaciones festivas y artísticas relativas al vino abundan en verano. Por ejemplo, el festival ‘Colores del viñedo’ en el Alto Languedoc es un testimonio: permite descubrir en julio y agosto los paisajes, la historia y el arte de vivir procedentes de una cultura de la vid donde la fiesta ocupa un lugar preponderante.
Con paradas emblemáticas, como en Berlou, donde en el frescor de la sepultura, podrán descubrirse las colecciones de arqueología y de paleontología.
Expreso. Redacción. T.R
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