Túnez, un oasis en el Islam. Cartas a Chihab, guía ocasional (IV)

EXPRESO - 15.11.2016

Manolo Bustabad Rapa, periodista

Retomo la pluma para proseguir rememorando nuestro viaje hacia el desierto, pero me bulle la cabeza con las constantes noticias sobre percances protagonizados por musulmanes en Europa...

 
Amigo Chihab:
 
Retomo la pluma para proseguir rememorando nuestro viaje hacia el desierto, pero me bulle la cabeza con las constantes noticias sobre percances protagonizados por musulmanes en Europa. No se si estás al tanto de las últimas polémicas sobre la vestimenta femenina en las playas francesas y españolas. Mujeres musulmanas que 'toman' el sol sólo en rostro, manos y pies, bañándose tal cual, y 'autoridades' que se empeñan en desnudarlas. Personalmente, las dos conductas me parecen reprochables y el tema da para una larga conversación que algún día podremos tener. El caso es que aquí sólo se habla de bikinis y 'burkinis'. Bueno también de que en algunos países, como Francia y Bélgica, se incrementa el número de militares y policías en las calles (como vienen haciendo en Túnez desde hace meses), mientras se debate si dejar sin nacionalidad a los yihadistas nacidos en Europa.
olivos
Recordaba el otro día la impresión que me causaron los extensos olivares de tu tierra perfectamente labrados y sin una mala hierba, pero no te dije que ese trayecto hacia Matmata dejó en mi retina imágenes inesperadas. Te cuento. Los árboles alineados enmarcando la carretera no son palmeras ni chumberas, ¡son eucaliptos! (de los de hoja menuda, que hemos visto también en Jordania y en zonas áridas de España). Y, entre ellos, cientos de puestos de comercio ambulante (¿?) llenos de bidones multicolores.
Comprenderás que contase con los puestos de artesanía y hortalizas, que también vimos algunos, sobre todo de cerámica y frutas diversas, o los vendedores de agua y té, pero no de gasolina de estraperlo. Nos contaste que los camioneros se la compran en Libia a grupos rebeldes y aquí se vende casi regalada. Sorprende la proliferación de puestos y la permisividad, porque en todo el recorrido hemos visto también gasolineras convencionales.
Otra novedad para mí fueron los restaurantes de carretera, no como tales, sino por la exhibición de pieles y cabezas de los animales colgadas de los toldos, sin duda sacrificados allí mismo, cuya carne ofrecen. Creo que eran todos corderos. Aún así al día siguiente, en Tozeur, volvió a impactarnos la exposición de cabezas de vacas y camellos, esta vez ante las carnicerías, colgadas sobre las aceras de modo que había que apartarse para no dar en ellas con los morros.
En Matmata, tierra de cavernícolas bereberes que hablan además el árabe, tuvimos la suerte de que aquella familia nos mostrase su casa, porque ya quedan pocos trogloditas permanentes. La organización de la vivienda, con varias cuevas (estancias), algunas para los animales, alrededor de una explanada (patio) cerrada con muralla y portón por el lado de acceso, me resultó lógica y familiar. Lo demás, previsible: la joven, ocultándose no sé si de nosotros o sólo de las cámaras; la señora, primero huidiza, pero luego posando amablemente e incluso moliendo y amasando ante nosotros para hacer un sabroso pan; el hombre, anfitrión casi inadvertido...
matmata
Luego vimos varias viviendas más y todas tenían en común sus paramentos encalados y la austera decoración a base de unos pocos peces azules (apuntaste que es un símbolo religioso, de vida, compartido con el cristianismo). En alguna, la 'mano de Fátima' pintada en la puerta y otras manos en el dintel. Y compartiendo espacio sin turbación, molinos de piedra, herramientas de madera, paneles fotovoltaicos, antenas parabólicas, escalas rudimentarias...
Casi se me olvida que en esta ruta nos enseñaste cerca de la carretera algunos bunkeres usados por las tropas de Rommel o de Eisenhower hace 73 años, para defender (uno) y romper (el otro) la famosa línea Mareth, determinante en el frente africano de la 2ª Guerra Mundial.
Aún llegamos con luces de día a Chott El Jérid, el lago convertido en desierto de sal que un día el mismísimo Lesseps quiso comunicar con el mar (resultó estar más elevado, unos diez metros). Esta carretera que hoy lo atraviesa era hasta hace bien poco sólo un camino de 4x4, pero históricamente fue una importante ruta de caravanas, con floreciente comercio hasta bien entrado el XIX.
Al otro lado nos esperaba Tozeur. Allí te hiciste con aquellos esquejes y nos contaste muchas más cosas..., que espero me ayudes a rememorar la próxima semana.
bicitunez 
Hasta entonces. Un abrazo
                                                           Orense, España, verano del 2016
 
Manolo Bustabad
 

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