La Pasión Viviente de Castro Urdiales, una cita espectacular en Cantabria

EXPRESO - 23.03.2013

Texto y fotos: Ana Bustabad Alonso y Federico Ruiz de Andrés Las gaviotas interrumpen un momento su canto, y se apresuran las caminatas por el paseo marítimo

Texto y fotos: Ana Bustabad Alonso y Federico Ruiz de Andrés

Las gaviotas interrumpen un momento su canto, y se apresuran las caminatas por el paseo marítimo. Cada vez más cerca, el golpear de los cascos de los caballos sobre los adoquines anuncia la llegada de las tropas romanas a Castro Urdiales, en Cantabria, como en tiempos de la lejana Flavióbriga.
caballos
Su sonido marca el comienzo de uno de los actos más espectaculares de la Semana Santa española. Más de seiscientos vecinos trabajan todo el año para mostrar, cada Viernes Santo, una representación completa de las últimas horas de Cristo, desde la Última Cena hasta la Resurrección. Es la Pasión Viviente de Castro.
Son cuatro horas largas e intensas, conmovedoras, en las que el fervor y el silencio son protagonistas, mientras los castreños escenifican los momentos más dramáticos de Jesús de Nazaret con escenas de gran realismo.
Todo comienza a los pies de la iglesia de Santa María, el templo gótico más antiguo de toda Cantabria. Aquí se desarrolla la Última Cena, como en aquella Jerusalén, aunque hoy los invitados son miles.
Los corazones se encogen en oración entre los olivos del huerto de Getsemaní, acompañando la soledad de Jesús, viviendo con él el prendimiento, la traición de Judas, su muerte arrepentida. Al fondo, las vistas del puerto de pescadores, la brisa del mar.
vista
Los ojos se pierden hasta el monumento a los remeros de las traineras, que cualquier otro día pueblan esta costa cantábrica. Más allá, el Club Náutico y el rompeolas, un camino silencioso de piedras que se adentra en el mar. Al fondo, la playa de Brazomar. Al otro lado, la de Ostende.
Y aquí, en esta explanada de Santa María, aparece un personaje que llaman la ‘conciencia’, cuando presentan al Ecce Homo a Pilatos, y no hace más que repetir: ‘Arrepentíos, porque vosotros sois tan culpables como los romanos’.
Uno y hasta dos juicios de Pilatos, mientras las gentes gritan la inocencia del reo. ‘Es uno de los momentos más emocionantes, el llamamiento que hace el pueblo cuando se le está juzgando. Pero también la crucifixión, sus palabras… Es emocionante desde el primer momento, pensar en el calvario que tuvo que sufrir aquel hombre’.
Quien nos lo cuenta es Iván González, alcalde de Castro Urdiales, que cada Viernes Santo se levanta pendiente del cielo, y no respira tranquilo hasta que terminan las cinco horas de Pasión Viviente: ‘Pues sí, porque cuando hay un acto tan importante como este en tu ciudad, al final siempre estás mirando al cielo. Una fiesta se engalana mucho más si el tiempo acompaña’.
huerto
Un acto importante en un entorno único. Los humildes decorados de Torre Antonia son los únicos que necesita Castro, que puede presumir de escenarios naturales verdaderamente espectaculares como el castillo-faro de Castro Urdiales, al borde del acantilado, o las vistas de la ciudad desde la Atalaya convertida en ‘monte Calvario’.
Ya dentro de la iglesia, los afortunados que consiguen entrar asisten en directo al juicio del Sanedrín. El pueblo aguarda fuera uno de los pasajes más dramáticos, la flagelación de Cristo, que se hace sobre un miliario original del siglo I que señala los mil pasos entre la cercana Otañes, donde fue encontrado, y Pisoraca, en tierras palentinas.
Un momento dramático, como nos explica Jesús Mª Prado, miembro de la comisión organizadora de la Pasión Viviente: ‘El público se implica hasta tal punto que llegamos a tener agresiones. Recuerdo un año que cuando estaban azotando al Cristo había personas que pegaban con los paraguas a los flageladores’.
Así es el realismo de esta Pasión donde los látigos son auténticos, y también las marcas en la espalda del Cristo, al que han de ‘picar’ para que no aparezcan luego hematomas en su piel.
pilatos
hierba
Aitor Garmendia, que el año pasado representó a Jesucristo, ‘al principio temblaba, no sabía bien si de nervios o de frío, pero al final estaba muy orgulloso’, nos contaba el alcalde al finalizar la intensa mañana del Viernes.
Este año no ha podido cortarse el pelo porque está de 'suplente', como manda la tradición, por si en el último momento el protagonista sufriese algún percance. Y el Cristo del año próximo hará este año de Juan, para estar cerca y se empaparse de toda la escena. El resto de los personajes suelen repetir dos años.
El castillo de Herodes es en realidad el magnífico castillo-faro de santa Ana, una fortaleza medieval de las pocas que quedan en Cantabria, que facilitaba la huida por mar en caso de asedio, y ahora acoge muestras fotográficas de otras ediciones.
castillo
Aquí y allí se permiten algunas licencias, un momento frívolo con las bailarinas, morcillas que arrancan sonrisas y algunas críticas, como nos explican desde la organización: ‘Entre dos escenas de suma dureza procuramos aliviar, nos permitimos algunas licencias que no están en las Escrituras, con un ligero tono de parodia, jocoso, que nos está costando unas críticas fenomenales, pero resulta más entretenido para los niños’.
Continúa el recorrido del Vía Crucis por la ciudad, las tres caídas, el encuentro con la Magdalena, con la Verónica, con los leprosos… En la plaza del Ayuntamiento se encuentra Cristo con María, uno de los momentos más especiales. ‘Más, porque desde hace unos años la persona que interpreta a la Virgen es su propia madre, se nos cristalizan los ojos, nos echamos a llorar’, relata Jesús Mª Prado.
Y el cortejo triste sube luego por la estrecha calleja de san Juan, en la Puebla Vieja, el barrio marinero donde nació la villa de Castro.
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Quizá el momento más dramático es la crucifixión, o el descolgamiento del cuerpo inerte de la Cruz, al que arropa María mientras en la Atalaya se hace el silencio.
Precisamente aquí, desde este promontorio natural cubierto de hierba fresca, se tiene la mejor vista de Castro. Impresiona su costa irregular, con rocas abruptas salpicadas de flores –ya es primavera-, el contorno del castillo-faro asomado al Cantábrico, las olas rompiendo con fuerza.
La Resurrección convierte a Castro en una gran fiesta, niños y mayores agitan sus ramos de laurel y los miles de espectadores irrumpen en aplausos, pero no ha sido así siempre, según nos explican desde la Asociación Cultural: ‘Veíamos que al final arrancábamos aplausos, y no nos parecía apropiado con Cristo crucificado, así que hace unos años, en el 2000, decidimos resucitarlo, y ahora cada Viernes Santo representamos tres días comprimidos en cinco horas’.
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Esta algarabía pone la guinda a un año de ilusión y de esfuerzo de cientos de personas. Las farolas convertidas en palmeras, las señales de tráfico cubiertas, los ropajes de época, armaduras, sandalias… todo se hace artesanalmente en esta Asociación Cultural Pasión Viviente, donde los voluntarios trabajan durante todo el año.  
Anécdotas, muchas. ‘En algunas escenas el sonido se graba previamente porque si no sería imposible escucharlo bien, y a más de uno lo hemos tenido colgado cabeza abajo con un saco, o corriendo por el patio de las escuelas para que le saliesen los jadeos perfectos’, nos cuenta Jesús Mª.
Ahora que la nueva tecnología facilita mucho las cosas ya no hay que repetir la Última Cena completa porque a alguien se le escape un estornudo, como cuando se hacía con cintas de casete, y la banda sonora de la Pasión Viviente es cada año más sofisticada, pero siempre incluye algún tema de Ben-Hur, de la Guerra de las Galaxias, y los inevitables, hermosos, sonidos de las gaviotas.
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Fiesta de Interés Turístico Nacional
La Pasión Viviente de Cantabria estrena este 2013 la calificación de Fiesta de Interés Turístico Nacional, una distinción por la que se ha trabajado mucho desde el Ayuntamiento de Castro Urdiales con el apoyo de la Dirección General de Turismo del Gobierno de Cantabria.
Fiesta que es mucho más que un entretenimiento, como suele decir su coordinador, Chechu Arozamena: ‘Aquel que espere ver un bonito espectáculo, por favor, que vuelva a la taquilla a que le devuelvan el dinero, porque para nosotros es mucho más, es una creencia en la que tratamos de revivir las últimas horas de la vida de Cristo, y lo único que pretendemos es que la gente vea lo que nosotros sentimos y hacemos con todo el amor del mundo’.
Se nota. No solo emociona esta Pasión Viviente, también es fácil sentirse atraído por Castro Urdiales, y si no que se lo pregunten a Jesús Mª Prado. Lleva 15 años en la comisión organizadora de la Pasión Viviente porque se casó con una castreña y ‘me quedé enamorado no solamente de ella, también del pueblo, de sus gentes, de su forma de vida…’
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GUÍA PRÁCTICA
 
Cómo llegar
Castro Urdiales está en la costa norte española, en el extremo nororiental de Cantabria, haciendo frontera con el País Vasco, y muy bien comunicada. Si se llega en coche desde Santander, a 75 Km, o Bilbao, a solo 35, la Autovía del Norte A-8 cuenta con salida directa. El Ayuntamiento habilita ese día zonas especiales para aparcar, y en el mismo centro de la ciudad hay un parking subterráneo.
Si se prefiere llegar en autobús, la compañía Alsa cubre el servicio entre Irún y Gijón, con enlaces desde Bilbao a Madrid y Barcelona; y Encartaciones se encarga de la línea Bilbao-Castro, con frecuencias de 30 minutos. También las compañías de autobuses Turytrans y Bizkaibus mantienen líneas regulares con el municipio.
En un futuro no muy lejano, además, Castro podría estar unida por línea férrea con la cercana ciudad de Bilbao, bien a través de la continuación del metro o de Renfe-Feve.
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Dónde ver la Pasión Viviente
Es imposible ocupar un buen lugar en todos los escenarios de la Pasión Viviente. Si es la primera vez que se viene, lo mejor es madrugar para coger sitio en la explanada de la iglesia de Santa María. Aquí se desarrollan varias escenas: la Última Cena, los dos juicios de Pilatos, la flagelación, y está también el Huerto de Getsemaní.
Cuando se abre la puerta lateral del templo se puede entrar además a ver el juicio de Caifás, en el castillo-faro. Antes de que finalice, conviene subir por la Puebla Vieja hacia la Atalaya, desde aquí se tiene una perspectiva increíble de las últimas escenas y se puede coger ya un buen lugar para los momentos de la crucifixión y la resurrección.
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Dónde comer
Para aguantar las cuatro o cinco horas de la Pasión sin desfallecer, nada mejor que un buen desayuno en alguna de las terracitas de la plaza porticada del Ayuntamiento, donde se instala un mercado de época.
Al finalizar la representación, las calles de La Correría, La Rúa o Ardigales son algunas de las más animadas para tomar unos pinchos. Pero si se busca algo más contundente hay que reservar en alguno de los restaurantes de la villa para disfrutar de un buen pescado fresco.
Lubina, besugo, rodaballo, unas rabas, que es como llaman aquí a sus famosos calamares, unos caracolillos, una buena chuleta… las opciones son muchas y muy buenas en la gastronomía de Cantabria, nos cuenta su alcalde, Iván González.
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postres
Un acierto seguro es el restaurante El Manco. Pertenece al Club de Calidad de Cantabria Infinita, y es uno de los mejores de Castro Urdiales. No hay que perderse una buena ensalada con bonito, alguno de sus pescados y mariscos fresquísimos, las carnes a la brasa y sus postres de Semana Santa, incluyendo las torrijas elaboradas a la manera tradicional.
Se trata de un restaurante familiar en el que la amabilidad del personal te hace disfrutar doblemente de la comida y donde hay que dejarse aconsejar. Está en la calle Lorenzo Maza, muy cerca de la playa de Ostende.
 
Dónde dormir
El Sercotel Las Rocas Playa es un cuatro estrellas magníficamente situado junto a la playa de Brazomar, en el extremo este del paseo marítimo de Castro Urdiales.
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Cuenta con conexión a Internet gratuita en todo el hotel, habitaciones para fumadores y no fumadores, y salones de reuniones con vistas al mar. Buenísimo su desayuno. 
 
Más en Castro Urdiales
Además de los escenarios de la Pasión Viviente, como la iglesia de Santa María o el castillo-faro, Castro cuenta con un paseo marítimo muy agradable que vertebra la ciudad de un extremo a otro. En él está la Oficina de Turismo, que estrenaban hace justo un año, donde nos pueden informar de otros atractivos cercanos.
No hay que perderse los palacetes de principios del siglo XX como el de Ocharán, ni la playa de Brazomar, el solárium de Don Luis, o el Pedregal, una piscina natural en el barrio de los Marineros, en pleno casco urbano.
Tampoco las vías verdes accesibles del municipio, que discurren por los antiguos trazados del ferrocarril y vías mineras, y cuentan con punto de acceso wifi para seguirlas cómodamente.
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Muy cerca de Castro
Lo bueno de Cantabria es que es una Comunidad Autónoma pequeña y muy bien comunicada. En tres cuartos de hora se puede estar en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, subiendo al teleférico de Fuente Dé o adentrándose en los misterios de la Cueva del Soplao.
Y en menos tiempo aún se llega al centro de Santander. Imprescindible una visita al Palacio de la Magdalena y un paseo por el Sardinero, además de acercarse a la zona de Cañadío para tomar unas tapas.
 
Más información:
La Pasión está organizada por la Asociación Cultural Pasión Viviente, y patrocinada por el Ayuntamiento de Castro Urdiales y el Gobierno de Cantabria.
En sus webs está toda la información necesaria para disfrutar del Viernes Santo, y descubrir los múltiples atractivos de Cantabria.
Asociación Cultural Pasión Viviente www.pasionviviente.org
Turismo de Cantabria www.turismodecantabria.com
 
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