Laurentides, una ruta de oxígeno e hidrógeno por el corazón de Quebec

EXPRESO - 01.05.2011

Texto y fotos:  Amelia Blanco López y Ana Belén Carballo Álvarez
A una hora escasa al norte de Montreal, la región canadiense de Quebec guarda un secreto a voces alimentado de oxígeno e hidrógeno; agua, aire puro y grandes espacios verdes salpicados de lagos, montañas y pueblecitos pintorescos.
Son las Laurentides, antaño cuna de valientes pioneros, y hoy uno de los lugares preferidos por los canadienses para pasar las vacaciones. No es extraño, porque esta zona cuenta con fantásticas estaciones de esquí y paisajes de colores donde practicar todo tipo de deportes de aventura o simplemente perderse caminando.
Tras unos días en Montreal, una ciudad en movimiento que nos deja con ganas de volver, emprendemos sin prisas nuestra ruta en coche hacia el mismo corazón de las Laurentides, Laurentian Heartland.
Una red de autovías excelente

Quebec, como todo Canadá, es un país de grandes distancias, así que alquilamos un vehículo con sistema GPS, marcamos nuestro destino y nos dejamos llevar. La red de autovías es muy buena, parece increíble pero no encontramos ningún peaje.
Otra opción, si no se dispone de GPS, es que no falte en el equipaje un pequeño portátil o un smartphone, muy útil para consultar los detalles de la ruta, por ejemplo en Google Maps. Aquí la conexión a Internet es fantástica y gratuita en cantidad de hoteles, bares y restaurantes.
Algo importante antes de adentrarse en las ‘Autoroutes’ de Quebec es saber que las señales no mencionan durante todo el trayecto el nombre de la ciudad a la que nos dirigimos, sino sólo la orientación. A veces te encuentras con que la carretera se bifurca, por ejemplo, en Autoroute 20W y 20E, lo que hace necesario saber si el destino está al norte, sur, este u oeste.
Esta noche hemos decidido dormir en el famoso Mont-Tremblant, al norte. Camino de las Laurentides, salimos de Montreal por la Autoroute 13N. Al principio, las horas de carretera que nos esperan hoy no resultan nada apetecibles, porque cuesta dejar esta ciudad que nos ha enamorado, pero a medida que nos vamos adentrando en el territorio Laurentian nos van atrapando los colores…
Resulta emocionante la alfombra multicolor que nos rodea, especialmente espectacular en otoño, cuando los arbóles adquieren tonalidades intensas de rojo, granate, fucsia, naranja, amarillo…
A derecha e izquierda, el paisaje continúa salpicado de lagos, coquetas casas decoradas al mínimo detalle con jardines llenos de flores de temporada que se integran perfectamente en el paisaje, sin muros que los limiten.
Después de una hora de trayecto disfrutando de la naturaleza nos detenemos en el pequeño pueblo de Saint Joseph du Lac.
Situada en el punto más alto de la montaña encontramos la fábrica artesanal Les Fromages du Vergers, una empresa familiar elabora sus quesos con técnicas tradicionales.
Michel, su propietario, nos enseña orgulloso su rebaño de ovejas, los corderitos recién nacidos, el sistema de ordeño… Y terminamos la visita degustando quesos tan buenos como el Brebichon, tierno pero con mucho sabor, que cuenta con el premio Selection Caseus 2010 de L´École de Laiterie-Fromage.
Dejamos Saint Joseph du Lac y volvemos a la carretera, en dirección a la zona del Laurentian Heartland llamada Pays-d´en-Haut.
En menos de una hora por la Autoroute 640E y la 15N alcanzamos uno de los destinos estrella del esquí nocturno, la estación del Mont Saint-Sauveur, que tiene el mismo nombre que el pueblo y el valle que lo acoge.
Al pie de la estación, una zona residencial al borde del agua, donde los colores suaves de las fachadas se difuminan en el verde que las rodea.
Mont-Tremblant, la montaña que tiembla

Desde Saint-Sauveur continuamos camino, unos 65 kilómetros nos separan aún del Parque Nacional de Mont-Tremblant, donde vamos a pasar la noche. El pueblo de Mont-Tremblant gira en torno a la carretera principal que lo atraviesa. En esta época del año, la vida se desarrolla con total tranquilidad.
No nos resistimos a hacer un alto en el camino para contemplar la arquitectura coqueta de los cafés, los restaurantes, las tiendas… Entramos en una zapatería que nos resulta pintoresca y tenemos la agradable sensación de estar entrando en el salón de casa, solo que repleto de zapatos y botas.
A pesar de que solo unos pocos kilómetros separan el pueblo de la estación de esquí Tremblant, en la que se encuentra nuestro hotel, Les Suites L´Ermitage du Lac, llegar no resulta tarea fácil; ¡no hay ni un solo cartel o señal en la carretera que indique el camino!
El cansancio del día desaparece cuando llegamos a la habitación de Les Suites, un hotel boutique dedicado al bienestar. Rodeado de paz, íntimo, a nuestro apartamento no le falta de nada: cocina, salón con chimenea, habitación con dos fantásticas, suaves, comodísimas camas, y una terracita con sillones para deleitarnos con los increíbles colores de la naturaleza.
Esta vez no tenemos tiempo de disfrutar la piscina ni el jacuzzi, porque Catherine Lacasse, relaciones públicas de la estación de Mont Tremblant – Intrawest y nuestra guía en Tremblant, nos espera en el hall del hotel para comenzar la visita.
Unas pocas casas de pescadores situadas al lado del lago Miroir componen el viejo Tremblant; el resto son complejos de hoteles de 5 y 4 estrellas construidos en torno a la estación de esquí. El paseo resulta agradable, las escasas calles que lo componen son peatonales y están salpicadas de carísimos restaurantes, cafés, boutiques, y tiendas que venden todo lo necesario para practicar el esquí.
Tomamos el teleférico panorámico que nos lleva a la cima de ‘la montaña que tiembla’.
 
El día está frío y claro, perfecto para disfrutar de las maravillosas vistas desde arriba: el lago Tremblant, el lago Miroir, y las sinuosas montañas del Parque Nacional de Mont-Tremblant cubiertas por la alfombra multicolor de millones de arces. Todo es color, incluso los tejados, de verde y rojo como los arces, y azul como los lagos, se integran perfectamente en el paisaje.
Tras un sueño reparador y un desayuno generoso es hora de disfrutar de este complejo de vacaciones, uno de los primeros de Norteamérica. Las horas se hacen pocas aquí, porque las actividades son muchas y muy divertidas.
Además de practicar el esquí alpino o de fondo se puede, por ejemplo, descubrir las aves de rapiña en el Grand Manitou, alquilar una bicicleta para recorrer el complejo, hacer escalada en roca, piragüismo, bañarse en la piscina cubierta del Aquaclub La Source, con un spa al aire libre, subir por las numerosas rutas de senderismo que serpentean montaña arriba o jugar al mini golf en Le Petit Géant.
A orillas del lago Morency

Dejamos Mont-Tremblant para continuar hacia nuestro próximo destino, Saint Hippolyte.
Puede llegarse por la Autoroute 15S, pero preferimos gastar una hora y media para recorrer los 75 kilómetros de trayecto por carreteras secundarias, rodeadas de naturaleza.
Una hora y media para realizar 75 km, merece la pena este trayecto por carreteras más secundarias y que en plena naturaleza nos conducen a Saint Hippolyte, en la Rivière-du-Nord, la última de las tres zonas que componen el Laurentian Heartland.
Nuestro destino final es el Auberge du Lac Morency en el pueblo de Saint-Hippolyte. Rodeado de cabañas que albergan las habitaciones, el edificio principal se encuentra a la misma orilla del lago Morency. Dentro está la recepción, una zona de spa con piscina interior y el restaurante, con bar-terraza.
En los meses de buen tiempo se puede practicar la pesca deportiva, kayac, realizar rutas de senderismo o simplemente bañarse en la playa de arena del lago.
El resto del año es un lugar perfecto para quienes buscan tranquilidad, aunque Marie-Christine Roeland, la directora de ventas del hotel, nos cuenta que en invierno el agua se congela completamente y los huéspedes se divierten patinando sobre el lago.
Lo más destacado del Auberge du Lac Morency, que nos sorprende gratísimamente, es su restaurante. Jean-Yves Bernard, su encantador sommelier, nos va recomendando no solo los vinos, sino también los mejores platos.
Así que comenzamos con un cóctel elaborado con sirope de arce, luego probamos las bolitas de bacalo, el pastel de verduras, un excelente salmón que ellos mismos preparan, platos de carne, una excelente degustación de quesos de la zona… Y así hasta terminar con varios postres caseros. ¡Qué difícil conciliar el sueño después de una cena así!
Un par de viajes en el tintero

El tiempo se nos pasa volando, así que esta vez dejamos en el tintero algunos de los atractivos más famosos de las Laurentides, como la ruta del P'tit Train du Nord, 200 kilómetros de antigua vía férrea perfectos para recorrer caminando, en bicicleta o en motonieve; el Parque Nacional de Oka, con su enorme playa lacustre de Deux Montagnes; o los dos lugares preferidos por los niños: el Pueblo de Papá Noelen Val-David, y Sainte-Adèle, reino de Alicia En el país de las maravillas.
Pero eso serán otros viajes. Ahora nos esperan tres horas y media de ruta hacia el este, los 300 kilómetros de la Autoroute 40E que separan Saint Hippolyte de la apetecible ciudad amurallada de Québec.
 
Cómo llegar a las Laurentides
La región de las Laurentides está muy cerca de la gran ciudad de Montreal, perfectamente comunicada desde todo el mundo. Desde España, Air Transat cuenta con vuelos directos a precios muy ajustados a la región de Quebec, con frecuencias que aumentan desde abril hasta octubre. Con la compañía canadiense podrás llegar a Montreal en solo ocho horas desde Madrid, Barcelona o Málaga.

Air Transat ofrece vuelos semanales Madrid-Montreal, dos vuelos por semana (el sábado y el domingo) Barcelona-Montreal, y vuelos desde Málaga los lunes, con más frecuencias en verano.
El aeropuerto Montréal-Trudeau está muy bien comunicado a través de transporte público con Montreal, al igual que con la ciudad de Quebec.
 
Información Turística de las Laurentides
La web de la región de Turismo de Quebec es excelente. Disponible en español, permite planificar el viaje por cualquiera de sus 22 regiones, descubrir todos los atractivos turísticos, reservar hoteles, transportes, restaurantes, espectáculos y cuenta con una sección específica de la región de Laurentides.
Además, el mapa interactivo de Laurentides permite localizar alojamientos, actividades o eventos y diseñar una ruta a medida para cada viaje.
 

Comentarios

internauta (no verificado)

¡Enhorabuena EXPRESO!. Cada día más atractivo. Después del fascinante reportaje, bañándonos en oxígeno de arce al norte del río San Lorenzo, con un sólo 'clic', pasamos a la más encantadora ruta de baños termales de la Península Ibérica, a orillas del rio Miño, en Ourense. Por cierto, la reportera de la foto (con el chef Jean-Ives Bernard) ¿no tendrá algún gen iroqués?. Eso explicaría cosas. Con estas cavilaciones, de momento nos damos un baño en las 'pozas do Muíño', mientras gestionamos el pasaje con Air Transat hacia Quebec. Besos Manolo