Primavera en Asturias, por los caminos de la sidra y otros vinos

EXPRESO - 02.05.2013

Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa y Pilar Alonso Canto

Para que no resulte chocante el título de este reportaje, recordamos que el diccionario de la RAE destina la segunda acepción de ‘vino’ a los líquidos alcohólicos obtenidos por fermentación de zumos de frutas que no sean uvas. También sabemos que hay países de Europa en los que, a la sidra, se le llama vino de manzanas.
sidra
Que la sidra es la bebida de Asturias por antonomasia, no es un descubrimiento. La sidra asturiana forma parte de la cultura y esencia de esta tierra, hasta el punto que dentro de los próximos tres años podría ser declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Pero quizás haya que decir aquí, para aquellos de nuestros lectores que no conozcan este país, que Asturias es una Comunidad Autónoma del norte de España de algo más de 10.000 kilómetros cuadrados y que supera un poco el millón de habitantes. Su capital es Oviedo y Gijón su ciudad más populosa.
Tampoco está de más aclarar que la sidra natural tradicional que se elabora aquí, como en las regiones próximas de Galicia, Cantabria y Euskadi, difiere de las demás sidras del mundo por su proceso de fermentación de prácticamente la totalidad de sus azúcares, por lo cual no es dulce como la de los grandes productores, como pueden ser Francia, Alemania, Inglaterra, Canadá o el mismo Estados Unidos.
La sidra asturiana se consume acompañando a cualquier comida, pero sobre todo en aperitivos y degustaciones de los excelentes quesos de esta tierra, compitiendo con ‘los vinos’.
Bien, una vez situada Asturias y su sidrina, iniciemos nuestro recorrido.
camino
En Asturias no hay casería que no tenga su llagar y su bodega, como no hay paisano que no tenga su propia teoría sobre los trasiegos más convenientes o sobre la mejor técnica del escanciado. Porque, ese último paso del proceso, el consumo del producto final, es un acto familiar que se repite a diario, en la casa, en la bodega, en el chigre, pero también con la categoría de rito inexcusable para agasajar al, a menudo asombrado, forastero.
Sí señor, porque la sidra natural tradicional ha de romperse, para que libere parte del carbónico que contiene, en el momento de servirla. Es la caída libre del fino chorro de líquido desde lo más alto que puede situar la botella, con el brazo extendido hacia arriba, quién escancie, hasta el golpeo con el borde del vaso, cogido con la otra mano a la altura de medio cuerpo.
Valoración imprescindible es comprobar que la espuma desaparece pronto y por completo, que la nube de burbujas se mantiene unos segundos, y ¡al coleto! La cantidad, la justa para un buen trago y que sobre algo para limpiar el vaso al tirarla al suelo (1). En ese momento, el experto nos comentará su análisis. Es el instante de estimar la frescura de una sidra nueva, suave y afrutada, la acidez de la añeja, con su controlado nivel de acético, o la apreciación de la mezcla de ambas, con la entrada amable y el final un tanto acre.
De estos y mil matices más, cuando empiezan a florecer los manzanos más adelantados, tratamos de enterarnos en nuestra última visita a Asturias. Aunque no sólo de esta ‘sidra natural tradicional’, sino de las ‘novedades’ y de los caldos alternativos que resurgen en el Principado. Pero vayamos introduciéndonos poco a poco en sus profundos valles, aunque sólo sea para hacer boca y como preludio de un próximo viaje más largo. Paso a paso.
La comarca de la sidra
flor
bodega
Aunque el sentimiento 'sidrero' es inherente a la personalidad de este pueblo y su consumo extendido hasta el último rincón de Asturias, el viajero hará muy bien en incluir en su recorrido la visita a la Comarca de la sidra.
Casi diríamos dos visitas: una en la primera semana de mayo, para embriagarse, esta vez con los aromas de la floración de los manzanos, y otra, de otoño, para participar de la vorágine de la recolección de las manzanas y obtención de los primeros mostos.
Colunga es uno de los seis concejos de la Comarca de la Sidra, con los pequeños Bimenes, Cabranes y Sariego; Nava, con su museo, y Villaviciosa, el más grande y representativo.
Colunga, visita a un lagar tradicional y ecológico
Es cierto que Colunga es más conocido por sus huellas de dinosaurio saurópodo, las más grandes del mundo, descubiertas en la Playa de la Griega, y por albergar el Museo del Jurásico de Asturias, a medio camino de Lastres, pueblo pesquero y turístico, fotogénico como el que más. Pero esos son temas que bien merecen otro viaje. Hoy hablamos de sidra.
En la salida de Colunga hacia Villaviciosa lo primero que nos encontramos es la pequeña aldea de Sales. Allí está Sidras Crespo, que es una agroindustria familiar en la que las técnicas y secretos de la pomarada y el llagar se transmiten de generación en generación, igual que las distintas clases de manzanas perduran con los oportunos injertos.
Las manzanas siguen exprimiéndose en prensas de madera desmontables (llagares), entre cuyas duelas se cuela el mosto hasta llenar el duerno, también de madera de castaño, ‘porque el roble ya escasea’.
Previamente, los frutos se han limpiado de impurezas en el manzanero, un receptáculo de hormigón, y se han metido en la trituradora (mayadora) para romperlas. Aún así, el prensado se repite, retirando cada vez la pulpa (magalla) de los bordes para que deje salir el jugo. A medida que el duerno se va llenando, se va bombeando el líquido a los toneles para iniciar la fermentación.
corchos
En esta bodega los toneles son de castaño ‘y alguno de roble de los tiempos del abuelo’. La fermentación ‘se sigue haciendo en madera precisamente por su aportación de sabor, porque el acero inoxidable no aporta nada’. Estos toneles son siempre los mismos, por eso su limpieza, tres veces al año, es exhaustiva. Se realiza introduciéndose el operario en su interior por una ‘puerta’ pequeña, tanto, que parece imposible. Los más puristas, hasta las palas usan de madera.
Los depósitos para el trasiego son mucho más grandes, de 40.000 litros, y, estos sí, de acero. Esta operación, que se puede realizar más de una vez para controlar las fermentaciones, es fundamental para mezclar la sidra de distintos toneles, a su vez de diferentes clases de manzanas, según han ido llegando por el grado de maduración, y así conseguir al final un producto homogéneo. En realidad se trata de conseguir la segunda fermentación en estos grandes depósitos, con el ‘caldo’ ya unificado.
Por otra parte, la mezcla de la sidra es consustancial a su esencia por la sencilla razón de que los manzanos son veceros. Por tanto, después de un año abundante viene otro pobre y hay que reservar sidra de uno para completar la campaña del otro. El secreto está en conseguir el equilibrio entre azúcares, taninos y acéticos.
A partir de ahí es cuando la sidra está lista para el embotellado, que se realizará por medio de una moderna máquina automática.
La pulpa resultante del prensado se utiliza como forraje para el ganado. ‘Realmente se hace un intercambio con el ganadero, que nos trae el estiércol para abonar la pomarada y nosotros le proporcionamos los restos de las manzanas para alimento de sus vacas, con lo cual se cierra el ciclo de un proceso totalmente ecológico’.
Sidras Crespo siempre está dispuesta para las visitas guiadas, simplemente con una cita previa que se puede concertar con su gerente, Ignacio Crespo Pis, a través del teléfono (985 85 61 94 // 639 49 38 83) o de su correo: crespocolunga@terra.es
crespo
Nava, museo de la sidra
Seguimos en la Comarca de la Sidra y la parada en Nava es indispensable. Nava nos espera con su Museo y aquí se celebra el Festival de la Sidra más importante de Asturias.
nava
El museo está concebido como un espacio interactivo, de tal modo que su reto es la participación del visitante. El tema central, claro, es la producción, consumo e historia de la sidra. El ciclo abarca de primavera a primavera. Se inicia con la polinización de las flores en la pumarada, con gran actividad de las abejas, por lo que no es extraño que se nos muestre el taller del apicultor. Inexcusable el conocimiento de las variedades de manzana admitidas. Y exposición de las máquinas y artilugios empleados durante los siglos XIX y XX en todo el proceso.
El recorrido, después de acceder al recinto principal a través de una tradicional cuba de madera convertida en pasillo, se inicia con una manzana en la mano, que proporcionan a la entrada, a modo de ticket. Con ella, en una cadena de fabricación en miniatura, que vamos manejando con varias palancas, recrearemos toda la evolución como si se tratase de varias toneladas de fruto, con su mayado, prensado, fermentación, trasiego y embotellado. Y mención aparte merece la reproducción de un popular chigre o sidrería, lugar de consumo por excelencia.
En el museo está muy presente el aspecto social de la sidra, siempre unida a la vida familiar y a los acontecimientos festivos, a los juegos populares y al folclore. Así, nos encontramos con una bolera virtual, donde se puede experimentar las mismas sensaciones de una típica bolera asturiana, o con una gaita electrónica, de la que los habilidosos o expertos pueden arrancar las mismas notas que en una auténtica.
Cuenta además con una colección de botellas de sidra de todo el mundo y otra con todos los carteles del Festival de la Sidra. El recorrido termina con el escanciado de una botella de sidra a manos de los expertos empleados, que nos deleitan con una grata exhibición y degustación.
museo
El Museo de la Sidra sólo cierra los lunes. Es accesible incluso para discapacitados por tener sus itinerarios adaptados. Se puede hacer visitas guiadas previo concierto y las fotos se permiten sin flash ni trípode. Para contactos: tfno. 985 717422 y www.museodelasidra.com.
Sobre el Festival de la Sidra, que se celebra en el mes de julio desde 1969, hay que decir que es el festival más importante de Asturias y por eso se le declaró de Interés Turístico Nacional en 1989. En un principio se celebraba cada dos años, pero desde 1988 es anual. En su transcurso se organiza una cata para determinar la mejor sidra de Asturias del año y un concurso de escanciadores.
Ni que decir tiene que el afrutado néctar corre a raudales, con el consumo de unos 5.000 litros. El espichado de los toneles, uno de los actos más esperados, se realiza directamente ante el público.
Nava está a 30 kilómetros al oriente de Oviedo y se llega por la N-634, aunque gran parte del trayecto se puede hacer también por autovía.
Villaviciosa, capital de la Comarca y tierra de ‘El Gaitero’
Villaviciosa es la capital natural de la comarca y cabeza de Partido Judicial. Es una villa señorial y hermosa, situada al fondo de su ría, en medio de un valle amplio y fértil. Un acontecimiento histórico la marcó para siempre: aquí desembarcó, y pisó por primera vez tierra española, el emperador Carlos V en el año 1517. Permaneció cuatro días y siguió viaje hacia Madrid sin pasar por Oviedo, que a la sazón estaba asediada por la peste.
muelle
gaitero
Pero quien ha puesto a Villaviciosa realmente en el mapa es la sidra. Y particularmente ‘Sidras El Gaitero’, una gran empresa que inicia su andadura en 1888, con la compra de la primera máquina champanizadora, y que ya no paró de crecer, a pesar de la gran crisis de las posguerras, hasta la actualidad. La finalidad de esta sidra gasificada era conseguir que resistiese la larga travesía a América, donde alegraría la existencia de tantos asturianos, recordándoles el terruño.
Los fundadores fueron los hermanos del Valle, financiados por Bernardo de la Ballina y Ángel Fernández, pero el primer gran impulso se lo dio Obdulio Fernández Pando, que ya había estado en Acapulco, al comprar la parte de Eladio del Valle y Ángel Fernández, en 1895.
Fue cuando se montó en el actual emplazamiento, al lado del muelle, que facilitaba el transporte hasta los principales puertos emisores, Gijón y Santander, desde donde salía hacia América. De esa época es la proliferación de carteles propagandísticos y las primeras cuñas radiofónicas. Los métodos y la maquinaria eran mayoritariamente alemanes.
En los años cincuenta, la empresa salió de los tiempos difíciles, de la mano de José Cardín Fernández, sobrino de Obdulio, que introdujo los depósitos metálicos y triplicó la producción. Es de resaltar la apertura al público de la sidrería ‘El gaitero’, que ya en 1968 recibía unas 50.000 visitas anuales.
Impresiona la vieja bodega, en la que resaltan los grandes toneles, de 60.000 y 70.000 litros con los nombres de las provincias españolas y los países americanos más consumidores. La nueva tiene casi un centenar de depósitos de acero al carbono de 56.000 litros cada uno. Actualmente fabrican, además de las espumosas tradicionales, las sidras naturales de ‘nueva expresión’, las brut y las sin alcohol.
gaitero
Toda la información sobre esta emblemática sidra en www.gaitero.com. De todos modos, aunque la más importante, sólo es un ejemplo de tantas y tantas familias que enriquecen el mundo de la sidra año tras año, dando lo mejor de una experiencia milenaria. Se puede comprobar, por ejemplo, en www.turismovillaviciosa.es o en www.enlavilla.es.
Quizá sea éste el momento de hablar de las tendencias actuales del sector y de los nuevos productos que pugnan por abrir su propia cuota de mercado. 

Las nuevas tendencias de la sidra

Sidras de ‘nueva expresión’ y sidras ‘brut’

Nos decía Luis Alberto Martínez Abascal, el conocido jefe de cocina de Casa Fermín, en Oviedo (en una breve charla que esperamos sea prólogo de otra más sabrosa en la próxima estación), que ‘la sidra natural tradicional probablemente ha tocado techo; ahora hay que impulsar las nuevas tendencias del sector, cuyos productos estrella son la ‘sidra de nueva expresión’ y la brut’.
La verdad es que la propia esencia de la sidra natural tradicional, hace que su consumo quede limitado a las fiestas familiares, sobre todo campestres o al aire libre, a las bodegas y a los chigres o sidrerías. Porque el indispensable escanciado, con su asperjado y sus vertidos, no es apropiado para un restaurante.
Esta realidad priva a los comensales del placer de la degustación en su estado ‘natural’ o en compañía de viandas con las que el maridaje es correcto. Por ello, la preocupación de una parte del gremio sidrero es la consecución de una sidra que no precise ‘romperse’ con el escanciado y que su servicio sea similar al de cualquier vino.
Pues bien, a base de filtrados, reposos y otras mañas, ya son varias las bodegas que han conseguido lo que se ha dado en llamar ‘sidras de nueva expresión’ y siguen perfeccionando este producto.
original
alquitaras
Por localizaciones se lleva la palma Villaviciosa, con ‘Españar’ (Martínez Sopeña Hnos. S. L.), ‘Valdedios’ (M. Busto Amandi S. A.), ‘Valle, Ballina y Fernández’ (Valle, Ballina y Fernández S. A.), ‘Villacubera’ (Sidra Cortina Coro S. L.) y ‘Zapica’ (Sidra Buznego); además encontramos otras dos: ‘Escalada’ (Asturiana de vinos S. A.), de Gijón, y ‘Zythia’ (Llagar Herminio S. L.), de Oviedo.
El caso es que conserva el sabor de la sidra tradicional, su aspecto es el de un vino, no supera los 6º alcohólicos y todos coinciden en que la temperatura ideal de servicio está entre 10 y 12 ºC. Se le augura un buen futuro.
Por otra parte, las espumosas siempre han arrastrado mala fama entre puristas y entendidos de esta tierra, por interpretar que se apartaban del concepto de sidra tradicional, tan apreciada. Sin embargo la sidra gasificada es un producto perfectamente logrado para que el transporte a cualquier rincón del planeta sea posible sin alterarlo, además de adaptarse, con su sabor dulzón, a mercados de otros gustos.
Otra cosa bien distinta es la sidra achampañada natural, cuyas burbujas se consiguen haciendo o completando la segunda fermentación en botella y procurando la plena transformación de los azúcares, con lo cual se obtiene la ‘sidra brut’ que, además de ser más seca, sube ligeramente la graduación hasta el entorno de los ocho grados.
Esta peculiar elaboración de la sidra no es novedosa, pues encontramos su rastro en publicaciones de más de un siglo, situándola en varios países europeos. Lo que sí es novedoso es el hecho de su producción con buenas perspectivas de negocio, en Asturias.
Pues bien, siguiendo esta otra línea innovadora, varias firmas vienen dedicando sus esfuerzos de investigación, desde hace ya varios años, a la elaboración de una sidra espumosa natural con el método champagnoise. Dentro de la DOP, son cuatro las marcas que ya han salido al mercado con el nombre de ‘sidra brut’: ‘Emilio Martínez’ (El Gobernador), ‘Poma Áurea’ (Trabanco), ‘Pomarina’ (Grupo El Gaitero) y ‘Urriellu’ (Zarracina).
nueva
Una bodega especial
A unos ocho kilómetros al este de Oviedo se encuentra Tiñana, del concejo de Siero. Allí, entre sus diseminadas aldeas preñadas de lagares, entre prados, regatos y arboledas, está la Casería San Juan del Obispo. Se trata de una moderna explotación agroindustrial que inició su andadura con este siglo XXI y cuya bodega se agazapa en una vaguada, como queriendo pasar desapercibida, entre sus 20 hectáreas dedicadas a la producción de manzanas de las clases admitidas por la DOP para elaboración de Sidra Asturiana.
Todo aquí es especial y, para ir por orden, tenemos que mencionar la propia edificación de este lagar, que está construida con una técnica de muros que consiguen uniformar la calidad del aire interior y su temperatura a lo largo del año, minimizando el impacto de los cambios estacionales.
Dichos cerramientos están formados por cantos rodados, que constituyen un perfecto filtro térmico, con la única sujeción de unas mallas metálicas, a modo de jaulas. Para completar la climatización natural, el faldón de la cubierta no toca a los muros, permitiendo una constante ventilación por la parte alta.
Tenemos que aclarar que llegamos aquí avisados por varios expertos del sector, para conocer de cerca la destilería que elabora posiblemente el mejor aguardiente de manzanas de España. Lo que nos encontramos es mucho más, porque lo que se destila en San Juan del Obispo no es el orujo de sidra, es la propia sidra. Y no una cualquiera, es la sidra elaborada aquí mismo por el procedimiento tradicional de prensas de corte, en este caso de acero inoxidable, pero con un método, un esmero y, diríamos, un mimo fuera de lo común.
Por eso, una parte de las instalaciones es el lagar, con su manzanero, su cadena de limpieza y clasificación, su prensa y sus depósitos para la fermentación, el trasiego y el reposo. Para empezar, se parte de los frutos de los tres mil quinientos manzanos propios y, si es necesario, se compra manzana de otras pomaradas, siempre de las autorizadas por el Consejo Regulador de la DOP.
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sidra
Estas manzanas se seleccionan a mano, por varios operarios, después de la limpieza y lavado, descartando todas las dañadas o en malas condiciones. Una vez terminada la fermentación y los trasiegos, la sidra reposa en los grandes depósitos de acero durante al menos un año.
La otra parte es la destilería, consistente en varias baterías de alquitaras, que trabajan ininterrumpidamente mientras dura esta fase. Lo que se destila es el 95% de la sidra producida. Del producto obtenido, una vez regulado a 42º alcohólicos, se embotella el 20%, con el nombre de L’Alquitara del Obispo, un aguardiente aromático, sedoso, redondo; el resto se envejece en barricas de roble americano para sacarlo al mercado con 5, 10, 15 y 20 años. Es el ‘Salvador del Obispo, aguardiente viejo de sidra’. A día de hoy se embotella una parte, ya con nueve años. También lo hemos catado, percibiendo la madera con suavidad, sin anular el origen frutal, y con final cálido y agradable.
El resto de la sidra, ese 5% que no se destila y que ha sido seleccionada cuidadosamente mediante cata, se embotella. Suelen ser unas 30.000 botellas que se etiquetan con el nombre de ‘TARECO, sidra natural’. Estamos hablando de una de las mejores sidras del Principado, que, si bien puede ser escanciada, es apta también para ser consumida en la mesa, a la altura de las mejores ‘nueva expresión’.
Todo esto no se puede lograr sólo como un proceso industrial puramente mecánico. Esto es obra de personas enamoradas de la tierra y de sus frutos, hasta el punto de sacar de ellos la mejor esencia. Hay que reconocer un gran mérito al propietario, José Luis García Meana, que apuesta por la calidad en tiempos tan complicados, y descubrirse ante su persona de confianza (alguien dijo ‘su alter ego’), su alquimista, el artífice de la excelencia hecha licor: José María Díaz Díaz. Con él charlamos unas horas, en las que nos desveló algunos de sus secretos. 
No querríamos perdernos  la evolución de productos tan exclusivos. Anotamos su contacto: www.caseriasanjuandelobispo.com.
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Otra ruta, otros vinos
Reconocemos con toda humildad que no teníamos noticia de que en Asturias se elaborase un vino que no fuese de manzanas. Por eso cuando, al documentarnos para este viaje, descubrimos que en Cangas del Narcea se hace vino a partir de las cepas autóctonas recuperadas, no dudamos en dirigirnos al Consejo Regulador de Vinos de Calidad, logrando concertar una entrevista con su presidente, Juan Manuel Redondo, que a la vez es socio de la bodega Monasterio de Corias, la más grande de la comarca.
De boca de este experto enólogo conocimos la historia del vino de Cangas y su realidad presente, a través de una grata entrevista en su bodega.
En Asturias siempre hubo vino, ‘de hecho en esta zona no se hace sidra’. Todo empezó con la llegada de los monjes Benedictinos, allá por el año 1100, potenciando el cultivo de la vid hasta la llegada de la filoxera en el 1895. En ese año había unas 2.000 hectáreas, sólo en Cangas.
Este desastre no fue totalmente nefasto, ya que entre 1890 y 1915 se replantó y reordenó el sector con la contribución de técnicos franceses, consiguiendo el reconocimiento del CERVIN como Viticultura de montaña (Ribeira Sacra, Priorato y Cangas). Poco duró este florecimiento porque, con el auge de la minería, se fueron abandonando las viñas, que desaparecieron casi por completo entre 1940 y 1960. Sólo quedaron pequeños viñedos para consumo familiar.
Y llegó el año 2000 y, con él, las negociaciones con la Comunidad Económica Europea. Durante las mismas, al perder cuota láctea, se solicitó derecho de viñedo sobre 211 hectáreas que era la superficie catastrada en 1965. A partir de ahí nació el ‘Vino de la Tierra de Cangas’. En 2008, ‘Vino de Calidad’. Y ahora ‘estamos a un paso de la D.O.’ (De hecho ya figura en el Mapa de las Denominaciones de Origen de los Vinos Españoles).
viñedo
prado
‘Tradicionalmente aquí se hacían vinos tintos, salvo en algún lugar, como Ibias, que cosechaba blancos. Se conservaron las variedades autóctonas. En blancos, albarín blanco mayoritariamente. En tintos, compartimos el mencía con El Bierzo y Galicia y tenemos además tres variedades emblemáticas, que son el albarín negro, el verdejo negro y el carrasquín’. Actualmente, la mayor bodega es Monasterio de Corias que hace unas 50.000 botellas. Las más pequeñas sobre 5.000 ó 6.000 cada una. Y la producción total del último año es de unos 97.000 litros.
No habíamos dicho que Cangas del Narcea es el mayor ayuntamiento de Asturias, está al suroeste de esta comunidad, a unos 80 kilómetros de Oviedo, y tiene una población de 14.000 habitantes. La villa, cruzada por el río Narcea, va creciendo por las empinadas laderas, aterrazándose como el cultivo de sus viñedos. El paisaje, de montaña, es un motivo más para su visita.
No quisimos partir sin comprar algunas botellas de sus exclusivos vinos. Y aquí surgió la anécdota. Iniciamos el intento, naturalmente, en un establecimiento de alimentación, en este caso de una cadena conocida a nivel nacional. A pesar de contar con una sección de vinos, del de Cangas, nada. Preguntamos a la encargada, que, amablemente, después de aclarar que se les había terminado, nos dirigió a otro similar. El mismo resultado, dos veces más.
Hasta que un viandante nos indicó una librería céntrica, en la que nos adentramos con cautela, temiendo ser objeto de una broma. Pero no, ¡¡era cierto!! Allí, en la librería Creito, venden vinos de Cangas de todas las bodegas acogidas al Consejo Regulador.
astorgano
Ya sin sorpresa, acabamos comprando varios comestibles de la zona ¡¡en un establecimiento de ‘Apuestas y loterías del Estado’!! Eso sí, la gente encantadora.
No podíamos marchar sin reponer fuerzas y buscamos la Calle Mayor, donde nos habían recomendado dos restaurantes: ‘Casa Blanco’, en el nº 11, y ‘Casa del Río’, en el 38.
En la primera, cuyo cocinero, ‘Pepe Ron’, es famoso en el Principado de Asturias y premiado recientemente por sus pinchos, no fue posible porque tenía reservadas todas las mesas. Lo sentimos, pero pensamos volver.
Comimos estupendamente en ‘Casa del Río’, con dos exquisiteces para el recuerdo: Un aperitivo a base de ‘mermelada casera de pimiento con crema de queso fresco’ y, de plato principal, unas ‘manitas de cerdo guisadas’.
Contactos para adentrarse en la zona y el vino de Cangas: www.ayto-cnarcea.es, www.vinotierracangas.wordpress.com, www.rutadelvinodecangas.com.
 
(1) La costumbre ancestral, en las degustaciones en grupo, es beber todos por el mismo vaso, por lo que al arrojar la pizca sobrante ha de hacerse de modo que ‘lave’ la parte tocada por los labios. Cada vez más, este hábito está desapareciendo y cada bebedor tiene su vaso.
 
Más información:
Asturias Turismo: www.infoasturias.com 
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Comentarios

Loco por la sidra (no verificado)

Este reportaje tiene dos incorrecciones de importancia:

1) Al contrario de lo que se afirma al principio del texto, el motivo por el que la Sidra Natural de Asturias no es dulce(en realidad tiene un sabor que es en una pequeña parte dulce y en mucho mayor parte ácido y amargo) no es por nada relacionado con la forma de elaborarla, sino por las características de las diferentes variedades de manzanas mayoritariamente asturianas(en el caso de las que tienen D.O.P son 100% asturianas), las cuales tienen originalmente muy bajo contenido de azucar y sabores amargos y ácidos.

2) Refiriéndose al hehco de compartir el vaso, se observa en el artículo: "..Cada vez más, este hábito está desapareciendo y cada bebedor tiene su vaso". No es cierto. En todas las sidrerías o restaurantes en Asturias en los que la sidra es escanciada se suele compartir el mismo vaso si el grupo es de hasta 3 personas. Si el grupo es de 4 personas o mas, el camarero utilizará 2 o hasta 3 vasos, pero esto es por ahorrar tiempo(del camarero y de los comensales que esperan su turno).

Por lo demás, el reportaje es muy completo y el recorrido ha sido muy interesante y variado. Gracias :-)

Loco por la sidra (no verificado)

Quería aclarar que lo de utilizar 3 vasos sería para el caso de un grupo numeroso, como por ejemplo 9-12 personas. Esto por supuesto que no es exacto, pero la costumbre de compartir el vaso sigue estando generalizada.

Manuel Bustabad (no verificado)

Ante todo queremos darle las gracias por leer EXPRESO, por compartir el amor a la sidra asturiana, que nosotros hemos desarrollado a medida que nos introducíamos en su mundo, y por aportar opiniones que contribuyan a clarificar los conceptos.

 

En cuanto al origen del sabor y contenido (o no) de azúcares de la sidra, podemos asegurarle que si hacemos una afirmación tan rotunda es porque la hemos recogido de auténticos eruditos en el tema. Próximamente se publicarán en nuestra sección 'de cerca' varias entrevistas que hemos realizado durante la preparación de este reportaje, alguna de las cuales puede aportar también luz sobre ello.

 

Nuestra intención no es polemizar, sino exponer lo que hemos percibido directamente, y podemos asegurarle que en las tres ocasiones en que hemos tomado una botella de sidra (dos en chigres de la calle Gascona, en Oviedo, y otra en el casco histórico de Gijón), los dos reporteros que componíamos el equipo de EXPRESO, nos pusieron dos vasos, sin pedirlo. Precisamente, al indagar sobre el asunto, obtuvimos la respuesta que hemos transmitido con nuestro comentario.

 

 

icider guerrilla (no verificado)

Que no sea dulce tiene que ver con la elaboración. Si cortas la fermentación antes o bien usas el método de keeving frances te va a quedar dulce.
Si dejas hacer la fermentación alcohólica ya sea en asturias o en pernanbuco se comerá todo el azúcar de la misma.
La manzana influye en el nivel de acidez o amargor...el azúcar influye en el nivel de alcóhol.
La diferencia principal con otras sidras acidas es el nivel de volàtil.
Respecto a los vasos toda la razón, a día de hoy en casi todas partes hay un vaso por cabeza

Manuel Bustabad (no verificado)

Gracias por leer EXPRESO y por sus matizaciones sobre la elaboración de la sidra.