Una refrescante ruta por las mejores horchatas de Valencia

EXPRESO - 14.07.2012

Texto y fotos: Federico Ruiz y Ana Bustabad; Foto apertura: D

Texto y fotos: Federico Ruiz y Ana Bustabad; Foto apertura: D.O. Chufa de Valencia

Arrugada, feúcha incluso, la chufa es tan humilde que en muchos lugares la consideran una mala hierba, pero en Valencia han elevado su pequeño tubérculo a la categoría de manjar, porque con ella elaboran una de las bebidas más sabrosas del mundo, la horchata.
Eso sí, no todas son iguales. Líquidas o granizadas, las hay que sirven para saciar la sed y otras con un sabor tan delicado que si las pruebas no querrás otra cosa. Si quieres saber cuáles son, acompáñanos en este refrescante recorrido por las mejores horchatas de Valencia.
Viendo estos campos brillantes que rodean Alboraya, Almàssera, Dalmacer, Tavernes Blanques… y la propia capital valenciana, hasta 300 hectáreas en 16 municipios productores, nadie diría que bajo las afiladas hojas verdes se esconde un fruto tan deseado.
Es de color cremoso, y contiene más grasa que las chufas que se cultivan en el continente africano, en Kenia o Níger. Las que nacen en esta región son la mejor materia prima posible, por eso están incluidas en la Denominación de Origen Chufa de Valencia.
Aquí, al aire libre, envueltos por el mismo viento tranquilo que seca las chufas en otoño, es donde mejor sabe la primera horchata, como recién salida de la tierra.
En el Sequer lo Blanch –SQLB-, José Belloch sigue escrupulosamente la tradición de varias generaciones de su familia, propietarias de tierras desde los tiempos de Jaime I, a quien ayudaron en la Reconquista. ‘Yo he ido con mi padre y mi abuelo a vender a la Lonja de Valencia, un día a la semana se llenaba de frutos secos’.
Estamos en la zona que antiguamente se conocía como Rafel Tarrás, pero entonces era todo marjal, terreno anegado que los agricultores secaron con paciencia, arena y estiércol hasta convertirlo en tierra fértil. A la entrada de esta horchatería, la única de la huerta, una gran palmera sobrepasa largamente el siglo de altura: ‘la plantó mi tío-abuelo cuando se fue a la guerra de Cuba, por si no volvía’.
En la planta superior del sequer, la cambra –cámara- de ventanas abiertas, donde Josep remueve con cuidado los millones de chufas, para que el secado sea óptimo. ‘Las hay llarguetas y armelás, larguitas y almendradas’, nos explica.
Justo debajo, la horchatería, un local nuevo de decoración refrescante en el que sirve horchata con fartóns caseros o con rosquilletas artesanales de aceite de oliva, 'que potencian el sabor de la horchata y sirven para mojar pero son menos dulces’.
Es un lugar especialmente apropiado para familias con niños, porque organizan divertidas catas de horchata, porque junto a la terraza hay un pequeño parque infantil, y por la colorida sorpresa que esconden los aseos, adaptados para todos los tamaños.
Es, además, una de las paradas de la ruta ‘de la chufa a la horchata’, que organiza cada viernes de mayo a septiembre la empresa Horta Viva. Una ruta que se puede comprar directamente desde la web de Turismo de Valencia.
Ahora, en verano, sales a la huerta y ves los campos verdes por todas partes, salpicados de casitas blancas, las alquerías. Pero es interesante en cualquier momento del año. De noviembre a enero, dependiendo de las lluvias que haya traído la temporada, se queman los campos, y luego se arrancan las chufas de la tierra.
Caminando entre cultivos y caseríos se llega pronto a la horchatería más antigua de toda la provincia, que lleva funcionando desde 1949, la de Daniel. Fue la primera que acompañó con fartones la horchata ‘y los primeros que los calentamos para servir’, nos cuenta Toni Peinado, su propietario.
Por aquí han pasado Rafael Alberti, el Maestro Rodrigo, y más recientemente el actor Viggo Mortensen, y seguro ninguno de ellos se ha resistido a probar otro de los inventos de Daniel, una crema helada de chufa 'al estilo italiano' que quita el sentido.
En esta orxatería se elaboran, en temporada, nada menos que 1.000 litros al día, utilizando para cada uno 5 kilos de chufas. Por supuesto, de la Denominación de Origen, ‘nosotros la elegimos por su sabor’. 
‘La diferencia de la Chufa de Valencia es el sabor, porque tiene más grasa y la horchata es más cremosa’, explica Germán Alcayde, presidente del Consejo Regulador, y aquí en Valencia se toma mucho más dulce que por ejemplo en Barcelona.
El Consejo Regulador de la D.O. se encarga desde 1989 supervisar qué productores, envasadores y comercializadores de horchata utilizan estas chufas, varios centenares en toda España. Ninguno de los que la venden fresca guarda la bebida más de 4 días, porque la auténtica horchata no lleva conservantes, ni colorantes, ni aditivos artificiales ni falta que le hace.
Además de refrescante y sabrosa, tiene muchas propiedades beneficiosas y, lo mejor, no engorda. La pueden disfrutar los celíacos, porque no contiene gluten, y los diabéticos o quienes siguen dietas bajas en calorías pueden pedirla al natural, sin azúcar, porque no contiene lactosa ni colesterol. Deliciosa y sorprendentemente dulce.
Luis Castello, orxatero con 21 años de experiencia en esta casa Daniel, nos da la receta sin secretos: agua -filtrada, porque aquí tiene mucha cal-, chufa triturada hasta separar el jugo de la parte seca, una corteza de limón y dos ramitas de canela. Luego solo queda añadir el azúcar, unos 150 gramos por litro, que a los valencianos les encanta el dulce: ‘quant més sucre, més dolç'.
Será por eso que el surtido de bollería que sale cada día del horno es amplio, y además de los clásicos fartóns, aquí la horchata llega con improvisats, con coca de taronja, o chocotets, o acompañada de danielets.
También han creado mezclas originales como el Sospir, horchata con un suspiro de café, cebada o limón; o el Flotaor, en copa balón, horchata con una bola de helado.
Aquí todo sabe a chufa de la buena. Bajo las terrazas de buganvillas y la colección de retratos de famosos, decenas de sacos que llevan la marca de Chufa de Valencia esperan para convertirse en horchata.
La chufa se asocia a la temporada de verano, y se suele tomar a partir de Fallas. En invierno los valencianos la cambian sin remordimientos por un chocolate espeso. Con fartóns, eso sí. Pero las costumbres están cambiando, aclara Germán: 'la prueba es que ya no desaparece de los lineales de los supermercados’.
Hace años, Alboraya era un pueblo cercano a Valencia, con una gran Avenida de la Horchata en la que decenas de horchaterías no daban abasto, rodeadas de huerta. Y las mujeres llevaban el sabroso líquido en carritos con hielo hasta el centro de la ciudad, por la antigua Vía Augusta, que ahora se recorre en bicicleta.
En el siglo XXI ya no se distinguen los límites de ambas, unidas además por la línea 3 del metro, que deja justo a la puerta de Daniel, en la parada Palmaret. La siguiente, la del casco urbano de Alboraya, está frente al edificio de ladrillo visto del Consejo y cerca de la antigua horchatería de Daniel.
Generosos, los valencianos a quienes preguntamos comparten enseguida sus preferencias, y nos recomiendan otras muy buenas: la de Els Sariersotra horchatería que utiliza Chufa de Valencia, ya en la ciudad, en metro Machado; la de Panach, la de Rin; la de Subíes, en la parada de metro Almàssera; la de Joan, en Tavernes Blanques; la horchatería Dolz, cerca de Mestalla…
Al otro lado de las vías, sin apenas transición, la ciudad de Valencia esconde muchos locales donde disfrutar una buena horchata. Nos bajamos en Metro Colón para visitar Santa Catalina y El Siglo, frente a frente en pleno centro histórico, dos de los más famosos.
El primero, porque aquí estuvo la infanta doña Isabel en 1908, y para probarlo, luce colgada a la puerta la mesa de mármol que utilizó tan ilustre visitante. Y el segundo, más pequeño, por su original decoración de frescos y azulejos de Manises, y por la amabilidad de su personal.
Disfrutamos como niños con cada vaso de horchata, pero ahora que el paladar está bien entrenado y distingue los matices de las chufas valencianas, se hace difícil renunciar a ellos. En su busca nos acercamos a la calle Císcar, en el Ensanche, donde Fabián sirve horchatas y cocas en llanda (en latas) que tienen fama en toda Valencia. En Fallas, chocolate con buñuelos.
Otro lugar especialmente agradable para tomarse una horchata es el mercado de Colón, a pocos minutos caminando. Bajo su cubierta de metal y sus columnas de trencadís, recupera para el ocio uno de los espacios emblemáticos de la vida en el siglo XIX, y el aire tranquilo que entra por los laterales recuerda al viento de la huerta.
Ya no hay puestos de fruta, sí de flores, ahora son terrazas en las que cualquier mes viene bien, porque el clima es suave y condescendiente con valencianos y viajeros. Aquí están las horchaterías Suc de Lluna y la Casa de l’orxata, ambas en la Denominación de Origen, dos nombres unidos en la misma empresa.
Es Món Orxata, la marca joven que ha traído aires nuevos a la horchata de Valencia, con iniciativas como horchatas a 1 euro para mayores y pequeños, y una tienda online con repartos a domicilio por toda España.
Pero sobre todo es famosa porque ha reinventado la tradición de los carritos de las horchateras, diseminándolos por toda la ciudad. 
Los hay en la plaza del Ayuntamiento, en la de la Reina, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias (CAC), en la Malvarrosa… y a la entrada de las estaciones de ferrocarril del Norte y de Joaquín Sorolla, para recibir al viajero o despedirlo con una horchata buena de verdad.
Aquí, precisamente, Món Orxata ha abierto una tienda especial donde descubrimos que la chufa puede tener muchas otras utilidades, y ser un souvenir perfecto. Jabones artesanos, empanadillas y pastas de té elaboradas con harina de chufa, miel, mermelada o aceite de chufa, bisutería que hacen a mano las horchateras, nada se resiste a este fruto humilde que Valencia ha elevado a la categoría de arte.
 
 
GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar
Valencia está muy bien comunicada en tren con el resto de España. El AVE que va a Madrid tarda una hora y media, y enlaza luego con muchas otras ciudades.
Llega a toda velocidad a la estación de Joaquín Sorolla -que dicho sea de paso tiene un equipo de atención al cliente de Renfe muy, muy amable- y está a dos pasos del centro, al comienzo del barrio de Ruzafa.
Pero si no apetece caminar hay una lanzadera gratuita que cada pocos minutos acerca al viajero a la estación del Norte, un espectacular edificio modernista adonde ahora llegan solo trenes de cercanías.
Estación, por cierto, que muchos escriben erróneamente Nord, seguramente desconociendo que se trata de un nombre propio. Todavía pueden verse en su interior las estrellas de cinco puntas, emblema de la antigua Compañía de Ferrocarriles del Norte.
En la web de Renfe o a través del teléfono 902 240 505 se pueden conseguir muy buenas ofertas reservando con antelación. 


Cómo moverse
Llana y con buen tiempo durante todo el año, Valencia es una ciudad muy agradable para recorrer caminando o en bicicleta, con casi 160 kilómetros de carril bici y muchos puntos de alquiler, también online.
La antigua Vía Augusta une Valencia con la huerta, un paseo de apenas una hora, que se puede hacer en mucho menos gracias al carril bici, que continúa por toda Alboraya.
Si se cuenta con poco tiempo, la línea 3 de metro deja al viajero en plena Avenida de la Horchata, y lo devuelve al centro de la ciudad en pocos minutos. 


Dónde dormir
La Mozaira es un hotel con encanto de solo doce habitaciones situado en plena huerta horchatera. Propiedad de la familia Polo, muy conocida por los Fartons Polo, ocupa el edificio de una antigua alquería y está justo enfrente del museo de la Horchata de Alboraya, en el Machistre.
Si se prefiere algo más céntrico y estratégicamente situado entre las dos estaciones de ferrocarril, el Petit Palace Germanías es el hotel perfecto para descubrir el centro de la ciudad y Ruzafa, el distrito de moda.
Todas sus habitaciones cuentan con Internet gratis y ordenador. Hay algunas en las que se admiten mascotas, otras comunicadas para familias, y también para fumadores. Los mejores precios se consiguen reservando directamente en su web.


Dónde comer
Bajo las horchaterías del mercado de Colón se esconde una propuesta sabrosa y sofisticada a muy buen precio, el restaurante Bamboo de Colón.  Tras la cortina de agua de la entrada, una decoración refrescante con toques poperos y una cocina de altura.
Buenísima la ensalada de foie con canónigos, pipas, cherry y miel de caña; o el bacalao con verduras y cubierto de almendras; o la carrillera con calabaza. Mejor maridados con un buen vino de Valencia, como Maduresa o Miracle, y preferiblemente con reserva previa para no quedarse sin mesa.
Cierra los domingos y lunes por la noche, y en verano de domingo a martes noche. Dos plantas más arriba, el restaurante gourmet El Alto de Colón, del mismo grupo, tiene en la carta unas originales torrijas de horchata.
En general, Valencia es una ciudad que destaca por su excelente gastronomía. Lo mejor para evitar gastos imprevistos es comprar cheques Menú VLC que, por 15 euros, 12 los niños, incluyen un delicioso menú de temporada para comer o cenar en una selección de restaurantes diseminados por la ciudad.


Un par de buenas ideas
La primera es pasarse por la web de Turismo Valencia para preparar el viaje. Es un portal realmente completo, donde además de encontrar información se pueden reservar directamente hoteles, restaurantes, visitas guiadas, tarjetas de transporte, entradas o incluso experiencias.
Para cualquier duda in situ, lo mejor es acudir a una de las seis oficinas de información de Turismo de Valencia, repartidas en puntos estratégicos de la ciudad, y fuera de horario a la Oficina Virtual.
Una buena inversión es comprar la Valencia Tourist Card de 24, 48 o 72 horas, que incluye transporte ilimitado en autobús, tranvía y metro, además de entradas gratuitas y descuentos en tiendas, monumentos, restaurantes y servicios turísticos.
Con ella, por ejemplo, se puede entrar gratis en la Lonja de la Seda, y sale más barato comer en el Bamboo de Colón, hacer la ruta de la chufa con Horta Viva, o alquilar una bici.
 

 

Comentarios

brujuleando

Cuando lees este tipo de rutas te entran unas ganas locas de que vuelva el verano. Genial idea realizar un recorrido de este tipo!!!