Restaurante Don Quijote, cocina gallega de lujo en Santiago de Compostela

EXPRESO - 14.03.2012

Texto y fotos: Manolo y Ana Bustabad
Mentar a don Quijote en Santiago de Compostela es hablar de buenos alimentos, alta calidad culinaria, cuidada bodega… Es hablar del Restaurante Don Quijote. Es hablar de Manolo, el restaurador que conoce como nadie la plaza de abastos al amanecer; el mejor consejero para degustar el mejor vino; el maître más solícito… Es hablar de Matilde, la chef del cochinillo y la lamprea imborrables; de los exquisitos tournedos y de las filloas flameadas…
 
Pero vayamos por orden, porque todos son momentos importantes.
El vistazo a la carta (aunque en esta ocasión la decisión estaba tomada) se adorna con un queso curado de Arzúa, mientras Manolo descorcha un blanco, fusión de godello (62%), albariño (33%) y dona branca (5%), de Ponte da Boga.
Aunque parezca increíble, este par de artistas de los fogones, se conocieron en las antípodas. Una asturiana y un gallego trabajando en Australia, donde hicieron el nido y empezaron a criar a su parejita. Pero en el 1978 no resistieron más la morriña y nació de nuevo el más famoso Hidalgo, esta vez en Compostela.

Hay que decir que los mariscos de temporada son aquí habituales y, en esta ocasión, estaban en comida los mejillones y los camarones, con los que el segundo capítulo fue glorioso.
 
Pero nuestra fijación era el plato por excelencia del mes de febrero: la lamprea. La preparación de la casa, en plena temporada, es a la bordalesa, y así la encargamos a nuestra llegada. Más adelante, dos o tres semanas de abril, nos deleitarán con estos petromizóntidos marinos guisados con patatas de Santa Comba, pero eso es otra fiesta.
El Blanco de Blancos de la Ribeira Sacra caldelá presentaba tal equilibrio de aromas y acidez, que preferimos quebrantar la norma antes que cambiar a un tinto, que recomendaría el experto.
Eran días de carnaval por lo que, a la clásica filloa rellena y flameada, se añadieron las crujientes orejas, entrando ya en los licores y aguardientes de la Ulla.
Y fue la hora de volver a las antípodas, de cuyas tierras y gentes habla Manuel con verdadero fervor y compromiso de retorno placentero, sin mucha demora, y situando a Nueva Zelanda, por la que siente verdadera devoción, en lugar preferente de ese viaje.

Lo accesorio, aquí, puede pasar al primer plano, según los comensales y el momento, porque desde alguna de las mesas de este pequeño comedor el panorama a contemplar, durante el condumio, es la mismísima fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago. Ese templo del Apóstol que realizó de muerto el mismo viaje que las lampreas, para que Europa tomase conciencia de su propio nacimiento.  
 
No vamos a reproducir la extensa Carta, ni describir sus múltiples salones, hasta una capacidad de 400 comensales, porque todo ello está a mano en su web.
Esto me recuerda que tiene pendiente el Restaurante Don Quijote una tarea iniciada en el año 2008, con motivo de su trigésimo aniversario, con el ambicioso y encomiable propósito de reunir en Compostela los restaurantes del mismo nombre repartidos por todo el orbe.
 
Pero sí, volvemos a la carta para terminar la crónica de esta lampreada con el párrafo reproducido en su carátula, en el que Cervantes nos relata la impresión de Sancho ante el inminente festín:
‘Lo primero que se ofreció a su vista fue espetado en un asador de olmo entero, un entero novillo; y el fuego donde se había de asar ardía un mediano monte de leña. Contó Panza más de sesenta zaques, y todos llenos, según después pareció, de generosos vinos. Todo lo miraba Sancho, y todo lo contemplaba, y de todo se aficionaba.’

 
Restaurante Don Quijote:
Calle Galeras, 20. Santiago de Compostela 15705 (A Coruña) España
Teléfono: (+34) 981 586 859  Correo: info@quijoterestaurante.com

 

 

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