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InterContinental en Portugal, no es un 5* más (es más que un 5*)
EXPRESO - 05.05.2016
Estamos hablando de 5*, pero es mucho más
Estamos hablando de 5*, pero es mucho más. InterContinental no cree en las tipificaciones materiales, en las formas y colores estereotipados. Esta marca da un paso más en el afán de satisfacer al cliente y apuesta claramente por el ‘estándar de actitud’.
Su reto es desmenuzar cada destino para ofrecer al huésped la oportunidad de ‘descubrir lo que no está escrito’. Para ello, naturalmente, no escatima esfuerzos en la constante (y complicada) formación y motivación de sus empleados, en el convencimiento de que ‘el personal es el mejor activo’.
Durante seis días, dos reporteros de Expreso han visitado sus hoteles portugueses, en Oporto, Estoril y Lisboa.
Oporto
En la ciudad del Douro, InterContinental ocupa una mansión del siglo XVIII, que fue de la familia Cardoso y cuyas últimas moradoras, dos o tres hermanas, eran conocidas popularmente como las Cardosas, de ahí el nombre de Palácio das Cardosas. Hoy, remodelado con esmero, es un 5* de 105 habitaciones.
Su fachada ocupa el lado Sur de la Plaza de la Libertad, enfrentado con la Câmara Municipal do Porto, al fondo de la Avenida de los Aliados. Es decir, el centro neurálgico de la urbe. Dentro de un radio de trescientos metros nos encontramos, además de gran parte de la ciudad histórica, un buen número de monumentos y lugares de los más visitados, entre otros, la Torre de los Clérigos, la Sé Catedral, la Estación de San Bento, el Museo de Historia Natural, la Librería Lello, el Café Majestic...
No queremos cansar a nuestros lectores con la enumeración de atractivos, que fácilmente hallarán en cualquier guía u oficina de turismo, ni con la lista de servicios y atenciones que les aguardan en este ‘palacio con historia, con alma’, pues de eso, además de poder consultarlo en la web, ya se ocupará su gente.
El director del Palácio das Cardosas, Eric Viale, un francés entusiasmado con la ciudad de Porto, de la que dice que es ‘el secreto mejor guardado de Europa’, no escatima elogios para los regidores municipales, comprometidos, dice, en ‘conservar el espíritu de la ciudad’. Esto encaja perfectamente con la generosidad que encontramos en todo el personal del hotel, capitaneado por Brenda Sá Ribeiro, su directora de ventas, implicados todos en la tarea de que los huéspedes ‘tengan realmente la impresión de que viajan’.
Mención aparte merece el Restaurante Astoria, ubicado en la planta baja y además abierto directamente a la Plaza de la Libertad, 25. El chef Pedro Sequeira extrae lo mejor de los productos más sencillos, como la mantequilla con perejil y cilantro o la alheira de caza, para los entrantes, o variadas compotas caseras con frutas de temporada, entre los postres. Y refleja toda la sabiduría portuguesa sobre los productos del mar en una finísima crema de camarón y lubrigante o en los filetes de robalo, acompañados con risoto de ostras y aire de lemon grass. Todo espléndido, hay que estar atentos a su calendario de cenas gourmet.
Como queremos ser sinceros en nuestras impresiones, no podemos ocultar un detalle que nos pareció chocante. En un momento de relax, en el espléndido salón de la planta baja ocupado por el piano-bar, se nos ocurrió echar mano de algún libro de los que aparecen en dos o tres estanterías. No llegamos a tocarlos porque al estar un poco más cerca ya se nota que, ni hay libros ni siquiera anaqueles, son simples decorados. Nada sugerimos, pero resulta desagradable tanto la falta de libros como la ridícula imitación.
'Área Lisboa'
En el 'área Lisboa' IHG cuenta con dos complejos totalmente distintos.
El InterContinental de Estoril es un pequeño hotel de 59 habitaciones anclado al Océano Atlántico justo al lado de la estación de tren Monte-Estoril. Tan 'metido' en el mar que es el único hotel de esta zona sito entre la Avenida Marginal (carretera de la costa) y la playa, a la que se accede directamente desde el recinto de la piscina. Por cierto, cada habitación dispone de terraza con vista a dicho recinto y al océano Atlántico.
La decoración es muy neutra y de colores suaves para no restar protagonismo al entorno marino. Incluso las 'amarilis' que llenan el lobby son las más discretas y abren sus pétalos lentamente. Hasta la magnífica terraza, con vistas a la bahía de Cascais, llega un aire que purifica los pulmones con aromas de yodo y algas, convirtiéndola en el mejor lugar para el desayuno. En este punto es obligado recordar las delicatessen del buffet para iniciar el día: yogures caseros con frutas, mermeladas francesas, zumos variados naturales...
Todo, verdaderamente esplendoroso en este acogedor y familiar hotel, aunque, a decir verdad, el mejor activo y auténtico lujo es su gente, un equipo de profesionales formados y motivados al estilo de la marca IHG, capitaneados por Alejandro Bautista como director.
Desde aquí se divisa, a poco más de 500 metros hacia el Oeste, la encantadora Cascais con su puerto deportivo, su playa urbana y sus calles peatonales adornadas con filigranas de adoquín. Primer paso para toda una serie de rutas, a las que estamos enganchados todos los que hemos tenido la oportunidad de conocerlas, cuyo descubrimiento impactará al visitante primerizo. Bien sea por los lujosos palacios en la sierra de Sintra; los sobrecogedores acantilados del cabo de Roca, el punto más occidental de Europa; o las mejores playas para surf, como la del Guincho o la Praia Grande. De paso, oportunidad de probar los peculiares vinos de Colares, algunos de cepas prefiloxéricas.
Si optamos por la dirección Este, nos metemos de lleno en el mítico Estoril, con su histórico Casino y su pastelería Garret, y un poco más allá, a unos 25 minutos, Lisboa.
Pero no nos iremos sin acudir a su restaurante, el Atlántico, instalado en una casita portuguesa en el mismo recinto del hotel, para catar los productos que mejor conocen, del mar y de la tierra: camarones en tempura, crema de setas y un auténtico bacalao de Islandia preparado con costra de perejil y lombarda guisada. Está claro, el mar es suyo. Y como patrón, explorando este océano inagotable, el chef Jorge Fernandes.
Siguiendo nuestra línea de franqueza, anotamos también aquí 'el detalle' sorprendente: El baño no tiene bidet. Es verdad que el inodoro, en recinto independiente, cuenta con un artilugio similar a una ducha, como los que suele haber en los países árabes (al menos sólo lo hemos visto allí). Nos parece poco práctico e impropio de un 5* de estas latitudes.
El InterContinental de Lisboa es un hotel de 331 habitaciones, incluyendo las 16 suites, situado al lado de la conocida plaza Marqués de Pombal y enfrente al Parque de Eduardo VII, concretamente en la Rua Castilho, 149. Sus plantas altas gozan de amplias vistas de la ciudad y del río Tajo.
Recibe al huésped un conserje de traje negro y bombín, que ayuda con las maletas y se hace cargo del coche. Es uno más del estupendo equipo de conserjería, que atenderá solícito cualquier necesidad del cliente, con especial preparación y disposición para ‘ayudarle a descubrir lo que no está escrito’. Inmediatamente se pondrá a su disposición el personal del IHG Rewards Club para invitarle a un trago en el bar y hacerle disfrutar de todas las ventajas que conlleva. Es conveniente proporcionar el número de socio al hacer la reserva, para recibir los puntos de ‘recompensa’. De todos modos para cualquier información al respecto, consulten www.ihgrewardsclub.com.
De que todo esto funcione se encarga Carla Coutinho, que conoce como nadie los pequeños detalles y los secretos de Lisboa, por eso no vamos a hacer referencia en estas líneas a tantos y tan magníficos atractivos de la ciudad del Tejo. Entrar en el hotel es ponerse en las mejores manos. Por cierto, se atiende en seis idiomas además del portugués: árabe, alemán, inglés, español, francés e italiano.
Todos los espacios públicos de la planta baja están recién remodelados, incluyendo el bar y el Akla, un moderno restaurante de espíritu árabe-mediterráneo y decoración portuguesa.
Pero Akla merece un capítulo aparte para rememorar sabores de siempre en novedosas presentaciones o, dicho de otro modo, disfrutar de la exaltación de los platos más sencillos, conseguida por el chef Giuseppe Pucciarelli. Los placeres empiezan en los aperitivos con varias y delicadas mantequillas, destacando la de hierbas y ajo; la ensalada de pulpo, las croquetas de alheira, el tartar de salmón... Otras especialidades son los risotos, como el de zapateiro (cangrejo) con espuma de champagne o el de grelos y langostinos... Pero es con un plato más tradicional (quizás el más humilde) con el que alcanza la excelencia: simplemente caldo verde. Es el encuentro mágico de la verdura con el caldo logrando un auténtico culmen de textura, color y sabor. Hay que probarlo.
Todo en InterContinental Lisboa lleva el sello de Giuseppe Vincelli, el director general de IHG para el área de la capital portuguesa, que está aquí para hacer del InterContinental ‘un hotel de referencia’. Sin duda lo ha logrado ya en los pucheros con el Akla. En este momento inicia la remodelación de habitaciones y se da un plazo de dos años para ejecutar la obra y conseguirlo en todos los demás aspectos. Seguramente no se le ha pasado revisar también la web en español (www.intercontinental.com/lisbon) que mezcla sin orden el castellano y el inglés.
Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa y Pilar Alonso Canto
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