Los mejores hoteles de Cayo Guillermo y Cayo Coco, los Jardines del Rey

EXPRESO - 15.12.2012

(2)  El nombre del nuevo es Aeropuerto Internacional Jardines del Rey, aunque también se le sigue llamando Aeropuerto de Cayo Coco

Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa
Después del desembarco en Playa Pilar, la que debe su nombre al yate de Hemingway (1), en el extremo noroeste del Cayo Guillermo, al norte de Cuba, parecía imposible hallar arena más blanca, azules tan impactantes, aguas más transparentes.
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Pero bastan 24 horas para hacernos comprender que el nombre de ‘Jardines del Rey’ no es casualidad, porque esta cadena de islotes en permanente evolución es también una sucesión de los mejores arenales costeros que se pueda imaginar.
Nuestra primera parada es el Hotel Meliá Cayo Guillermo, para pernoctar antes de emprender el regreso a la Habana. En esta fugaz estancia tenemos tiempo suficiente para pasear por ese palmeral colmado de estanques con nenúfares, con cabinas de masajes camufladas en rústicas cabañas, quioscos de música adornados para la fiesta permanente, descubriendo senderos y pequeños puentes que nos llevan al relax, rutas que inevitablemente conducen a la playa.
El paseo de tablas no se detiene en la arena, se adentra en el mar para que caminemos sobre el color, cada paso un tono, entre el blanco y los azules todos. Al final se ensancha, este ya pantalán, en terrazas marinas cubiertas con hojas de palma, como caneyes, que seguramente están ahí para servir de embarcadero o como puesto de pescadores, pero que parecen observatorios de aves o, quizás, de tiburones y delfines. Desde allí la playa es inmensa, como el mar, y da pereza el regreso.
Melia
Antes de dejar atrás este cayo, visitamos el Iberostar Daiquiri, un todo incluido de 4* y 312 habitaciones, en primera línea de playa, que cuenta con varios clubes infantiles, por tramos de edad, y una extraordinaria oferta gastronómica en su bufet, además de tres restaurantes especializados en cocina mexicana, italiana y cubana.
Quizá teníamos que haber empezado por situarnos en el mapa, pero aún estamos a tiempo. Los cayos de la costa norte de la isla de Cuba son realmente una sucesión continua de islas e islotes en paralelo a la costa que se prolonga cientos de kilómetros, a modo de guardianes cordiales.
Aunque no hay discontinuidad, se agrupan en dos archipiélagos, el de Sabana y el de Camagüey que, en conjunto, se conocen también como ‘Jardines del Rey’.
Los que recorremos en esta ocasión forman parte del segundo, al igual que Cayo Santa María, de la provincia de Villa Clara, y, los más extensos, Cayo Romano y Cayo Sabinal, ambos de la de Camagüey.
Guillermo y Coco, en medio,  pertenecen a la provincia de Ciego de Ávila y están a unos quinientos kilómetros de la Habana.
iberostar
Cayo Guillermo es pequeño, tiene 13 kilómetros cuadrados, y está previsto urbanizar únicamente el 7% de su superficie. En la actualidad cuenta con cuatro hoteles y pronto se construirá otro en Playa Pilar. Está unido a Cayo Coco por una carretera sobre pedraplén, que también los une con tierra firme, a través de la Bahía de Perros, desde el año 1988. A cambio de esa conexión han perdido su insularidad y en gran parte su pureza, aunque, como veremos, los humanos llevan muchos años por aquí.
Cayo Coco sobrepasa los trescientos cincuenta kilómetros cuadrados y, sin embargo, nunca tuvo población estable. En el siglo XVIII hubo asentamientos de pescadores y carboneros. Y en los años cuarenta del XX la compraron los americanos para hacer una gran explotación ganadera, pero los mosquitos les obligaron a desistir. El abandono fue total, hasta el punto de que muchos animales quedaron sueltos y hoy es frecuente encontrarse con vacas en libertad.
En la actualidad tampoco hay viviendas en estos cayos, a pesar sus veintidós kilómetros de playas y de que cuentan con unos 4.000 ocupantes, que se convertirán en 10.000 hacia 2016. Pues bien, todo el personal que trabaja en los hoteles y demás servicios vive en las poblaciones de Morón, a una hora, o Ciego de Ávila, a hora y media, en auto.
coco
Esta política, al igual que el desistimiento del antiguo aeropuerto, (2) convertido ahora en Parque Natural, viene a confirmar la preocupación del Gobierno por mantener el valor ecológico de estos territorios, que acogen más de 500 especies vegetales y más de 200 especies de animales, en su mayoría aves. Aunque en lo del aeropuerto también tuviese que ver su tamaño y dificultad para crecer.
El nombre del cayo viene del Ibis Blanco, muy abundante en la isla, que aquí llaman también Pájaro Coco.  
Pues ya en este Cayo Coco, vistamos el Hotel Playa Coco, otro 4* que saca un gran partido a elementales pero exquisitos productos cubanos. No hay más que ver que bien exhiben sus frutas exóticas y su cerveza Bucanero. Muy preocupados también por el ocio de los más pequeños y por las delicias gastronómicas para los mayores, con el único restaurante japonés de la zona.
El siguiente paso es el 5* Memories Flamenco, un todo incluido de 624 habitaciones, clavado en una playa de arena blanquísima, en la que los incontables azules (siempre los azules) se confunden con los verdes. Su incipiente jardín se equilibra con un área de piscina espectacular.
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Entre tanto hotel ya echábamos de menos un respiro. Pues nada mejor que un balneario. Sí, que nadie se sorprenda, porque la Clínica Internacional de Thalasoterapia Acuavida-Spa-Talaso cuenta con instalaciones y personal a la altura de los mejores balnearios. Tiene un estupendo plantel de masajistas y fisioterapeutas para la aplicación de tratamientos personalizados.
Desde sesiones de tres horas hasta programas de quince días. La línea de cosmética que aplican es la Germaine de Capuccini, pero también son expertos en la utilización del barro egipcio. Sus instalaciones son modernas y bien equipadas. Y, lo más atractivo, su piscina de agua de mar calentada a 37ºC.
El Hotel Meliá Cayo Coco es especial por varias razones. Sus 250 habitaciones, muchas construidas sobre pilotes en una laguna de agua salada, son solo para adultos. Es el único de esas características en este destino. Quizá por este motivo, su decoración es insinuante, como apreciamos en el indicador de la toilette, un tanto erótico.
Sus exteriores son espléndidos, notándose los ya trece años de antigüedad en la frondosa vegetación, bien cuidada y arropando recoletos espacios hasta el borde de la playa. Es acogedor, y sin embargo abierto, su auditorio, que se cubre con una carpa exquisita.
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Pero, por añadidura, aquí nos encontramos con un joven paisano, de Valladolid, con más de seis años trabajando en América, que es Ismael Fawzi González, el director de Alimentos y Bebidas del hotel. Con él mantenemos una agradable charla en la que nos habla con entusiasmo de su trabajo aquí.
Nuestra última parada, aún en cayo Coco, es en el Hotel Mojito Iberostar (hasta hace poco Emperador Laguna). Las 690 habitaciones nos dicen algo sobre su medida. Además, 325 son suites y 80, villas. Su decoración, quizá a veces desmedida, sin embargo es agradable. Tiene unos exteriores cuidados y frondosos bosquecillos, que sirven de marco inmejorable para las frecuentes Fiestas Cubanas al aire libre.
Tanto hablar de hoteles podría hacernos pensar de este destino, conocido como ‘Cayo Guillermo y Cayo Coco’ o como ‘Jardines del Rey’, que es un espacio muy urbanizado y, sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Porque a tantas comodidades y relax que nos proporciona su producto de todo incluido, en unas playas casi vírgenes, hay que añadir los alicientes de una naturaleza desbordante, con colonias de multitud de aves, entre las que destacan las de flamencos y de ibis por sus numerosos ejemplares. Todo eso a un kilómetro de la segunda barrera coralina más larga del mundo.
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Pero, por si fuera poco, a menos de dos horas tenemos un buen número de villas y pueblitos llenos de gentes encantadoras que están deseando recibir al forastero, para mostrarle sus artesanías, sus paisajes y su gastronomía, para regalarle una amena conversación que cuenta su pequeña historia, esa que va conformando la grande.
  
(1)  En ese barco, cuya base habitual era el puerto de Cojímar, recorrió Ernest Hemingway  los cayos. Actualmente se conserva en el museo dedicado al escritor, en ‘Finca Vigía’, poblado de San Francisco de Paula, a 15 km del centro de la Habana.
 

(2)  El nombre del nuevo es Aeropuerto Internacional Jardines del Rey, aunque también se le sigue llamando Aeropuerto de Cayo Coco. 

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