Nos desmantelan la aerolínea de las galletas Chiquilín

EXPRESO - 23.11.2012

Ana Bustabad Alonso, periodista

A estas alturas ya no puedo decir que volar con Iberia sea sinónimo de elegancia y lujo, ni siquiera que esta aerolínea sea la nuestra, no más que otras con bandera española que compiten cada día en un espacio aéreo cada vez más enrarecido. Es una empresa privada cuyo destino no debería de importarme más del que el mío le importa a sus responsables o a sus empleados…

Mi primera vez con Iberia fue algo así como un vuelo indirecto. En realidad, fue mi hermano Luis –seis o siete años tendría- quien me contó a la vuelta de un MAD-SCQ que las azafatas eran ‘señoritas muy simpáticas a las que puedes pedir todo lo que quieras: zumo de naranja, caramelos, galletas Chiquilín…’

Aquel fue un vuelo triste para nuestra familia que por aquel entonces, como muchas otras, solo gastaba las decenas de miles de pesetas que costaba un trayecto doméstico en casos de urgencia. Sin embargo, quedó grabado en mi memoria como ejemplo de elegancia y lujo.

Pocos años después tuve mi propio bautismo aéreo como pasajera de un DC-10 de Iberia desde Santiago de Compostela a Londres; luego vino mi primera ruta transoceánica a bordo de un Jumbo de la misma compañía; disfruté de muchas maniobras perfectas de sus experimentados pilotos; y el embrujo de volar, aunque sea solo en cabinas de aviones comerciales, me atrapó para siempre.

A lo largo de varias décadas he viajado a bordo de muchas aerolíneas diferentes, he podido comparar sus servicios en tierra y aire, he disfrutado y sufrido unos y otros. Pero siempre me ha dado alegría encontrarme en cualquier aeropuerto del mundo con la marca Iberia, coincidir en un hotel con sus tripulantes, o simplemente ver despegar a lo lejos el rojo y gualda de sus aviones.

En este tiempo he visto cómo la aerolínea de bandera de España pasaba a manos privadas, cómo reducía su espacio entre asientos, cómo eliminaba sus menús gratuitos en los vuelos domésticos o la prensa a bordo en clase turista; cómo su flota achacosa iba perdiendo frente a otras con pantallas individuales en cada asiento y primeras clases de auténtico lujo.

En estos años he conocido TCP encantadores que me han hecho disfrutar las largas horas de presurización y espacio reducido; a veces he sufrido malas caras de algunos sobrados de horas de vuelo o faltos ya de ilusión; otras nos hemos reído contándonos anécdotas de viaje; he recibido recomendaciones muy valiosas y he sugerido destinos especiales para sus días de descanso.

A estas alturas ya no puedo decir que volar con Iberia sea sinónimo de elegancia y lujo, ni siquiera que esta aerolínea sea la nuestra, no más que otras con bandera española que compiten cada día en un espacio aéreo cada vez más enrarecido. Es una empresa privada cuyo destino no debería de importarme más del que el mío le importa a sus responsables o a sus empleados.

Y, sin embargo, desde su integración el grupo IAG, desde que escribo y leo cada semana las noticias de sus retrocesos frente a British Airways, la crónica de un desmantelamiento que se me antoja perfectamente orquestado; no puedo evitar sentir un desgarro emocional.

La razón me dice que esta guerra no es la mía, de la misma manera que nadie más que los que hacemos Expreso siente suya la lucha diaria de este medio de comunicación independiente contra los grandes grupos y los que hace mucho olvidaron la ética del periodismo.

El corazón, en cambio, me duele con el ERE inminente de miles de trabajadores de Iberia frente a los contratos blindados de sus directivos y a los cada día mejores resultados de British Airways; complejas tramas empresariales; me duele con las pérdidas millonarias y el cierre de rutas de la aerolínea ‘de las galletas Chiquilín y el zumo de naranja a discreción’, de la compañía de ‘señoritas simpáticas a las que podías pedir todo lo que quisieras’.

Gracias a ellas –y a ellos- por enseñarnos a amar esto de volar.

Comentarios

UN ESPAÑOL (no verificado)

Ana Bustabad Alonso, periodista.
Muchísimas gracias, vuestro aliento nos hace fuertes.

Señores del gobierno: los trabajadores de Iberia estamos hartos de palabras huecas y de mentiras.
Sr. Catalá, en Iberia no se está llevando a cabo un proceso de reestructuración, si no un desmantelamiento de una compañía ESPAÑOLA en favor de una británica, donde el gobierno de España tiene la mayoría como accionista a través de BANKIA que está nacionalizada con el dinero de todos los ESPAÑOLES.
Ministra Pastor: si Ustedes no actúan, serán cómplices de una traición a los intereses Españoles y de miles de familias que perderán sus puestos de trabajos directos e indirectos.
Un cordial saludo

Miguel Ángel G… (no verificado)

Precioso artículo Ana. Te felicito y comparto tu pena, la que sentimos los españoles que queremos a España y la vemos en manos de políticos torpes, cuando no corruptos. Son gentes que ceden constantemente, confundiendo el buen gobierno con el abandono del deber en aras de tolerar lo intolerable. Es hermosa la tolertancia, pero no la rendición ante cualquier bandera ajena.

internauta (no verificado)

Muy emotivo artículo, aunque no soy imparcial.
Creo que si desaparece Iberia yo dejaré de volar.

James (no verificado)

Nada nos haría más orgullosos que trabajar en una Iberia a la altura de otras compañías de bandera, pero no nos dejan.

Muchas gracias por su artículo, el cual nos anima a luchar contra los que quieren destruir lo poco de esa Iberia que queda.

IPG (no verificado)

Gracias por este artículo . Llevo 32 años volando y todavía me emociono cuando veo despegar un avión de Iberia . Tiene toda la razón cuando dice que Iberia ya no es lo que era antes y a los trabajadores no nos gusta el servicio que nos obligan a dar. En estos momentos además de una gran preocupación sentimos una profunda tristeza por lo que están haciendo con Iberia. SALVEMOS IBERIA , IBERIA ESPAÑOL.

internauta (no verificado)

Gracias Ana por esta reflexión tan equilibrada entre la razón y el sentimiento. Ojalá sirva para darnos cuenta que al final las empresas no son más que personas , que pueden funcionar aunando experiencia y conocimientos , y que los directivos son los que han de DIRIGIR todos estos recursos por y para el bien común .
Iberia tiene todo lo que necesita para funcionar correctamente y sus trabajadores solo buscamos la permanencia en el tiempo y trabajar en una empresa española, que bien gestionada es y será una compañía de bandera que no olvidemos transporta el 70% de nuestros turistas.

Internauta (no verificado)

Querida Ana ,
Al borde ya de la jubilación no puedo mas que agradecerte sinceramente esa carta tan bonita escrita desde el corazón y que me ha hecho soltar alguna lagrimilla. Después de mis 38 años de vuelo me has recordado todos esos momentos tan maravillosos vividos en nuestra compañia . Cuantas veces tan lejos de nuestro pais no hemos oido decir !!!!Que bien ya estamos en España!!!en la puerta del avión.
Gracias Ana por tu apoyo, creo que si nos mantenemos todos unidos tal vez podamos salvar a nuestra octogenaria compañia.
También quiero agradecer desde aquí tanto a mis compañeros de vuelo como de tierra ,esos momentos tanto buenos como no tan buenos que hemos pasado juntos.
Muchas graciias y ánimo para todos.

eleonora (no verificado)

gracias Ana
toda la vida volando con Iberia. Mi padre ya jubilado me enseñó a amar a los aviones como trabajador de esta empresa maravillosa,y ahora yo me dedico a esto de la aeronautica.
Y es verdad, hace poco me pasó a mi, la sensacion de estar a miles de kms de tu casa, y pisar el avion de IBERIA y sentir que ya has llegado
me has hecho llorar

Con firma relacionados