La vida en la calle o un paseo urbano con café… De un viaje a Cuba (VII)

EXPRESO - 14.01.2012

Manolo Bustabad Rapa, periodista

Caminando por la Habana hemos tenido la sensación de participar en un montaje, ser extras o parte de un decorado de película y de que a la vuelta de la próxima esquina nos encontraríamos al director…

Caminando por la Habana hemos tenido la sensación de participar en un montaje, ser extras o parte de un decorado de película y de que a la vuelta de la próxima esquina nos encontraríamos al director.
 
Y es verdad que con frecuencia nos tropezamos con actividades de grupo, como uno de danza, al anochecer, en una plaza, sin escenario ni estrado, sólo perceptible desde una distancia por los focos y por la gente que se arremolinaba a su alrededor.

O grupos de niños, con monitores, realizando ejercicios lúdico-deportivos al aire libre, en horario escolar. O señoras vestidas con sus trajes típicos y sus tocados coloristas para atraer a los turistas en las proximidades de los monumentos o lugares más frecuentados.

Pero no hablamos de esas representaciones o trabajos más o menos organizados. No es eso. Nos referimos a cualquier actividad familiar o laboral, que estamos habituados a desarrollar en el domicilio, en el taller o en el despacho, y que aquí nos topamos en plena vía pública sin que el personal se extrañe lo más mínimo.

Hemos visto en las aceras tertulias, pero con silla y taburete. Y lectores de periódico arrellanados en su asiento, como en la sala de estar. Eso sí, la gente más bien sentada, incluso algunos de uniforme, con aspecto de guardas o porteros de algo.
Talleres improvisados. Y no nos referimos al parcheado de neumático, tan frecuente aquí. Hemos presenciado reparaciones, al borde de la acera, conectando directamente con la sala de la casa, donde se podía ver un gran despliegue de piezas y herramientas, mientras el resto de la familia realizaba tareas domésticas.
Esa es otra circunstancia que nos chocó bastante: el uso de las plantas bajas de los edificios como viviendas. Locales que fueron diseñados y usados como comerciales, en los que el acceso al salón o a la cocina es directo desde la acera. Quizá esto también propicia la vida en la calle. Al igual que el deterioro de tantos y tantos edificios, de los que sale la gente sorteando los puntales.
 
El café de media mañana lo tomamos, porque lo leímos en un reportaje de EXPRESO y porque nos queda de paso, en el Café Habana, en la esquina de Mercader con Amargura, que por cierto es excelente y (hay que decirlo otra vez) cuesta un peso ‘nacional’.
Dicho de otro modo: por un peso convertible se toman veintitrés y por un euro, treinta. Es impactante, máxime teniendo en cuenta que en la Plaza Vieja, en el café El Escorial, por ejemplo, hemos pagado otro día dos o tres pesos convertibles por cada taza. Incongruencias de la doble moneda.
Y, ya que estamos en el café Habana, diremos que en el mismo cruce de calles, en la esquina de enfrente, hay una chocolatería en la que, además de poder degustar el producto, se puede observar la confección artesanal de bombones.
Se ve animación en todas las calles, no sólo en las principales o en las más frecuentadas por el forastero. Y la gente saluda y conversa con facilidad y no es raro que te cuente sus penurias también. Sin embargo la mendicidad infantil, tan habitual en otros destinos próximos, aquí no la hemos visto. Los niños, muy presentes en la calle, como ya apuntamos, causan excelente impresión por su aspecto y sus modales.
Siguiendo con el recorrido observamos, como nos habían dicho, que el personal no acosa al turista como es norma en otros lugares. Sin embargo es fácil que en tu paseo te acompañe de pronto algún músico, cantándote “hasta siempre comandante”, por ejemplo, y no te abandone mientras no premies su cortesía.
Y, después de la caminata, ya de regreso al hotel, nos percatamos de que no hemos visto ni un solo carrito de helados. ¡Que extraño!, o no…
Pues ahora nos apetecía uno…
 
 
No te pierdas el siguiente capítulo:
 
Lee el capítulo anterior en Expreso:
 

 

 

 

Comentarios

Con firma relacionados