Galimatías de Quijotes y pesos en la Habana Vieja… De un viaje a Cuba (V)

EXPRESO - 07.01.2012

Manolo Bustabad Rapa, periodista

El hombre, rascándose la cabeza, no acertaba a solucionar la papeleta. Yo, sin comprender nada, le dije: no importa, quédese la vuelta. Y me marché tan contento con mis periódicos. No tardé en percatarme de que mucho más contento, sin duda, quedaba él…

 
Una de nuestras citas ineludibles era en la Plaza de Armas. El encuentro con los libreros de viejo, recomendado por EXPRESO, nos proporcionó una grata tertulia con Juan Carlos, hombre culto y de mente muy clara a la hora de analizar la actualidad y en particular la realidad cubana, y antiguo conocido de nuestro diario.
 
De él conseguí el primer libro editado en Cuba después del triunfo de la revolución. Se trata de ‘El Quijote’, en cuatro tomos ‘de bolsillo’ (18x13,5 cm), impreso en 1960 ‘(…) por indicación del propio Primer Ministro Fidel Castro, para inaugurar la Biblioteca del Pueblo que ha de publicar la Imprenta Nacional’, según se nos dice en la presentación anónima ‘al lector’. Las ilustraciones, incluidas las portadas ‘han sido sacadas de los dibujos de Gustavo Doré’, salvo uno de Pablo Picasso, de 1955, que aparece al principio, inmediatamente después de la cita de José Martí:
Cervantes es aquel temprano amigo del hombre que vivió en tiempos aciagos para la libertad y el decoro, y con la dulce tristeza del genio prefirió la vida entre los humildes al adelanto cortesano, y es a la vez deleite de las letras y uno de los caracteres más bellos de la historia.
Hay que decir que los libros de segunda mano se venden en pesos convertibles, como casi todo en la Habana (para los extranjeros), porque su gente los precisa para sobrevivir. Sin embargo, el mismo librero, el amigo Juan Carlos, me orientó hacia una librería en la acera de los impares de la calle Obispo, en la que podría comprar pagando con pesos nacionales (*).
Allí encontré, entre otras interesantes publicaciones, la séptima edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha publicada por la Editorial Arte y Literatura, en 2010, ‘con motivo de cumplirse cincuenta años de fundada la Imprenta Nacional de Cuba’.
Esta bella y sencilla edición, también con ilustraciones de Doré, que utiliza en las cubiertas peculiares imágenes de la obra de Iván Vallín Lombillo, nos sorprende (a los recién llegados) con la joya de su Introducción, obra de la poeta, crítica literaria y ensayista Mirta Aguirre (La Habana, 1912-1980), que empieza y termina con la frase:
‘Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo…’,
perteneciente a la carta de despedida del Che a sus padres, al partir para Bolivia, identificándose en cierto modo con el quijotismo.
Quijotismo que, analiza Mirta, no es engaño, ni idealización, ni locura, aunque de todo esto hallemos en el famoso hidalgo manchego, ‘sino ser lo que el propio personaje detalla, al marcharse de casa del Caballero del Verde Gabán:
‘(…) casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos y finalmente, mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida defenderla.’
Todo un placer, encontrar dos perlas editoriales el mismo día. Dos ‘Quijotes’ separados por cincuenta años, prologado el segundo por una de las cervantistas más reconocidas en el ámbito de las letras hispanas. Por cierto que de su autora me traje también Un hombre a través de su obra: MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA, Premio Lyceum de 1948, en edición del 2005.
Pero volviendo al conflicto de las dos monedas, recuerdo ahora una anécdota que sucedió la primera mañana de mi estancia en la isla. En mi ávido deambular de primera hora, mientras amanecía, elegí en un quiosco próximo a la Alameda de Paula los diarios Granma (20 ctvs) y Juventud rebelde (20 cts) y las revistas mensuales Palante, publicación humorística (50 centavos), La calle del medio, publicación mensual de opinión y debate ($1,00) y Noticias de Artecubano (1 peso) (**). Como se ve, la suma es 2,90 pesos. Entregué al quiosquero un billete de 3 y esperé la vuelta.
El hombre, rascándose la cabeza, no acertaba a solucionar la papeleta. Entonces me enseñó la caja, en la que había unas pocas monedas, asegurando que no le alcanzaba. Yo, sin comprender nada, le dije: no importa, quédese la vuelta. Y me marché tan contento con mis periódicos.
No tardé en percatarme de que mucho más contento, sin duda, quedaba él, que en un instante había hecho la caja de todo el día: Los tres pesos que le entregué eran ‘CUC’, convertibles, equivalentes a 69,00 pesos nacionales, moneda en la que debería haberle pagado, con lo cual tendría que haberme devuelto 66,10 pesos. Pagué 2,90 y dejé de propina 66,10.
Dicho de otra forma, el precio de toda la prensa que compré era 12 céntimos de ‘CUC’, equivalente a 9 céntimos de euro, y pagué aproximadamente 2,20 €. A fin de cuentas, no salió tan caro el aprendizaje.
 
 
 
(*) En nuestra visita, en noviembre del 2011, el cambio del euro estaba a 1,32 pesos convertibles (CUC) y por cada ‘cuc’ nos daban 23,00 pesos nacionales. El ejemplar del Quijote de la Editorial Arte y Literatura, en dos tomos de tapas blandas, nos costó 50,00 pesos nacionales en total, es decir, menos de 2,00 €.
Para comprar en moneda nacional, otra librería a tener en cuenta es la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en la Calle 17, nº 354, entre G y H, El Vedado. Ahí suelen tener también las codiciadas revistas Opus Habana de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
(**) No es un error de transcripción. Aunque parezca un galimatías, los precios de las publicaciones estaban tal cual escribo, en ctvs, cts, centavos, $ y pesos.  
 
NOTA DE LA REDACCIÓN: Un año después de nuestra última charla, Juan Carlos emprendió su último viaje al cielo de los libreros. No lo olvidaremos.
 
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Comentarios

MariaJose (no verificado)

No os conocía y me ha encantado. Qué bonito pensar como se utiliza la literatua para definirnos,cómo siguen siendo válidas las plalabras del siglo XVII para comenzar una obra.

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