La anciana blanca de la playa

EXPRESO - 05.06.2011

Chisco, gato viajero

Me cuentan que era un miércoles de verano. Hacía calor, pero la playa estaba casi vacía. De pronto vieron llegar, a lo lejos, una figura blanca y delgada, caminando por la orilla…

Me cuentan que era un miércoles de verano. Hacía calor, pero la playa estaba casi vacía. Una familia disfrutaba de la tarde. Los padres tomaban el sol mientras sus tres chiquillos jugaban a hacer castillos junto al agua.

De pronto vieron llegar, a lo lejos, una figura blanca y delgada, caminando por la orilla. Era una mujer muy anciana, de cabellos largos y aspecto algo andrajoso. Vestía una túnica remendada, que flotaba con la brisa. Caminaba despacio, agachándose cada poco a recoger cosas del suelo, que metía en una bolsa. Mientras, iba murmurando algo entre dientes.
Los padres llamaron enseguida a los niños a su lado, temerosos de aquella mujer que parecía estar loca. Cuando la anciana pasó cerca se detuvo un momento y les dirigió una sonrisa, pero todos desviaron la mirada. Así que continuó su camino, recogiendo más objetos del suelo.
Tres días más tarde se enteraron en el pueblo de que aquella mujer había muerto. Supieron también que había pasado las tardes de los últimos veinte años limpiando la arena de cristales y objetos punzantes, para que los niños no se hiriesen nunca los pies en su querida playa.

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