Arte, naturaleza y vino en Alto Minho, norte de Portugal

EXPRESO - 19.03.2015

Con base en el Hotel Minho, un 4* de Vila Nova de Cerveira, más concretamente ubicado en Vila Meâ, a medio camino entre Valença y la ‘Vila das Artes’, que así se conoce a la del ciervo, durante dos días nos zambullimos en los paisajes y cultura de esta hermosa y más norteña comarca portuguesa.

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Los objetivos: profundizar en los secretos de la viticultura y avivar los sentidos ccatando vinos de entre los mejores blancos de la Península Ibérica; entrar en el Forum Cultural de Cerveira, donde se prepara con entusiasmo la XVIII edición de la más antigua Bienal de Artes del país; pasear una y otra vez por las playas de Âncora y Moledo; perdernos entre vegetación exuberante por riscos y aldeas... Todo, para contárselo a los lectores de EXPRESO.
Descubre el Alto Minho sean cuales sean tus preferencias:
 
La Bienal de Cerveira y el Convento de San Payo son dos buenos ejemplos en esta zona.
 
 Aquí hay que replantearse las prisas ¿Porqué sólo dos o tres días? ¿Porqué no, dos semanas...?
 
 
 
 
 
El vino en Portugal es otro arte del que son maestros los viticultores minhotos.
 
Elegante y de arquitectura simplista, ‘un concepto de ocio moderno e intimista..
 
       
 
Aunque la denominación oficial de esta (digamos) comarca más septentrional dePortugal es 'Distrito de Viana do Castelo', hemos podido constatar que sus pobladores prefieren utilizar la de 'Alto Minho'. En realidad es la parte Norte de la antigua provincia de Minho, que se completaría con el 'Distrito de Braga' o 'Baixo Minho'. Lo que sí tienen claro los portugueses, dentro de la complicada división política de su país, es la estructura de municípios y freguesías. Esa no cambia.
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Pues bien, esta agreste y diversa comarca, sin duda entre las más bellas y variadas de Portugal (si no la más), abarca los municipios de Arcos de Valdevez, Caminha, Melgaço, Monçao, Paredes de Coura, Ponte da Barca, Ponte de Lima, Valença, Viana do Castelo y Vila Nova de Cerveira. Siete de ellos limitan con España y se nota bien en la fonética del habla vulgar, que se asemeja más al idioma gallego que al del Algarve, por ejemplo. El trasiego de ciudadanos de ambos lados de la raia se nota en todas las actividades comerciales y turísticas pero también en el ámbito sanitario, no en vano la ciudad de referencia para gran parte de este territorio es la de Vigo, en España, simplemente por proximidad y buena comunicación.
Quizá nos hemos extendido demasiado en estos detalles de ubicación, pero viene a cuento por el sentimiento de alejamiento de las instituciones centrales, que hemos percibido subliminalmente durante los casi tres días de nuestra visita. Y para que no quede en la duda de una falsa apreciación por nuestra parte, podemos afirmar que en materia turística precisamente se sienten discriminados. La razón es que forman parte de la región turística 'Porto e Norte de Portugal', cuyas inversiones, mayoritariamente, ‘se quedan en Porto y proximidades’.
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Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa y Pilar Alonso Canto 
Arte
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La Bienal de Cerveira y Henrique Silva
Este magnífico evento, que cumplirá sus 37 años de vida el próximo verano con la edición XVIII, se autodefine como ‘iniciativa cultural de gran dimensión’, por su continua realización. Es famosa como ‘palanca estratégica’, por ser uno de los acontecimientos más sobresalientes, y por tanto evento de referencia de la cultura artística, no sólo en Portugal sino en la Península Ibérica (el 50% de los visitantes son españoles) y aún allende los Pirineos.
Tuvimos la suerte de conocer las interioridades del Forum Cultural de la mano de su director, el reconocido artista Henrique Silva, que nos muestra no solo la obra expuesta, sino el trabajo en los talleres y las labores de preparación de la Bienal, que este año se celebrará entre el 18 de julio y el 19 de septiembre, bajo su batuta y el lema ‘Olhar o passado para construir o futuro’.
En esta ocasión se quiere recuperar el modelo de la primera edición, en 1978, que se caracterizó por la estrategia de descentralización cultural y por su dimensión internacional. Incluye en su programa: Concurso internacional, representaciones de universidades, escuelas superiores y politécnicas de las áreas artísticas, artistas invitados nacionales y extranjeros, artistas homenajeados, espectáculos de luz y sonido, conferencias y debates, talleres y workshops...
Entre sus finalidades están las de descubrir talentos y nuevas propuestas, por eso tendrán especial protagonismo los servicios educativos y los jóvenes artistas y se fomentará la interacción entre el público y los 60 ó 70 autores previstos. Se espera que 20 de ellos estén trabajando en la Bienal. Este año serán homenajeados el artista Eurico Gonçalves y el arquitecto Alcino Soutinho.
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La actividad principal tendrá lugar, como siempre, en esta sede de Vila Nova de Cerveira, pero, como también es costumbre, extenderá sus exposiciones a otras ciudades de Portugal y de Galicia, que se anunciarán oportunamente. En la anterior edición fueron Braga y Santiago de Compostela sedes 'satélite' de este evento.
Henrique Silva, pintor reconocido a nivel mundial, es miembro del Consejo de Fundadores de la Bienal y, desde 1995, principal alma cultural y organizativa del evento (director en siete ediciones). Fue el artista homenajeado en 2013 y continúa infatigable con su actividad plástica y docente. Este año es el coordinador cultural de la Bienal. Es célebre su imagen con chaqueta de pana y muchos bolsillos llenos de lápices y pinceles. Aunque pudimos fotografiarlo trabajando en su despacho y junto a una de sus obras, en la sala de exposiciones, nos dio la impresión de que no le gustan las cámaras. Esta vez sus chaquetas eran de lana y la habitual colilla apagada, entre sus dedos, de cigarrillo liado a mano.
 
El Convento de San Payo (1) y José Rodrigues
Muy cerca, sin salir del término municipal de Vila Nova de Cerveira, se puede visitar el Museo-Convento de San Payo, un santuario de la 'plástica' donde otro de los promotores de la Bienal, el escultor, diseñador y pintor José Rodrigues, asentó su taller y su vida durante varios años. Allí, además de recuperar él mismo el antiguo edificio conventual, según deducimos de una de sus frases, trató de encontrarse consigo mismo y de establecer un diálogo armónico con la naturaleza.
El caso es que ambos retos se reflejan en las dos áreas principales del museo: por una parte, en la sala principal, que en aquella época fue su taller, nos topamos con su particular colección de esculturas, procedentes de varios países, épocas y culturas, invitándonos a meditar sobre la variedad y universalidad del arte. El otro espacio importante es el jardín exterior, donde las obras del artista se funden con la naturaleza, con la tierra, a la vez que se proyectan hacia el infinito.
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El convento de San Payo fue fundado a finales del siglo XIV por unos religiosos procedentes de Galicia, pertenecientes a la congregación de los frailes menores de San Francisco. Estuvo ocupado por esta orden hasta mediados del XIX, permaneciendo abandonado hasta el 'encuentro' con José Rodrigues.
José Rodrigues, nacido en Luanda en 1936 y formado en la Escola Superior de Belas Artes do Porto, además de por su personal y amplísima obra (es uno de los mayores nombres de las artes plásticas portuguesas) se distingue como dinamizador cultural. Fue uno de los fundadores de la Cooperativa Árvore; fue representante de Portugal en las bienales de Sao Paulo y Venecia en la década de los 70; estuvo implicado en la organización de las Bienales de Vila Nova de Cerveira; recibió el Premio Soctip, como 'Artista do Ano', en 1990. Actualmente dirige la Fundación Escultor José Rodrigues, instalada en la antigua fábrica de sombreros, Real Fábrica Social, en la ciudad do Porto.
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Naturaleza
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Creemos que en este término de 'naturaleza' debemos incluir, con la flora, fauna o paisajes, las actividades humanas, lúdicas o de dinámica habitual, incorporadas a cada instante y que son parte inexcusable de la vida genuina del Alto Minho. Con esto estamos pensando en las playas, donde encontramos a la vez actividades de recolección de algas, para usar como fertilizante tradicional y ecológico, y escenas de relax y deportivas como el windsurf o el flysurf, tan habituales en Moledo, por ejemplo. O en las ferias, tan frecuentes en casi todas las localidades, donde se mezclan baratillos, fumeiros, frutas y hortalizas, plantas y semillas, pescaderas, castañeras, cesteiros..., apiñados y cubiertos por un mar de toldos... Todo ese dinamismo forma parte inseparable de la naturaleza del Alto Minho. Aquí todo es naturaleza. Así lo vemos.
Son múltiples las rutas y las propuestas ofertadas, pero nuestro tiempo en esta ocasión escaso. Por eso, asesorados y tutelados por 'Elos da Montanha', una empresa especializada con base en Valença, limitamos nuestra salida al campo a una excursión hasta el Alto do Castro, donde está ubicada la escultura de José Rodrigues representando el famoso ciervo, visible desde todo el término municipal de Cerveira. Eso sí, nos hicimos la foto en 'o Penedo dos niños' y pasamos por la 'Ermida Nª Sª da Encarnaçao', por la 'Atalaia', las ruinas de un torreón defensivo, a la 'caza del tesoro', que también por aquí están preparados para el 'geocaching', y algunas peñas con petroglifos. En todo el recorrido, Vila Nova y la isla de Boega a nuestros pies. Al otro lado del río, Galicia y al fondo, la desembocadura.
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Pero hay que replantearse las prisas ¿Porqué sólo dos o tres días? ¿Porqué no, dos semanas..., o dos meses...? Se podría adaptar perfectamente la programación para disfrutar de tantas posibilidades, como adentrarnos en el único Parque Nacional de Portugal, el de Peneda-Gerês, donde, además de la observación de fauna y flora, es factible practicar escalada y hacer acopio del fumeiro más auténtico; vivir sucesivamente en cada una de sus acogedoras villas y ciudades, fortalezas bien conservadas con núcleos de traza medieval; visitar señoriales palacios y gran número de iglesias, del románicos al manuelino..., con una buena colección de arte sacro; recorrer toda la orilla del Miño, desde Caminha hasta el extremo norte del territorio portugués allá por los últimos viñedos de Melgaço; pasar al menos una jornada en Viana do Castelo para subir al Monte de Santa Luzia y, además de visitar el santuario, extasiarnos ante una de las panorámicas más espectaculares del mundo y, de vuelta a la ciudad, disfrutar del más exquisito arte Manuelino en el Convento de Santa Ana; desde ahí, ascender por el curso del río y descubrir conventos y bodegas de Ponte de Lima, Ponte da Barca y Arcos de Valdevez; no perdernos las ferias de Paredes de Coura, Valença y Vila Nova de Cerveira; deleitarnos con la variada gastronomía, entre productos del mar, de la caza o del huerto, bien de la más sabrosa cozinha minhota, bien de actuales fogones internacionales...
Se lo aseguramos, todo es naturaleza en Alto Minho. Hay que venir con tiempo. ¿El peligro?: la tentación de quedarse para siempre. 
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(1) Nos quedamos con la forma 'San Payo' por ser la que figura en sus propios folletos promocionales, aunque también lo hemos visto escrito 'San Paio'.
Vino
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El vino en Portugal es otro arte del que son maestros los viticultores minhotos. Su alta profesionalidad, reconocida en ambas márgenes del Miño, ha situado el mítico vinho verde alvarinho entre los vinos blancos más exquisitos del mundo. Y sin ánimo de polemizar sobre a que margen del río Miño llegaron antes las cepas de alvarinho, que sigue sin estar claro, por lo que hemos leído, diremos que en el lado portugués se apostó mucho antes por la calidad. Fueron también pioneros en el terreno de los espumantes (salvo alguna corta aventura de principios del XX), así como en experimentar con la crianza de los blancos en madera (hace más de 25 años), cuando ya la fermentación se realizaba mayoritariamente en acero inoxidable. De todos modos, quizá sea bueno aclarar que la casta alvarinho es minoritaria en esta región, donde predominan las loureiro y trajadura, aunque, cada vez más, se apuesta por los vinos monovarietales de gran calidad. Lo constatamos en dos bodegas muy especiales.
 
Quinta da Pedra
Pues bien, en la Quinta da Pedra, municipio de Monçao, sorprenden ahora con un marco de plantación revolucionario: La separación entre hileras de cepas es de 1,80 metros y, en cada fila, una planta cada metro. Esto supone una densidad de 5.500 cepas por hectárea. ¿Dónde está el secreto? En limitar la producción, que no ha de sobrepasar los 5.000 kilogramos. Es decir, algo menos de un kilo por planta. Este método de cultivo, que busca forzar la competición entre ellas, de momento ha conseguido que la maduración se adelante quince días, iniciando la cosecha alrededor del 26 de septiembre. Y se hace la vendimia en dos etapas, con quince días de diferencia, para conseguir dos vinos distintos, que no se mezclarán. Esta aventura se inició en el 2011 y su viñedo de alvarinho, el mayor de esta casta en Portugal, tiene 43 hectáreas.
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Otra novedad es todo un proceso para reducir al máximo la oxidación de los caldos, con adición de nitrógeno y métodos para evitar el contacto con el oxígeno.
Por lo demás, sus vinos tardan un mínimo de dos años en salir al mercado. Pasan un año en depósito y otro en botella. Eso si no se trata de los crianzas, que reposan 6 meses en barrica de roble francés. Otro experimento es que en una de ellas se va a llegar hasta los tres años de envejecimiento. Un dato actual: la botella (de ¾ de litro) más cara cuesta 19 euros.
Mención aparte merecen sus aguardentes, destiladas en alambiques diseñados por el experto en grappa, reconocido mundialmente, Gianni Capovila.
La bodega inicial data de 1978, pero su actual propietario, Carlos Días, acometió la remodelación en 2010, construyendo un edificio inspirado en las murallas de la villa. También es el diseñador de sus propias botellas.
 
Palacio da Brejoeira
Sin salir de Monçao, nos disponemos a conocer el Palacio da Brejoeira, una espléndida edificación neoclásica de principios del siglo XIX, Patrimonio Nacional desde 1910, cuya propiedad pasó por varias familias. Es de destacar el pequeño y encantador teatro edificado en la planta baja por su segundo propietario en 1908. Y fue en 1937 cuando lo adquiere Francisco de Oliveira Paes para regalárselo a su hija Hermínia Paes, actual propietaria, que, por cierto, habita varias estancias del palacio, únicas que no son visitables. Precisamente a Hermínia se debe el impulso dado al alvarinho, cuya plantación, de 1964, ocupa 18 de las 30 hectáreas con que cuenta la finca.
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De estas cepas, arraigadas en terrenos arcilloso-calcáreos, se produce un vino ‘de color paja brillante, con reflejos citrinos, con aroma intenso a la casta, delicado y complejo, cuyo proceso de madurez en botella le da un sabor armonioso y persistente...’
La producción no se limita al vino. De los alambiques de Palacio, a partir de los métodos tradicionales, se obtiene una aguardente bagaceira de paladar delicado, que mantiene un aroma floral 'sui generis'. De todos modos, la estrella de los destilados es la Aguardente Velha Palacio da Brejoeira, producida con la destilación directa de una rigurosa selección de vinos de la propia finca, envejecimiento en barricas de roble francés y reposo entre 10 y 12 años en la 'Bodega Antigua'.
 Es un verdadero placer pasear por sus jardines, como el de las camelias, con más de veinte especies, bordeando un estanque con nenúfares vigilado por dos estatuas, la diosa Ceres, de la agricultura y la abundancia, y la diosa Flora, de la fertilidad. O caminar la centenaria avenida de los tilos, que termina en un majestuoso palomar. O perderse en las 8 hectáreas de bosque, la avenida de los plátanos, el lago, la isla de los amores... Hay que visitarlo.
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Hotel Minho
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El Hotel Minho es un 4* elegante y de arquitectura simplista, que se define como el ‘testimonio de un concepto de ocio moderno e intimista’, ubicado estratégicamente justo a medio camino entre la ciudad de Valença y Vila Nova de Cerveira, a escasos dos kilómetros de la autopista A3 en su salida 14. Sus comunicaciones aéreas son excelentes, a 40 km. del aeropuerto de Vigo, por la A55, y a 102 del Sá Carneiro (Oporto), por la A28.
Es ideal para los viajeros que busquen tranquilidad y contacto con la naturaleza, pero a la vez dotado de Wifi y un Centro de Negocios que lo hacen perfecto para reuniones de empresa. Todo ello no es óbice para que sus atractivos principales giren en torno al relax y la gastronomía.
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El Spa Hotel Minho es un espacio dedicado al tratamiento y relax del cuerpo y de la mente. Su filosofía se asienta en dos iconos que reflejan la vida y alma local: la miel y el vino. Por eso algunos de los tratamientos más característicos son el 'masaje con miel y sales', el 'baño de barrica' y el 'masaje con saquitos de semillas de uva calientes'. ‘Momentos de armonía y bienestar’, envueltos en la música con mantras de Deva Premal. Todo ello bajo la supervisión de Silvia, la directora de este espacio de relajación.
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Actualmente los productos de la uva, tanto las semillas como el aceite obtenido de ellas, son importados de Austria, pero están ya trabajando para que próximamente, 2016, se usen exclusivamente semillas de alvarinho de la zona. Las investigaciones apuntan a sus cualidades como antioxidante y antiedad. Las propias hojas de vid parecen poseer propiedades reafirmantes.
 
Gastronomía
En el apartado gastronómico es necesario citar el agradable buffet para el desayuno, repleto de productos frescos locales, como el pan, los bizcochos y bollos, compotas, confituras de frutas..., pero, para degustar el amplio repertorio de platos de la comarca, el hotel se apoya en el restaurante anexo, de la misma empresa, Braseirao do Minho.
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En los fogones, el cheffe Vinagre, que lo tiene claro: cocina de siempre, innovando. Dicho de otro modo, innovar sobre la cocina tradicional y el gusto de los clientes. Los productos estrella, sin sorpresas: el pulpo, una delicadeza a la brasa; las múltiples formas del bacalao, pero además una novedad: bacalhau com natas e alho francés perfumado de gambas; la exquisita carne de vaca, tanto cachena como barrosâ; la lamprea, ese manjar antediluviano que siempre regresa por año nuevo; el etéreo y misterioso 'pudim molotof'; el 'pudim abade de Priscos', creado por casualidad cuando al cura se la cayó un trozo de tocino preparando el almíbar y decidió incorporarlo a la mezcla, nos cuenta José Eduardo Santos Paiva, el emblemático chef Vinagre, conocido en las aulas de Portugal y habitual en jornadas gastronómicas de Braga y Santiago de Compostela.
La cara más visible del Braseirao do Minho es su atenta y discreta maître, Rosa Gonçâlves. Ella nos revela que el 50% de sus clientes son españoles y el fin de semana todavía más. Por cierto, todos los sábados del verano ofrecen un xantar danzante (cena-baile) de gran éxito en ambas márgenes del Miño. 
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