Descubre por qué Scotland Means Business

EXPRESO - 09.12.2008

Texto y fotografías: Ana Bustabad Alonso

Un congreso en los pasadizos subterráneos de la mítica Edimburgo, una convención a bordo del yate real, el lanzamiento de la última colección de moda entre fósiles del cuaternario, un viaje de incentivo a orillas del lago más romántico, una reunión de empresa al calor de los secretos de una destilería de whisky o, por qué no, una boda en un castillo misterioso.

Interior del Mar Hall Hotel

 

Todo es posible en Escocia, un país que ofrece suculentas posibilidades para convertir un viaje de negocios en una experiencia sofisticada.

El Mar Hall Hotel & Aveda spa es mucho más que un hotel de cinco estrellas. Apenas diez minutos después de su llegada al aeropuerto de Glasgow, una verja semioculta por la vegetación -y, con un poco de suerte, por la niebla- introduce al viajero en una inmensa propiedad verde.

Su fachada de mansión gótica aparece de pronto entre la niebla, envuelta en un halo de misterio que da paso al lujo exclusivo de sus habitaciones, sus imponentes suites y sus salones privados. Para completar el viaje en el tiempo, una visita a su spa Aveda o una partida de golf.

Niebla en la misteriosa Escocia

Un poco más al norte, justo donde comienzan las High Lands escocesas, una de las zonas imprescindibles del país, el Lodge sobre el Lago Lomond ofrece un lugar totalmente diferente para celebrar reuniones de empresa. Aquí la calma es absoluta.

Literalmente asomado sobre el lago, delante de este hotel de arquitectura perfectamente integrada en el paisaje se extiende una playa tranquila, flanqueada de árboles. Los cisnes se acercan tranquilos al viajero.

Caminando hasta el final se llega al embarcadero de madera, la puerta de entrada a Luss, un pueblecito de juguete que nació al calor de la revolución industrial, cuando el primer algodón llegaba a Europa desde Estados Unidos.

Lodge sobre el Lago Lomond

A Luss le llaman en gaélico ‘la villa negra', porque aquí oscurece más temprano que en otros lugares debido a la sombra que proyecta una pequeña colina. Merece la pena darse un paseo tranquilo entre sus casitas perfectamente conservadas, construidas para los trabajadores de la pizarra, que hoy compiten en belleza con sus jardines kistch.

Menos de media hora separa este lugar de la segunda ciudad con más tiendas del Reino Unido, la cosmopolita Glasgow. Nacida en medio de una región de bodegas, envasadoras y destilerías del mejor whisky del mundo, el río Clyde y la ciudad se han moldeado mutuamente a lo largo de la historia.

Esta urbe de contrastes conserva muchos edificios victorianos, que dibujan el esplendor de su época industrial. Hubo un tiempo en que la mitad de las locomotoras de ferrocarril de todo el mundo se construían aquí.

Vista de Glasgow desde el río Clyde

Glasgow no suele enamorar a primera vista. La peatonal Buchanan Street, la calle comercial más importante de la ciudad, puede ser un buen comienzo para unas compras apresuradas tras un día de reuniones. Pero en cuanto el viajero sube hacia Sauchiehall street y comienza a callejear un poco, perdiéndose entre los miles de tiendas, descubre rincones sorprendentes y una ciudad viva y llena de cultura.

Aquí los contrastes arquitectónicos son muy fuertes. Frente a la mítica Estación Central se encuentra una de las mejores opciones de alojamiento, el hotel Radisson SAS, con su característico perfil afilado. Este cinco estrellas esconde múltiples posibilidades. Sus 250 habitaciones y sus 14 salas de reuniones están especialmente diseñadas para celebrar convenciones de empresa con estilo.

Muy cerca de la ciudad, las destilerías de whisky ofrecen un lugar diferente para trabajar en un ambiente alejado de lo habitual. Auchentoshan, a 20 minutos del centro, permite, por ejemplo, terminar una reunión con un recorrido guiado por sus instalaciones o incluso con una clase magistral sobre la esencia de sus famosos licores.

Evento en el interior de una iglesiaLa más premiada de todas, Glengoyne, está situada desde 1833 a media hora al norte de la ciudad, en el pintoresco el pintoresco Blane Valley. Aquí los viajeros pueden convertirse en maestros en el arte de mezclar, certificado incluido, elaborando su propio whisky y llevándoselo de recuerdo a casa en una botella personalizada.

La parte nueva de Glasgow ofrece también lugares especiales para celebrar eventos. Por ejemplo, el Science Centre, rodeado casi completamente por las aguas del río Clyde, constituye una alternativa diferente para celebrar un desfile de moda, lanzar un producto al mercado, o celebrar la fiesta de clausura de un congreso con espectáculo incluido. Una cena formal o un aperitivo sofisticado con el mejor salmón del mundo servido en las mismísimas salas de exposición del museo, todo es posible.

Para relajarse tras una jornada de trabajo, o simplemente para romper el hielo entre los participantes de un congreso, nada mejor que una búsqueda del tesoro por la ciudad a bordo de los míticos taxis británicos. Escocia ofrece multitud de propuestas originales para las empresas que buscan una reunión diferente. ¿Por qué no una convención en el interior de una iglesia gótica? ¿O una cena de lujo en los impresionantes subterráneos de su capital, Edimburgo?

Nada más entrar en Edimburgo se nota en el aire un olor entre dulzón y tostado. Es el que desprende la cebada al ser malteada. Inmediatamente, la vista de una de las ciudades indiscutiblemente más hermosas del mundo deja al viajero boquiabierto.

En la parte alta, sobre una enorme roca volcánica rodeada de verde, el castillo domina Edimburgo desde el centro mismo de la ciudad. Está unido -o separado, según se mire- al palacio real por la famosísima ‘Milla Real', donde se encuentran los pubs clásicos de la ciudad, algunos incluso dentro de antiguas iglesias. La leyenda ‘Nemo me impune lacessit' (Nadie me provoca con impunidad) y un león rampante dan la bienvenida a la fortaleza. A los lados, dos estatuas del rey Jorge y de William Wallace escoltan al viajero.

Ya dentro de la muralla, setenta escalones llevan a la ciudadela principal, a la que también se llega bordeando la roca. Las vistas son extraordinarias, hasta el mismo estuario del río Ford abriéndose al mar.

En lo alto, la capilla de Santa Margarita, del siglo XII, la más antigua de todo el recinto. Desde aquí se contempla la mejor postal de la ciudad. Y justo debajo, un pequeño cementerio de los perros de los soldados que habitaban el castillo.

La piedra donde se coronaban los reyes británicos, las joyas reales más antiguas tras la corona de san Esteban, que está en Hungría... Entre tanta historia, el café Queen Anne, donde lo mismo se puede celebrar una pequeña comida de empresa que una boda para más de mil personas en el interior del castillo.

Edimburgo tiene tres hoteles de cinco estrellas. Los dos clásicos son el Balmoral, que se reconoce fácilmente por su famoso reloj, y el Caledonia. El Sheraton es nuevo. Además hay cantidad de hoteles boutique, como el George Hotel, a pocos minutos caminando de la estación de ferrocarril. Con un diseño muy cuidado, este hotel cuenta con salas de hasta 300 plazas y 185 habitaciones que mezclan elegancia y lujo contemporáneo.

Precisamente George Street es una de las calles elegantes de la ciudad, repleta de boutiques, restaurantes y tiendas exclusivas. El mejor día para ir de compras es el jueves, ya que el horario comercial se prolonga hasta las ocho de la tarde. Al otro lado del río, en la parte nueva -es un decir, porque casi todos los edificios son de finales del XVII-, está Jenners, una tienda como las de antes, todo tradición.

Otra buena alternativa para alojarse se encuentra en el histórico North Bridge, The Scotsman es uno de esos hoteles con encanto que tiene la capital escocesa. Cada una de sus habitaciones está lujosamente decorada y es diferente a las demás, y los viajeros pueden relajarse en el ‘Escape', su club privado, o comer en su restaurante Vermilion.

Si lo que se busca es un sitio más tranquilo, fuera ya de la ciudad, a menos de un cuarto de hora del aeropuerto internacional de Edimburgo, se encuentra el Dundas Castle, uno de los castillos con más carácter de Escocia.

Pero, si lo que se pretende es que un evento alcance inmediatamente la calificación de inolvidable, nada más original que el Britannia. El yate real que sirvió a su país y a su reina durante tantos años y ahora permanece atracado en el puerto de Edimburgo. El servicio está a la altura, y una cena a bordo o una reunión trabajo en uno de sus exclusivos State Apartments marcan diferencias.

Estas propuestas constituyen una parte pequeña de lo que Escocia ofrece actualmente al viajero de negocios. La profesionalidad del sector permite satisfacer cualquier exigencia. Desde las que comporta un evento exclusivo para unos pocos a las que plantea un congreso internacional. Sólo hace falta ponerla a prueba para descubrir, definitivamente, por qué Scotland Means Business.

 

 

Agradecimiento:

 

Visit Scotland Business Tourism

Comentarios