Una escapadinha a Brasilia, la ciudad que nació de un sueño

EXPRESO - 25.11.2012

Texto y fotos: Federico Ruiz de Andrés

La historia de Brasilia es la consecución de un sueño colectivo promovido por el presidente Kubitschek, que buscaba situar la capital en el interior del país, justo en el lugar que había predicho Don Bosco siglo y medio antes.

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También el de Niemeyer, que ‘quería hacer una arquitectura diferente, una solución que produjera asombro, sorpresa’. Y el de Lucio Costa, que logró una urbe ‘eficiente e íntima, al mismo tiempo derramada y concisa, bucólica y urbana, lírica y funcional’.

Hoy Brasilia es una de las ciudades más especiales del mundo, destino de ocio y de negocios, y sede de los grandes eventos deportivos que se celebrarán en 2014 y 2016 en Brasil.

La materialización de este sueño colectivo comenzó cuando Lucio Costa, pionero de la arquitectura modernista en este país, ganó el ‘Concurso Nacional de la Nueva Capital de Brasil’. Con su proyecto en forma de cruz, de una ‘genial simplicidad’, dio vida al Plano Piloto de Brasilia.

Óscar Niemeyer, el arquitecto más internacional de Brasil, fue invitado por el presidente Juscelino Kubitschek para integrar el equipo de construcción de la nueva urbe y juntos crearon Brasilia, ‘la capital más moderna del mundo y poseedora del conjunto monumental más importante de todo el siglo XX’.

Pero aún quedaba otra figura grandiosa por sumarse al proyecto. Athos Bulcao se trasladó a Brasilia en 1958 para dar color a los edificios de la ciudad con paredes de azulejos que no pueden negar la herencia portuguesa.

Para embellecerla aún más se incorporó al proyecto Burle Marx, que en la década de los cincuenta idearía los más bellos espacios al aire libre de Brasilia. El artista, maestro del paisajismo moderno, creó jardines como quien crea obras de arte, con marcas vivas como las palmeras Buriti.

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Costa, Niemeyer, Bulcao, Marx y sus equipos tuvieron total libertad para diseñar la Capital Federal, única en el mundo con sus trazos limpios y originales, una ciudad creada de la nada.

El presidente JK no fue el primero. Cuenta la leyenda que en la noche del 30 de agosto de 1883, el padre italiano Don Bosco tuvo un sueño; la visión de una ciudad edificada en Brasil entre los paralelos 15 y 20 del Hemisferio Sur.

Más de 60.000 trabajadores, llegados de diferentes partes del país y conocidos como los ‘candangos’ cumplieron la profecía. En un plazo récord de cinco años las obras estaban terminadas y la capital se preparaba para la inauguración oficial. El día 21 de abril de 1960 Brasilia era inaugurada y se convertía en capital del país.

Transcurridos 27 años de su construcción, la ciudad fue incorporada a los bienes de valor universal de la Unesco. Era el año 1987, y Brasilia se convertía en la única ciudad del siglo XX que ha recibido el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad.

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Hoy la idea de Brasilia atraviesa fronteras, es destino de estudiantes universitarios de todo el mundo que se sienten atraídos por la singularidad de la arquitectura y el paisajismo, pero también seduce por sus opciones de tiempo libre, por su gastronomía, por los deportes o la cultura, y se ha convertido en un importante destino para el turismo de negocios.

 

Brasilia de un vistazo

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La forma de la ciudad es similar a la de un avión y queda dividida en áreas residenciales, comerciales y áreas destinadas en exclusiva a los edificios del Gobierno, como la famosa Esplanada dos Ministerios y la Plaza de los Tres Poderes.

Para ver Brasilia desde otro enfoque, dos buenas ideas: un recorrido desde el aire en alguno de los helicópteros de la empresa Sagres Táxi Aéreo y otro en barco por el lago Paranoá, en una cómoda embarcación como las de Mar de Brasilia, que parten desde el muelle del hotel Royal Tulip.

Actualmente Brasilia recibe 1 millón de visitantes al año y en ella residen algo más de dos millones y medio de habitantes, constituyendo la cuarta ciudad más poblada del país. Y, sin embargo, todos coinciden en que es una de las ciudades más modernas y ecológicas del mundo.

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Con uno de los índices más altos índices de zonas verdes por habitante, sus amplios jardines y los millares de árboles generan el lado bucólico, verde salpicado de flores y monumentos.

Aquí es posible respirar el aire puro de la sabana, paisaje originario, y apreciar sus líneas al recorrer los Ejes Terrestre y Monumental de las súper cuadras y de los espacios del Plan Piloto.

Definitivamente, Brasilia es una ciudad diferente en todo. Por ejemplo, su trazado urbanístico permite al visitante apreciar el bello azul del cielo. Su arquitectura, única en el mundo, hace de esta ciudad un gran museo vivo a cielo abierto.

azul 

Su arquitectura imprescindible

Muchas son las opciones que se nos presentan en un viaje a Brasilia, pero ni siquiera una escapadinha, por corta que sea, ha de soslayar algunas de las atracciones arquitectónicas más importantes que esperan aquí al viajero.

El Palacio da Alvorada, obra de Niemeyer y residencia oficial de la presidencia brasileña, fue el primer edificio inaugurado en la ciudad y constituye uno de los iconos de la urbe. Hay un modesto pero colorido cambio de guardia cada dos horas.

Revestido de mármol y de vidrio, llama poderosamente la atención por la forma de sus pilares externos, con líneas rectas y bien proporcionadas, unas columnas que dieron origen al símbolo y emblema de Brasilia, presentes en el escudo del Distrito Federal.

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No hay que perderse tampoco las 17 edificaciones idénticas construidas en paralelo a lo largo de los 16 kilómetros de la Esplanada dos Ministerios, son obra también de Niemeyer. Sede de los principales órganos del gobierno brasileño, están separadas por jardines que sirven como escenario de shows y manifestaciones populares.

Praça dos Tres Poderes. Destacan las cúpulas y las dos torres gemelas del Congreso Nacional que interrumpen las líneas rectas de los edificios de la Explanada de los Ministerios.

La catedral de Nossa Senhora Aparecida, la más famosa de las dos que acoge Brasilia, destaca por su forma circular, compuesta por 16 pilares intercalados por grandes vidrieras y revestida de mármol en su interior.

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La torre de TV Digital, de reciente apertura, está alejada del centro de la ciudad, con lo que las vistas quedan algo desdibujadas, pero es interesante visitarla, ya que constituye uno de los últimos trabajos de Niemeyer.

El Memorial JK, con el gran túmulo donde descansan los restos del antiguo presidente Juscelino Kubitschek, impulsor de Brasilia.

El lago Paranoá. Un lago artificial que fue creado con el propósito de que aumentara la humedad ambiente de la ciudad, proyectada en un entorno casi desértico. Hoy en día el lago, de 48 km2, se ha convertido en sede de la tercera mayor flota de embarcaciones deportivas de todo Brasil, un curioso dato si se tiene en cuenta que Brasilia dista 1.200 kilómetros de la costa atlántica.

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El puente Juscelino Kubitschek, obra de ingeniería muy interesante que data de 2002 y está considerada como la séptima maravilla del Distrito Federal.

Está formado por tres arcos principales, con 1,2 kilómetros de extensión y 24 metros de ancho. Cuenta con dos pasarelas en los laterales para uso peatonal y ciclista. La curiosa posición intercambiada de los arcos representa el movimiento de una piedra resbalando sobre el agua.

El Cuartel General y su ‘caja acústica’, un conjunto muy interesante y marcial.

Y, cómo no, una visita al Estadio Nacional, todavía en obras, que va a ser una de las sedes de la Copa del Mundo de Fútbol que Brasil acoge en 2014, preparado para recibir a 70.000 espectadores.

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Brasilia, destino de turismo MICE

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A primera vista, hay dos tipos de turismo para los que Brasilia es un destino perfecto. El primero, por supuesto, el de aquellos viajeros apasionados por la arquitectura. El otro, cada vez más importante, el turismo MICE, de reuniones, viajes de incentivo y grandes eventos.

De hecho, Brasilia se encuentra entre las cinco ciudades brasileñas que acogen más eventos MICE internacionales, según el ránking ICAA, pero todavía tiene mucho potencial sin explotar.

De entrada, dispone de una buena infraestructura, ya que cuenta con una oferta muy amplia oferta de espacios. El principal de ellos es el Centro de Convenciones Ulysses Guimaraes, con una capacidad para recibir más de 9.000 personas. Otra opción que se destaca por su ubicación, en medio del Parque da Ciudade, y por el amplio espacio interior, es Expobrasilia, con 51.000 m2.

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Más espacios para eventos son los que se ofrece en el Centro de Eventos Brasil 21; CNTC; Instituto Israel Pinheiro; Parlamundi… más los espacios que existen en su amplia red hotelera.

Además, Brasilia cuenta con otros elementos que la hacen atractiva como sede de grandes eventos: un clima con estaciones bien definidas que permite la planificación de actividades al aire libre; servicios especiales de autobuses realmente confortables; uno de los mejores índices de seguridad de todo el país...

Por último, una posición geográfica privilegiada y ser la sede de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, constituyen razones de peso para escoger Brasilia como destino de turismo MICE.

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GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

La verdad es que llegar a Brasilia cuesta. Cuesta si uno llega desde Europa o, incluso, desde el resto de América. Salvo alguna que otra excepción, como la portuguesa TAP que dispone de vuelos directos desde Lisboa, la llegada a la capital del Brasil ha de hacerse por vía aérea a través de los hubs atlánticos de Río o de Sao Paulo.

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El aeropuerto internacional Juscelino Kubitschek es el tercero de Brasil en número de pasajeros y funciona como hub principalmente nacional. Se localiza a apenas 11 kilómetros del centro de la ciudad, a unos 15 minutos de los principales hoteles.

Dónde dormir

Brasilia tiene más de 50 hoteles con cerca de 7.000 habitaciones. Los sectores hoteleros Norte y Sur están estratégicamente situados, próximos a la Esplanada dos Ministerios, la Catedral Metropolitana, bancos, restaurantes y órganos públicos.

El único hotel de Brasilia que lleva la firma de Oscar Niemeyer es el Brasilia Palace

Dónde comer

Considerada como el tercer polo gastronómico del país, y aunque al ser una ciudad nueva no cuenta con tradición propia, en Brasilia es fácil encontrar las mejores especialidades culinarias de todo Brasil.

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Los núcleos de restaurantes se encuentran en las inmediaciones del Plan Piloto. Uno de los más importantes es el del Pantao do lago Sul, que cuenta con una vista privilegiada del lago Paranoá, en la recientemente inaugurada Orla da Ponte JK.

Otra de las zonas más sabrosas se encuentra en los ambientes históricos de la ciudad, como Vila Planalto, surgida en la década de los 50 como campamento de los ‘cardangos’, y que hoy reune a los ‘temperos’ más tradicionales de todo Brasil.

Uno de los templos gastronómicos de la ciudad representa al estado de Mina Gerais, es el restaurante la Esquina Mineira. Los amantes de la carne han de hacer una parada obligada en la delegación local de la cadena Porçao, donde la excelente materia prima está garantizada y comer resulta muy divertido.

Cómo moverse por la ciudad 

Las últimas estadísticas dicen que en Brasilia hay un coche por cada dos ciudadanos. La verdad es que, aunque un poco complicado, el tráfico no de deja de ser fluido. La concepción urbana, dotada de amplias calles y avenidas, permite dosificar los atascos y los grandes problemas.

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Donde sí que hay problemas es en el transporte público. Los autobuses sí van saturados y son muy complicados para el turismo. Lo mismo sucede con la única línea de metro. Es más que nada doméstica y comunica el centro con unidades periféricas.

La mejor solución pasa por los taxis, que no son caros y emplean taxímetro. Como ejemplo, un taxi del aeropuerto a la zona de hoteles puede significar algo menos de 20 euros. Por cierto, si llamamos por teléfono a una de las centrales de radio-taxis, nos garantizan un descuento del 30%.

Más información:

Turismo de Brasilia: www.setur.df.gov.br

Turismo de Brasil: www.visitbrasil.com

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Comentarios

Viviane Feijó Paiva (no verificado)

Brasiliense com muito orgulho,meu pai veio pra cá e foi um trabalhador,hoje colhemos os frutos que ele plantou .

josé salgueiro (no verificado)

Niemeyer vivirá siempre