24 horas en Buenos Aires: Historieta y tango en San Telmo y libros en el Ateneo

EXPRESO - 30.05.2014

San Telmo es el barrio de Mafalda y no podíamos pasar por aquí sin saludarla y dejar nuestro pequeño homenaje al genial ‘Quino’

San Telmo es el barrio de Mafalda y no podíamos pasar por aquí sin saludarla y dejar nuestro pequeño homenaje al genial ‘Quino’. Precisamente este año, 2014, se conmemoró el cincuentenario de su alumbramiento.

mafalda

Mafalda, aunque dizque creada en 1963, debutó en la revista ‘Primera Plana’ en septiembre del 1964, pasó por el diario ‘El Mundo’ hasta su desaparición en 1967 y, después, en ‘Siete días ilustrados’ hasta el 25 de junio del 1973. Durante esos diez años escasos ‘vivió’ con su familia en c/Chile, 371.

Muy cerca, podemos encontrarla sentada en un banco de listones blancos; rememorar sus reflexiones sobre educación, sexo o derechos humanos, los agudos comentarios de actualidad sobre la guerra de Vietnam, la carrera espacial o las aventuras de un tal Kennedy, y hasta retratarnos con su estatua, la del lazo verde a juego con el traje, obra del escultor Pablo Irgang y colocada allí en 2009.

Precisamente con Mafalda, se inicia el ‘Paseo de la Historieta’. Nos habría gustado hacer todo el recorrido, parándonos con los más famosos personajes del ‘cómic’ argentino, cruzando Monserrat, hasta su final en Puerto Madero, cerca ya del Museo del Humor en Avda. de los Italianos, 851. No es éste el único.

Terrazas en el Paseo de la historieta

En estas barriadas, zona de trabajadores portuarios hacinados en conventillos hace casi un siglo, se ubican numerosos museos que prometemos visitar algún día. Entre otros, los de Arte Moderno, del Cine, el Etnográfico, el Nacional del Grabado, la Casa de la Cultura, el Museo de la Ciudad, la Librería de Ávila, la más antigua de Buenos Aires…

Hablando de librerías, interrumpimos el paseo para recomendarles también un café y un rato de lectura en el antiguo Teatro Grand Splendid (1919). Hoy es una librería de la cadena Ateneo, según The Guardian “la 2ª más linda del mundo”, con un ‘café’ en el escenario y posibilidad de lectura relajada sin obligación de compra.

Ateneo

Tiene más de 120.000 títulos y nos dicen que es la más grande de la ciudad. Está en la Avda. Santa Fe, entre Callao y Río Bamba, unas dieciocho manzanas hacia el Norte y quince en dirección Oeste, partiendo de Mafalda. Allí gozamos del concierto de piano mientras merendábamos, después del deambular entre los monumentos de la Recoleta. Se nos había olvidado contárselo, pero merece la pena visitarlo.

Regresamos a San Telmo porque estamos en el tramo final de nuestras 24 horas, aún nos queda por ver el espectáculo porteño por antonomasia, el show de tango, y tenemos reserva para cenar en El Viejo Almacén. El restaurante está en c/Barcarce, 793 y la función justo enfrente, en Balcarce, 799. Ambos locales hacen esquina con a la Avda. Independencia.

E Viejo Almacén

 

Murales callejeros en la Avda. Independencia, entre Defensa y Balcarce

Antes de la cena, todavía damos un garbeo por los aledaños y seguimos asombrándonos con el arte callejero que brota por todas partes. A la vista, precisamente en Independencia, un gran paredón convertido en colorido mural en el que no faltan los tangueros con sus contrabajos y bandoneones.

Pero es que a pocos pasos está uno de los grupos escultóricos más importantes: Canto al Trabajo, obra cumbre de Rogelio Yrurtia, ubicado en una isleta del Paseo Colón, enfrente a la Facultad de Ingeniería de la UBA.

Tiempo justo para una estupenda cena. Empezamos por la Sopa de cebollas con albis de puerro y hebras de parmesano. Después, el Bife de ‘chorizo con ensalada y bastones fritos de papa, verdadero protagonista, cuya etimología no logramos averiguar aunque quedamos convencidos de que era un entrecot.

Bife de 'chorizo' en 'El Viejo Almacén'

Como decíamos, hay que cruzar la calle para saborear ahora la función de tangos. Este es el local añejo, el que tiene historia. Se sabe que en 1769 estaba de verdad destinado a almacén. En el siglo XIX fue Hospital y Aduana General de la Nación. A principios del XX, de mano de la rusa Paula Kravnik, apodada ‘la Volga’, se convirtió en el foco de la bohemia, que lo frecuentaba para escuchar música popular. Y fue Edmundo Leonel Rivero quién, en 1969, lo convirtió en el “Templo del Tango”.

Es cita obligada de turistas, pero también de argentinos que buscan la esencia y las raíces del tango, esa música y danza síntesis de culturas, que se interpreta en sexteto (dos bandoneones, dos violines, piano y contrabajo), se escribe en lunfardo y se baila en éxtasis.

Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa

 

Lee el capítulo anterior:

24 horas en Buenos Aires: Siempre Evita

Tango en el Viejo Almacén

 

Comentarios

Viajandoxelmundo (no verificado)

Nueva en esto del blog pero muy vieja en esto de viajay y viajar, ha sido una sorpresa encontrarte!
Hermosa nota con mi querida Mafalda!

Un saludo,
Vane

www.viajandoxelmundo.com