Flores, arquitectura y wifi gratis en Braga, la ciudad más antigua de Portugal

EXPRESO - 06.05.2014

Texto y fotos: Federico Ruiz de Andrés y Ana Bustabad Alonso Braga es la ciudad más antigua de Portugal, y de ello da fe su inmenso patrimonio arquitectónico y arqueológico

Texto y fotos: Federico Ruiz de Andrés y Ana Bustabad Alonso

Braga es la ciudad más antigua de Portugal, y de ello da fe su inmenso patrimonio arquitectónico y arqueológico. Y, sin embargo, es también una de las más vivas. De animar estas calles bimilenarias se encargan los estudiantes de sus dos universidades, sus comerciantes y la Cámara Municipal, que ultima detalles para ofrecer wifi gratis en todo el casco histórico.
flores
Sus calles adoquinadas, además, necesitan pocas excusas para llenarse de flores. Las de los árboles, las de los puestos callejeros o las del Jardín de Santa Bárbara, un rincón encantador con miles de pensamientos y rosas que rodean la fuente de la santa. Buen comienzo para callejear por Braga y descubrir caminando esta antigua capital del Minho, en el norte del país.
Para entender sus más de dos milenios de historia conviene hacer una visita a la Domus da Escola Velha, donde las ruinas de una vivienda romana conviven con vestigios de murallas medievales y el propio edificio de la escuela, de finales del siglo XIX.
No hay que perderse los Azulejos barrocos del Convento do Pópulo, escenas increíbles pintadas en azul sobre blanco. Con la desaparición de las órdenes religiosas en el siglo XIX en Portugal se convirtió en un edificio civil, actualmente propiedad de la Câmara Municipal, el Ayuntamiento de Braga.
catedral
Ni la arquitectura visigótica de la capilla de San Frutuoso, o la capilla gótica de los Coimbra. No son las únicas iglesias de Braga, ni muchísimo menos. Todas se pueden visitar gratuitamente, solo tendrás que pagar si quieres visitar el Tesoro de la catedral.
Caminando de una a otra encontrarás tentaciones dulces y saladas. Frente a la Iglesia de Santa Cruz, en la pastelería Rivoli, prueba las famosas frigideiras, una empanadilla de hojaldre rellena de carne picada que el escritor Júlio Dinis calificó de divina.
Por supuesto hay que hacer una visita al claustro de la Sé Catedral, que alberga piezas arqueológicas únicas de esta ciudad a la que los romanos llamaron Bracara Augusta. No solo los museos albergan vestigios de la época. También se encuentran en sus calles, como la fuente del Ídolo, en la Rúa do Raio.
frigideiras
Las más antiguas son las del Balneario prerromano de Bracara, un buen ejemplo de cultura castreja, que fue descubierto al hacer las obras de la estación de ferrocarril.
Junto a la catedral, una tienda muy curiosa en la que no resistirás la tentación de llevarte algo. Se llama Mercearia Portuguesa, Loja da saudade y aquí encontrarás petiscos, que así llaman en Portugal a las cosas de picar; productos tradicionales portugueses con diseños de la época, y podrás tomar un buen café.
También la arquitectura civil tiene en Braga representaciones fastuosas. Por ejemplo, las de la ‘Casa do Mexicano’, que en realidad se llama Palácio do Raio, e estilo rocaille, y el Palácio dos Biscainho. En su interior se puede ver cómo vivían los nobles de los siglos XVII y XVIII, ya que conserva las estancias con mobiliario, porcelanas, telas, pinturas y cristalerías de época.
tienda
cafe
Entre unos y otros, siempre apetece una parada en alguno de sus cafés antiguos, como A Brasileira, en el Largo de San Martinho, o el Vianna, en los soportales – la Arcada- de la plaza de la República. El café en Portugal se toma fuerte, corto y muy sabroso. Seguramente no hay bar en todo el país, por pequeño o aislado que esté que no ofrezca un buen expreso.
A pocos metros, la torre del Homenaje es lo único que se conserva del antiguo castillo de Braga, y muy cerca está una de las plazas más bonitas de Braga, el Largo do Paço. Rodeada de edificios del antiguo palacio del arzobispo, hoy alojan la Biblioteca Pública, el Archivo Municipal y el Salón Noble de la Universidade do Minho, una de las dos con las que cuenta la ciudad.
Todo el centro histórico es una gran zona comercial. Para ir de tiendas, la Rúa do Souto y la avenida Central son un buen comienzo. El Campo da Vinha es otra plaza céntrica, pero aquí los protagonistas son los sabores.
claustro
El mejor restaurante de cocina tradicional es el Inacio. Hay que probar el bacalao ‘á moda de Braga’ o en migas, el cabrito asado, el arroz de pato y el pudin Abade de Priscos. A pocos metros, el Bacalhau, una opción más informal y económica. Entre uno y otro, el Soho Club, un local donde podrás fumar mientras disfrutas de música y una copa.
La mayor parte de los locales nocturnos están junto al campus universitario, pero también en el centro histórico hay locales como Velha-a-Branca, una cooperativa ubicada en un edificio del siglo XVIII donde además de disfrutar de una copa puedes asistir a un recital de poesía, una exposición o un concierto. No te pierdas su jardín en terrazas.
Para terminar la noche en el centro un local muy animado es el Sardinha Biba, junto al Mercado do Carandá, música hasta que el cuerpo aguante. Y, como en toda ciudad universitaria, para encontrar los locales de moda lo mejor es preguntar a cualquier estudiante que te encuentres.
soportales
Braga de fiesta
Si de fiestas tradicionales hablamos, las celebraciones más importantes en Braga tienen lugar en primavera. La primera de ellas, y la más famosa, es su Semana Santa, que llena la ciudad de altares engalanados con flores y escenas bíblicas.
Algunas de sus procesiones son realmente curiosas, como la Teofórica, en el interior de la catedral; o la del Santo Entierro, en la que los penitentes de pies descalzos desfilan con antorchas, como en el siglo XVI.
El último fin de semana de mayo se celebra el Reviver Bracara Augusta, un evento que recrea la época romana incluyendo un campamento militar, un mercado, la gastronomía y espectáculos callejeros.
Tampoco hay que perderse la fiesta de San Juan, que se remonta al siglo XV y comienza la víspera por la noche. Imprescindibles sus sardinhas asadas y la broa de maíz, que se suelen saborear junto al río.
adoquines
santuario
Bom Jesus do Monte
Una escapada a Braga no está completa sin verla desde lo alto. El Santuario del Bom Jesus está a unos cinco kilómetros de la ciudad, en la cima del monte Espinho y, aunque no se sienta devoción religiosa, merece la pena la visita. Resulta espectacular la subida por sus escaleras zigzagueantes, que guían al peregrino con los cinco sentidos; enmarcadas de árboles centenarios, capillas y fuentes.
Si no, se puede utilizar el elevador, el más antiguo de todo Portugal en funcionamiento, o subir en coche, aunque esta opción tiene mucho menos encanto. Lo mejor es aparcar al pie del funicular, subir en él y bajar a pie la escalera.
En todo caso, la vista desde lo alto, comer en alguna de sus terrazas, sus esculturas y jardines barrocos son recompensas más que sobradas. Incluso, hacer noche en alguno de sus hoteles, para disfrutar a solas de la tranquilidad cuando se marchan los turistas y amanecer con vistas a Braga.
vista
Dónde dormir
El hotel Bracara Augusta o el Mercure Braga Centro son buenas opciones en el centro de la ciudad. Algo más informales, el Basic Braga by Axis y el Ibis Budget Braga.
Si se viene en coche, merece la pena reservar en el Meliá Braga, a las afueras, un hotel luminoso de habitaciones amplias e impecables, con zonas comunes muy agradables, spa de lujo y su restaurante ‘El Olivo’. Excelente la elaboración y la presentación de sus platos.
Cómo llegar
Braga está en el norte de Portugal, a solo 55 km de Oporto. Desde Porto Campanha o desde la magnífica estación de San Bento, en el centro de la ciudad, salen trenes muy a menudo. Hay que llegar con tiempo, porque los azulejos de su vestíbulo merecen muchas fotografías.
 
Más información sobre Braga:
Porto y Norte Turismo: visitportoandnorth.travel
Cámara Municipal de Braga: www.cm-braga.pt
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Comentarios

internauta (no verificado)

Soy Portugues por aficion me encanta este pais y sus gentes, siempre que puedo voy, ya he estado seis veces y espero que sean muchas mas.