Paseo informal por la senda de ‘la Pepa’ en el Centro Histórico de Cádiz

EXPRESO - 13.07.2013

Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa y Pilar Alonso Canto Para aquellos de nuestros lectores que conozcan poco España, recordaremos que Cádiz es su provincia más meridional

Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa y Pilar Alonso Canto

Para aquellos de nuestros lectores que conozcan poco España, recordaremos que Cádiz es su provincia más meridional. Pertenece a la Comunidad Autónoma de Andalucía y (un vistazo al mapa) destaca del conjunto porque parece estirarse hacia el sur como queriendo tocarse con África en el vecino Marruecos. Se lo impide el Estrecho de Gibraltar, que abre el mar Mediterráneo por el Oeste. Según la mitología, fue Hércules quién abrió este paso, al separar Europa de África.
iglesia
La ciudad de Cádiz, fundada por los fenicios mil cien años antes de Cristo con el nombre de Gadir, ocupa una estrecha península (antigua isla de León) de posición privilegiada en la entrada de su bahía. En ella dejaron huella, cartagineses, romanos, visigodos y musulmanes.
En los últimos quinientos años, Cádiz fue uno de los puertos de referencia en el intercambio comercial y cultural entre España y los países americanos, alcanzando su monopolio en el siglo XVIII. Todo ello dio lugar a la apertura democrática que culminó en 1812, en plena resistencia contra los franceses, con la redacción de la primera Constitución Española, llamada cariñosamente ‘La Pepa’ por coincidir su proclamación con el día de san José.
Aunque sin habérnoslo propuesto previamente, en nuestro recorrido por el casco histórico, una mañana de domingo, seguimos en parte los pasos de aquellos avanzados políticos que mostraban jubilosos su obra a la ciudadanía a principios del siglo XIX. 
Plaza de España
Para iniciar este paseo hemos elegido la Plaza de España, al pie del monumento a las Cortes, erigido en 1912 con motivo del centenario de la Constitución. En él, acompañando a las esculturas de piedra, están grabados los importantes principios promulgados por aquella Asamblea, al amparo del fundamental: ‘Las Cortes declaran que en ellas reside la Soberanía Nacional’.
No parece, pues, casual que en esta misma plaza, delante de la Diputación Provincial, haya recalado en 2009 el ‘Candado gigante’, escultura de Luis Quintero, cuyo cierre es una pluma y representa la libertad de expresión. Es el lugar donde se realizó la primera lectura de la Constitución.
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Y, sin movernos de este recinto, tenemos a la vista dos de los edificios civiles más emblemáticos de la ciudad: las casas ‘de las Cinco Torres’ y ‘de las Cuatro Torres’. Su fachada mira hacia el puerto y fueron residencia de comerciantes en los siglos XVIII y XIX. Los torreones, que se elevan dos plantas sobre la azotea, se usaban como miradores para observar mejor los movimientos de los barcos.
Este tipo de torre se propagó por toda la ciudad, dándole un carácter único, hasta el punto de que actualmente están protegidas y catalogadas por tipologías (‘de terraza’, ‘de garita’, ‘de sillón’ y ‘de sillón y garita’) más de cien. Casi todas proceden de los siglos XVII y XVIII, ya que en 1792 una ordenanza municipal prohibió su construcción ‘por su inutilidad y peligro de derrumbamiento’.
La más elevada y una de las más conocidas es la Torre Tavira, en el antiguo palacio de los Marqueses de Recaño, hoy Conservatorio de Música. En ella se alberga la famosa ‘Cámara Oscura’, inaugurada en 1994.
Alameda de Apodaca
Caminamos ahora a través de la Plazuela de las Cuatro Torres y Plaza de Argüelles, rica en historias del XIX, con la estatua de san Francisco Javier sobre un monolito, mirando hacia la bahía. Las Murallas de san Carlos quedan a nuestra derecha y nos dirigimos a la ‘Alameda Apodaca’. Es éste uno de los paseos más característicos de la ciudad y su origen se remonta al año1617, aunque desde entonces pasó por numerosas reformas.
El diseño actual, del 1926, es de Juan Talavera. Los materiales que le dan carácter son la cerámica y la forja, en la que destaca el diseño de las farolas. Al final de este parque, enfrente al Baluarte de la Candelaria nos encontramos con la Iglesia del Carmen, un templo barroco en el que se organizó el ‘Te Deum’ en acción de gracias por el nuevo texto constitucional.
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Plaza del mentidero
Muy cerca está la Plaza del Mentidero, lugar elegido para proclamar por segunda vez el texto de ‘la Pepa’. Era una de las zonas más seguras de la época, al estar fuera del alcance de los cañones franceses. Hoy en día es un lugar excelente para pararse en una de sus terrazas y tomarse el cafetito de media mañana.
Plaza de San Antonio
Casi sin darnos cuenta nos hemos metido en la ‘ruta de la Constitución’ y es ineludible el paso por la Plaza de San Antonio. Es uno de los centros neurálgicos de Cádiz y el lugar donde se efectuó la tercera lectura del texto constitucional.
Sin salir de esta plaza se puede visitar varios edificios emblemáticos de diversa índole. El Casino Gaditano es uno de los más pintorescos. Fue reformado por Juan de la Vega a mediados del siglo XIX y en él encontramos varios estilos en perfecta armonía. Es muy llamativo y elaborado el patio neomudéjar.
En el mismo lado, en el nº 14, vivió el escritor y activista monárquico José María Pemán en una época en la que Cádiz hervía de escritores y periodistas, siendo la ciudad española con más periódicos. Le quedó el nombre de Casa Pemán. Es también muy conocida porque en su interior se encuentra el Pozo de la Jara, que proporcionaba agua a gran parte de la población.
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Al otro lado de la plaza está el Café Apolo, centro de tertulias políticas con influencia directa en el hemiciclo, hasta el punto que se le denominó popularmente como ‘Las Cortes Chicas’. En el nº 2 se celebró, el 4 de mayo del 1812, el primer sorteo de la Lotería Moderna con un sistema que se venía utilizando ya en Nueva España (el actual México) desde 1771.
Se llamó Moderna para distinguirla de la Lotería Primitiva, a la que pronto desbancó, y poco a poco (a medida que se retiraban los franceses) fue extendiéndose por toda España. El último sorteo se celebró en 1814, antes de pasar definitivamente a Madrid.
Y el nº 1 es la Casa Aramburu, el edificio de la antigua Banca Aramburu, de estilo ecléctico con añadidos modernistas, en el que sobresale la monumental portada de mármol. En la planta superior destaca la galería con arcos de medio punto sobre columnas adosadas, que destacan sobre el fondo de azulejos en tonos de azul y amarillo.
San Felipe Neri y el Museo de las Cortes de Cádiz
La siguiente etapa nos lleva hasta el Oratorio de San Felipe Neri, una peculiar iglesia de planta elíptica, construida por los filipenses entre 1685 y 1719. La cúpula actual es una reconstrucción de 1764, ya que la primitiva quedó destruida durante el terremoto de Lisboa de 1755.
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El altar mayor está presidido por una Inmaculada en un lienzo de 2,77 metros de alto, pintada por Murillo en torno al 1681. Se dice que esta obra fue donada a los frailes, al ser rechazada por el particular que se la había encargado. Está considerada como una de las más bellas de este pintor.
Este original y luminoso templo fue sede de las Cortes de Cádiz desde febrero del año 1811 hasta septiembre del 1813, elegido por la ausencia de columnas en su interior, lo cual facilitaba el diálogo de los diputados.
Las sesiones eran habitualmente públicas y los espectadores ocupaban las balconadas que circundan el templo en su parte alta, coronadas por el escudo de los Filipenses, con una leyenda que decía: ‘Paraíso de las almas’. El término ‘Paraíso’, que aún hoy se utiliza para denominar la parte alta de los teatros, tuvo aquí su origen. 
esquinaContiguo a San Felipe Neri está el Museo de las Cortes de Cádiz, inaugurado en 1912 con motivo del centenario y cuyo principal atractivo es la maqueta de la ciudad, realizada con maderas nobles y marfil por el ingeniero militar Alfonso Jiménez en 1777, por encargo del rey Carlos III.
Mercadillo dominguero, callejeo y ‘pescaito’
Terminamos nuestro ‘constitucional’ paseo con la misma naturalidad que lo iniciamos y nos dejamos llevar por las estrechas callejuelas, disfrutando de este entramado urbano forzado a peatonal, dada la dificultad de giro en los cruces. Casi todas las esquinas de las casas están reforzadas para soportar roces e impactos de los vehículos, hasta tal punto que los refuerzos frecuentemente se han convertido en adornos de arquitectónico diseño.
No pasamos por alto los cuidados vestíbulos, abiertos para deleite del viandante, con preciosos revestimientos de coloridas cerámicas vidriadas y aldabas que brillan como el oro.
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Bordeamos el edificio postal, un lujo de ladrillo cara vista, por la Plaza de la Libertad, frente al Mercado de Abastos, sin detenernos hasta la contigua Plaza de Topete (o de las Flores), porque allí está el santuario del ‘pescaíto’ frito: el restaurante freiduría cervecería Las Flores, con sus tortillitas de camarones, el adobo, los ‘calamaritos’. Mejor, sentarse un rato en la terraza pero, si no es posible, en el mostrador nos lo ponen en un cucurucho para que lo disfrutemos caminando.
La Catedral y el Barrio Medieval
Y, enfilando la Calle de la Compañía, divisamos las torres de Santiago y la Catedral. Ésta es un edificio que nació barroco en 1722 y, en los 116 años que duraron las obras, pasó por el rococó y el neoclásico. Está dedicada a la Santa Cruz, aunque los nativos la conocen como la Catedral Nueva, y quizá su característica más llamativa sea su cúpula amarilla, más propia de una mezquita.
Nos hallamos en el barrio del Pópulo, seguramente el preferido de los arqueólogos e historiadores en general, porque en poco espacio hay gran concentración de monumentos: la Catedral Vieja, construida sobre una antigua iglesia visigótica; contiguo a ella por el Sureste encontramos el Teatro Romano; entre las dos seos, el Mirador entre Catedrales, el Museo Catedralicio y el yacimiento arqueológico Casa del Obispo...
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Además de un pequeño templete (también de la Santa Cruz) en la Plaza de Fray Félix; y, en un radio de 200 metros, cuatro iglesias más: de Santo Domingo, de la Merced, de santa María y de San Juan de Dios…
Un barrio éste, el medieval, que por sí solo bien merece una visita menos apresurada. Por eso nos emplazamos para mejor ocasión, ya que por esta vez se acabó el tiempo. Si no acuciara la agenda, nos habríamos quedado para cenar en el Arsenio Manila, allá por el Paseo Marítimo, en las proximidades del Ramón de Carranza.
 

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En www.visitcadiz.es encontrará información sobre todas las razones para visitar Cádiz, sus lugares de interés y alojamientos y la propuesta de cuatro rutas temáticas:
 
1.- Recinto Medieval y Puerta de Tierra     
2.- Castillos y Baluartes
3.- Cargadores a Indias
4.- Constitución Gaditana
 
Además todo tipo de información turística en www.cadiz.es, y en la web del Patronato Provincial de Turismo de Cádiz,  www.cadizturismo.com.
 

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