Montreal, vanguardia y contrastes de una ciudad en movimiento

EXPRESO - 25.04.2011

Dinámica, vanguardista, llena de vida desde los viejos barrios del río hasta el centro, multicultural sobre todo, Montreal es la gran metrópoli de la región canadiense de Quebec.

 

Situada en la isla que lleva su nombre, a la que rodean más de setenta islas menores, esta enorme ciudad es perfecta para callejear, con acusados contrastes, barrios llenos de color y casi treinta kilómetros de ‘ciudad subterránea’ al abrigo de las inclemencias del tiempo.

En Montreal encontrarás durante todo el año eventos multitudinarios como el Festival Internacional de Jazz en verano o el de las Luces en invierno, pero quizá los mejores momentos para visitarla sean la primavera y el otoño, cuando el tiempo es más suave y la ciudad se tiñe de colores.

A pesar de que Montreal tiene en la actualidad más de siete millones de habitantes, cualquier recién llegado puede hacerse una perfecta idea del organigrama de la ciudad, fijándose en los distintos barrios que la componen: Ciudad Subterránea, Viejo Montreal, Puerto, Centre-Ville, Barrio Chino, Le Village, Plateau Mont-Royal, Pequeña Italia, Parque Mont-Royal… hasta 19 arrondissements.

Como una madre que lleva en su vientre a un hijo, así alberga Montreal a uno de sus tesoros más preciados, la Ciudad Subterránea. Impresionan y dejan casi sin palabras sus 30 km llenos de restaurantes, hoteles, galerías de arte, zonas de ocio (no te puedes perder su pista de patinaje sobre hielo) y más de 2000 tiendas.

Caminando por esta ciudad escondida se encuentran a pie de calle obras de arte sorprendentes, como una parte del ‘Muro de Berlín’, una antigua escultura de la ‘Diosa Afrodita’ comprada para la ciudad de Montreal por la naviera Power Corporation.

Una simbólica línea negra transcurre por algunos tramos del suelo de la ciudad subterránea, representando la antigua muralla de la ciudad.

Nuestro alojamiento en la ciudad, el Hotel Le Place d´Armes, es un coqueto y lujoso cuatro estrellas situado en calle St. Jacques, centro neurálgico del Viejo Montreal.

Antes de adentrarte en ella, merece la pena continuar recto por esta calle y observar perplejo el conjunto de edificios históricos más importante de América del Norte: Banco Royal de Canadá, edificios Art Decó, sedes emblemáticas de empresas de seguros, y hoteles de lujo como Le St-James, donde se alojan estrellas de la música y mandatarios internacionales.

Entra un momento en el Banco de Montreal, te sorprenderá su interior, construido a semejanza de una iglesia para dar confianza a sus clientes.

Saliendo del hotel, nada más dar unos pasos hacia la derecha, te encontrarás con la famosa Place d´Armes. Justo enfrente está la imponente Basílica de Notre-Dame y a su izquierda el primer rascacielos de la ciudad construido con ladrillo rojo, de estilo neogótico.

Callejea sin prisas por el Viejo Montreal, es muy pequeño y no tiene pérdida. Encontrarás imágenes sorprendentes, edificios de viviendas de los siglos XVIII y XIX y museos que cuentan el pasado de Montreal, como el Museo de Pointe-à-Callière y el Centro de Historia de Montreal.

La Rue Saint-Paul es un hervidero de galerías de arte y coquetos restaurantes en los que se puede ver a la gente cenando a través de sus cristaleras, el ambiente es tan acogedor que te da la impresión de estar en una casa particular y no en un lugar público. Este ambiente se traslada a las calles, primorosamente cuidadas y adornadas con flores por todas las esquinas.

Si continúas bajando hacia el río San Lorenzo encontrarás la Place Royale, en el Puerto Viejo, con su constante trasiego y terrazas con mucho ambiente… Puedes incluso darte un paseo en coche de caballos, es un lugar perfecto para el turisteo.

Desde aquí salen cruceros a los rápidos de Lachine, al oeste de la isla. Pero el gran cauce del río no sólo permite que lleguen a Montreal cruceros con miles de turistas, también existe un importante comercio marítimo que enriquece la ciudad.

La Rue de la Commune es la más cercana al río, caminando por ella nos encontramos con la Chapelle-Notre-Dame-de-Bon-Secours, una iglesia muy curiosa: las imágenes de su tejado miran al río San Lorenzo para recibir a los marineros, no a la ciudad, como cabría esperar.

En la Plaza Victoria, donde confluyen la Rua Saint-Jacques y la McGuil, se encuentra un lugar innovador y distinto, el emblemático edificio de la fundición Darling Brothers. Su aspecto exterior es el de una vieja fábrica, pero en el interior ¡sorpresa!

Arte contemporáneo, artes visuales, exposiciones y el restaurante Cluny, que utiliza en sus platos materias primas fresquísimas, hasta el extremo de que en la propia fachada de la fundición se apilan verticalmente unos pequeños cubos apilados donde se cultivan las hierbas aromáticas que se van a utilizar en los platos.

Muy cerca, en el 408 de la calle McGuil, encontrarás uno de esos bistro típicamente europeos, el Holder Restaurant & Bar, donde el chef Simon Laplace prepara abundantes platos de comida tradicional, muy acogedor.

Nadie puede irse de Montreal sin haber probado sus famosos sandwichs de carne ahumada. Schwartz`s, en la calle Saint-Laurent, en Plateau Mont-Royal, es el más emblemático.

Se inauguró en 1928 y desde entonces han pasado por aquí celebridades de todo el mundo. Todavía utiliza la receta tradicional de Reuben Schwartz y es toda una institución pero resulta demasiado turístico, cuando hay cruceros en la ciudad la mitad del pasaje pasa por aquí.

Si no quieres esperar colas interminables, una magnífica opción es el restaurante Brisket Mcauscan, muy frecuentado por los montrealinos. Está en la calle Cote du Beaver Hall, justo al pasar la Plaza Victoria, el servicio es rápido y la comida abundantísima.

La carne ahumada, marinada con especias y finas hierbas se coloca entre dos trozos de pan y se acompaña con patatas fritas y ensalada de repollo, ¡es casi imposible comérselo todo! Pide una Molsen, típica cerveza canadiense, no es demasiado fuerte y está buenísima.  

A tres minutos caminando en sentido contrario a la Plaza de Armas encontrarás el Barrio Chino. Su puerta de entrada principal es muy curiosa, porque a diferencia de la mayoría, esta tiene esculturas de peces en vez de dragones, es la influencia del río, que está justo al lado. Desde este punto y poniéndote de espaldas a la puerta, verás el Ayuntamiento y el Palacio de Justicia, majestuosos.

Merece la pena callejear por el barrio chino, es muy pequeño pero está plagado de baratos restaurantes de comida china, coreana, puestos callejeros, tiendas orientales…

Si tienes hambre, atraviesa la entrada principal custodiada por los dos leones, a mano izquierda encontrarás el Pho Bac, donde puedes comer una riquísima sopa vietnamita por unos pocos dólares canadienses. Es sólo una muestra de la variadísima gastronomía que se encuentra en Montreal, procedente como sus habitantes de todas partes del mundo.

De camino al centro verás un curioso hotel coronado por pagodas, es el Hotel Holiday Inn.

 

El tremendo contraste del Centre-Ville dota de una belleza especial a esta parte de la ciudad. Aquí se mezclan los edificios más antiguos con los rascacielos más modernos, sedes de grandes multinacionales.

Por el Boulevard René–Levesque llegarás a la Cathedrale Marie-Reine du Monde, su cúpula es una réplica del Vaticano pero tres veces más pequeña. No puedes perderte las vistas de la catedral desde la Ciudad Interior, ¡te quedarás sin palabras!

Enfrente de la catedral, la Estación Central (Windsor Station); el Hotel Marriot, cuyas ventanas son una réplica de las de la Windsor Station; el Edificio Sun Life; y el enorme Hotel The Queen Elisabeth, que cuenta con 1309 habitaciones y donde se hablan nada menos que 75 idiomas.

Un poco más adelante, la Rue Sainte-Catherine atraviesa el Centre–Ville repleta de tiendas con grandes marcas internacionales, cines, tráfico, gente… En esta calle merece la pena visitar el restaurante O.Noir, aquí podrás degustar comida en la oscuridad, una forma de comer distinta que potencia sabores y aporta sensaciones desconocidas, muy recomendable.

Siguiendo la Rue Saint_Catherine llegamos a la Av. Mcgil Collage, flanqueada de manzanos, el árbol emblemático de la ciudad. Si tienes la suerte de venir en septiembre encontrarás cestos de manzanas a la entrada de tiendas, restaurantes, museos… que se ofrecen de forma gratuita, no te cortes y coge una, están buenísimas.

Subiendo desde el río por la Av. Mcgil, gira a la derecha para entrar en la bucólica Rue Des Récollets, iluminada las 24 horas del día por lámparas de gas. Los amantes de la arquitectura no pueden perderse una visita al Hotel Gault, que concentra tres estilos arquitectónicos distintos en un mismo edificio.

Continuando por la Av. Mcgil, a la derecha encontrarás la Full Iluminate, una escultura que no pasa desapercibida. Sus figuras de céreo material sintético, que representan las emociones de la vida: felicidad, alegría, sufrimiento, conmueven e incluso generan cierto desasosiego.

Justo enfrente se encuentra el Restaurante Vezina, exquisita cocina francesa a un precio razonable, desde 30 ó 40 dólares por persona. Y al final de la Av. Mcgil está la Université McGill, la más antigua de Canadá, no en vano Montreal cuenta con el mayor porcentaje de universitarios de toda Norteamérica.

Pero el lugar predilecto de los montrealinos para relajarse, pasear o practicar deportes tanto en invierno como en verano, es el Parc du Mont-Royal, en la montaña de la ciudad, con impresionantes vistas sobre Montreal. Este parque fue diseñado por Frederick Law Olmsted, el mismo diseñador que creó el Central Park de Nueva York.

No te pierdas su inmensa variedad de plantas autótonas: algunas multicolores como el sumac, otras de nombres curiosos como la ‘cola de zorro’, y el cabro, su piedra más característica.

En verano es un refugio de sombra fresca y en otoño es todo un espectáculo, cuando sus arces muestran colores que van desde el verde al amarillo, granate, rojo, naranja o fucsia.

Desde aquí puedes coger una bicicleta para recorrer la montaña, o seguir el carril bici hasta el cercano Parc Maisonneuve, el Jardín Botánico de Montreal.

Te encantará esta ruta, y harás deporte a la vez que turismo. Para alquilar una bici necesitarás una tarjeta de crédito como fianza, pero los treinta primeros minutos son gratis.

Un barrio que te cautivará seguro es la Petite Italia, con el mercado al aire libre más grande del país, Jean Talon Market. Repleto de olores a comida especiada y puestos de productos de la huerta perfectamente colocados por tamaños y colores, verdaderas obras de arte, lo encontrarás lleno de gente haciendo la compra diaria.

Los productos se pueden degustar antes de comprarlos, y merece la pena mezclarse entre la gente y dejarse llevar por las sensaciones.

No olvides probar la comida local en cualquiera de sus locales, es muy económica.

Aquí puedes encontrar el canneberge, un arándano silvestre agrio de color rojo y típico de Québec, muy rico.

También es un buen lugar para comprar el Pure Maple Syrup, según los propios canadienses su bote de 540 ml es el único y mejor sipore de arce del mundo, nada que ver con las pequeñas imitaciones que venden en zonas más turísticas.

Antes de salir del barrio pásate por la iglesia Madonna Della Defesa, en su cúpula descubrirás un fresco con una imagen de Mussolini montado a caballo.

El restaurante italiano Tre Maria es uno de los más tradiciones de la Petite Italia, en él continúa trabajando la mamma de 80 años, haz una pausa con un delicioso café espresso.

El Quarter Des Spectacles es uno de los distritos más conocidos de la ciudad, porque aquí se encuentra el edificio del Festival de Jazz de Montreal.

Justo enfrente verás unas estructuras blancas de hierro, es el lugar donde el Circo del Sol realiza espectáculos gratuitos en los meses de verano.

Si buscas un lugar especial para cenar mientras disfrutas del espectáculo de luz y sonido que se celebra por la noche elige la ‘t! Brasserie’, un restaurante ubicado en un moderno cubo de cristal, que se encuentra estratégicamente situado delante del edificio del Festival.

Resulta curioso para un español ver una enorme imagen del guitarrista Paco de Lucía en el edificio del Festival, y sorprende también que en la carta del restaurante figure el jamón serrano, aunque este no procede de España, sino que lo elaboran los Amish estadounidenses. Si quieres probar algo diferente, elige un tartar de ternera o salmón, una especie de picadillo de carne cruda aliñada, toda una experiencia.

Aunque nació como barrio obrero, actualmente una de las zonas más chic de la ciudad es el Plateau Mont-Royal, todo el mundo quiere vivir aquí, lo que hace que los precios de los alquileres sean bastante desorbitados.

La vida gira en torno a la calle Saint-Laurent, un hervidero de gentes de todas las nacionalidades que han montado aquí sus negocios. Latinoamericanos, griegos, portugueses, judíos, rusos… Su librería española es muy conocida en la ciudad.

En el número 10 de la calle Sherbrooke West está el Opus Hotel Montreal, un alojamiento boutique que combina las últimas tendencias en diseño con el sabor elegante del viejo Montreal. No te pierdas su Suco Lounge y su restaurante asiático Koko Restaurant & Bar, con una terraza muy romántica para las noches de verano.

En las proximidades de Saint-Laurent,en el animado barrio del Mile End, hay que hacer una parada para probar los famosos y auténticos bagels de Montreal, que fueron traídas a Norteamérica por los inmigrantes judíos del norte de Europa. Pásate por la calleViateur, aquí se encuentra boulangerie St. Viateur Bagel, fundada en 1957 y que funciona las 24 horas del día.

Las bagels son una especie de rosquillas de pan seco, duro y sin sal, cubierto con semillas blancas de sésamo, o negras de amapola. Los montrealinos las adoran, pero la verdad es que no tienen mucho sabor si las comes solas. Eso sí, en Montreal las encontrarás con todos los rellenos imaginables.

Otro lugar famoso para probarlos es el Fairmount Bagel, también en el Mile End. Barrio de artistas por excelencia desde los años 80, aquí viven muchos pintores, músicos, escritores y cineastas, que le llaman cariñosamente ‘Rez’ (abreviatura de réseau, red en francés) debido a su densidad artística.

Enfrente de la Boulangerie St. Viateur continúa hacia la izquierda y coge la primera calle a la derecha, aparentemente no tiene nada de especial, pero si sigues caminando descubrirás enseguida que aquí vive parte de la comunidad judía más ortodoxa de Montreal.

Resulta increíble ver como las niñas van ataviadas con vestidos de terciopelo negro hasta los pies, los niños con los característicos kipá y los tirabuzones de pelo cayéndoles por la cara. Eso sí, olvídate de hacer fotos, en cuanto ven una cámara desaparecen.  

Saliendo del Parque Mont Royal hacia el este por la Av. Duluth, detente en Laval Street. En esta calle verás las típicas casas de Montreal, de dos o tres pisos con escaleras exteriores.

A las viviendas de la planta baja se accede directamente desde la calle, y a las superiores por estas curiosas escaleras que, según los propios montrealinos, no tienen más objeto que hacer el interior de las casas más amplio.

Resultan también simpáticos los buzones, situados junto a las puertas, que son al mismo tiempo buzón y perchero, donde puedes ver colgada desde ropa hasta la bolsa del pan.

Al este de la ciudad, en el barrio de Hochelaga-Maisonneuve, se encuentran algunos de los mayores centros de ocio de la ciudad. Aquí están por ejemplo el Estadio Olímpico y el Jardín Botánico de Montreal.

En este último es imprescindible una visita al Jardín Chino, donde se pueden observar las Linternas Mágicas, cientos de linternas se seda, diseñadas por canadienses y hechas a mano por chinos, se reparten por el jardín: dragones, mariposas, tigres, tortugas… Lo mejor es ir a última hora de la tarde, porque resultan preciosas iluminadas, una vez se hace de noche.

Continuando por el jardín verás un lago extraño color turquesa sobre el que hay más linternas, aunque estas ya no tan sutiles y elegantes. Carros con bueyes, barcazas, transmiten una extraña sensación, como si fuesen muñecos de Playmobil. También merece una visita el Jardín Japonés, te llamará la atención un árbol que da la impresión de crecer hacia abajo.

Saliendo ya del Jardín Botánico verás al fondo el Estadio Olímpico, sede de los Juegos de 1976, con su original torre inclinada, la más alta del mundo.

Dejar la isla de Montreal y cruzar el río San Lorenzo por el puente Jacques-Cartier es emocionante, te impresionará su estructura de hierro. Al llegar a la otra orilla gira a la derecha para dirigirte a la Ille Sainte-Helene.

Esta isla acogió la Exposición Universal de 1967, y todavía se conservan algunos de los pabellones como el estadounidense, llamado la Biosphere, una bellísima e impresionante estructura de forma esférica dedicada al agua.

Desde aquí, desde la isla de Sainte Helena, las vistas son únicas y bajo la luz del atardecer Montreal despliega sus encantos de ciudad vanguardista, multicultural, colorida, única.

Cuesta dejar esta ciudad que nos ha enamorado, pero emprendemos ruta porque nos esperan las Laurentides, una ruta de oxígeno e hidrógeno en el corazón de Quebec.

 

Cómo llegar

Air Transat cuenta con vuelos directos a precios muy ajustados desde España a la región de Quebec, con frecuencias que aumentan desde abril hasta octubre.

Con esta compañía canadiense especializada en vuelos chárter podrás llegar a Montreal en solo ocho horas desde Madrid, Barcelona o Málaga.

Air Transat ofrece vuelos semanales Madrid-Montreal, dos vuelos por semana (el sábado y el domingo) Barcelona-Montreal, y vuelos desde Málaga los lunes. Estas frecuencias aumentan además en los meses de verano.

El aeropuerto Montréal-Trudeau está muy bien comunicado a través de transporte público con el centro de  Montreal, al igual que con la ciudad de  Quebec.     

 

Información Turística de Montreal

La web de Turismo de Quebec es excelente.

Disponible en idioma español, permite planificar el viaje por cualquiera de sus 22 regiones, descubrir todos sus atractivos turísticos, reservar hoteles, transportes, restaurantes o espectáculos, planificar itinerarios, compartir imágenes, y cuenta con una sección específica de la región de Montreal.

Además, el mapa interactivo de Montreal facilita la localización de alojamientos, actividades o eventos y permite diseñar una ruta a medida para cada viaje.

También encontrarás muchísima información sobre la ciudad en la web de Turismo de Montreal, en inglés y francés.

Texto y fotos: Ana Belén Carballo Álvarez y  Amelia Blanco López

Con un agradecimiento especial a Josée Simoneau, que nos acerca cada día a la redacción los encantos de la región de Québec; y a Carol Chef, nuestra guía en Montreal, encantadora y experta conocedora de la ciudad.

 

Comentarios

Manuel (no verificado)

Ana Belén y Amelia

Me ha gustado mucho el reportaje y las fotos. Espero poder ir pronto a Montreal a visitarlo.

Muchas gracias por el reportaje