Música, arte y mucho ambiente en las calles de la intensa Dublín

EXPRESO - 26.01.2011

Texto y fotos: Marina Ruiz González

Callejeando por Dublín, envuelta en ese aire misterioso y mágico que desprenden sus piedras, es inevitable que te venga a la cabeza la música de U2, o las melodías celtas de The Coors; y no puedes dejar de recordar las imágenes literarias de Oscar Wilde o James Joyce, iconos indisociables de esta ciudad intensa.
Las diferentes civilizaciones han dejado una huella profunda en las calles de la capital, en cada rincón de esta Irlanda que a lo largo de su historia ha recibido las invasiones celtas, la ocupación de los vikingos, y la más reciente colonización de los protestantes ingleses, hasta convertir a Dublín en lo que es actualmente, una de las ciudades con más cultura, más música y más ambiente de toda Europa.
Dublín es una ciudad dividida en dos por el río Liffey. Norte y sur no pueden ser más diferentes arquitectónicamente hablando. El primero tiene un aspecto humilde, de barrio obrero, mientras que el sur ha sido tradicionalmente la zona rica, con bonitas casas victorianas bajas y tranquilas.
Una de las mejores maneras de comenzar a conocer la ciudad es atravesar y descubrir cada uno de los numerosos puentes que atraviesan el río, muchos con historias realmente interesantes.
El Samuel Beckket Bridge, por ejemplo, está situado en Docklands, la zona de edificios más innovadores de la ciudad. Obra del arquitecto español Santiago Calatrava, sus líneas recuerdan la imagen de un arpa céltica sobre la orilla, el símbolo nacional de Irlanda.
Otro puente con muchísimo encanto es Ha’Penny Bridge que recibió este nombre debido a su forma, similar al canto de una moneda de medio penique, que ese era exactamente el primer peaje que había que pagar por cruzarlo cuando se construyó.
En la zona norte de Dublín está la calle más amplia y concurrida del centro, O’Connell Street. Comienza en el puente de O'Connell, y en ella se encuentran edificios tan representativos como la Oficina Central de Correos o el espectacular Monumento a la Luz, un cono de acero de 150 metros de altura cuya punta se ilumina por la noche.
Diseñado para conmemorar la llegada del nuevo milenio, es uno de los monumentos que más sorprende al viajero, y aporta un toque moderno a Dublín.
También en el norte de la ciudad, una parada imprescindible para los amantes del deporte es el estadio Croke Park, que alberga un museo sobre los deportes autóctonos irlandeses y donde además se puede disfrutar en directo del fútbol gaélico y del hurling, los dos más seguidos y practicados en Irlanda.
Uno y otro merecen la visita. El hurling es rápido, furioso y emocionante, la clase de deporte que hace preguntarse cómo es posible que quede algún jugador en pie al final del partido. Un poco parecido al hockey, es imposible contagiarse de la pasión de los hinchas. 
Muy diferente, el fútbol gaélico es una mezcla entre fútbol y rugby. El balón es redondo, un poco más pequeño que el de fútbol, y puede llevarse en la mano durante un pequeño recorrido de cuatro pasos, lo que da a este deporte un ritmo diferente. 
No se puede dejar la orilla norte del Liffey sin visitar uno de los edificios más representativos de Dublín, The Custom House, la casa de aduanas.
Al sur, Dublín se vuelve mucho más turística. Aquí se encuentra, por ejemplo, el Trinitty Collage, donde se respira el ambiente de dinamismo y tradición de la prestigiosa universidad irlandesa.
Otra calle comercial, muy famosa, es Graffon Street. Justo donde comienza nos encontramos con la estatua de la célebre Molly Malone, aquella pescadera de día y dama de alterne de noche, protagonista de la canción popular que se ha convertido en el himno no oficial de Dublín, y uno de los emblemas de la ciudad.
Si te gusta la arquitectura más imponente, Dublin Castle es uno de los principales complejos gubernamentales. Para ver una buena representación de la arquitectura georgiana, por la que es conocida Dublín, pásate por su City Hall. En contraste, las dos famosas catedrales medievales de Christ Church y St. Patrick’s Cathedral, que te envuelven con su aire encantado.
Para conocer el ambiente de Dublín, sus calles, sus pubs, su vida nocturna y cultural, uno de los mejores lugares es sin duda Temple Bar, el barrio más antiguo y popular de la ciudad. En sus calles adoquinadas se concentran gran variedad de locales variopintos donde pasar un buen rato probando las famosas cervezas Guinness, Murphy’s o Bulmer.
Dentro del barrio no sólo están los pubs más famosos de la ciudad, también hay muchas instituciones culturales irlandesas, como el Centro Irlandés de fotografía, con imágenes contemporáneas, el Instituto Irlandés de Cine, donde se puede ver cine alternativo, el Temple Bar Music Centre, o la escuela de arte dramático ‘La alegría de actuar’, un buen comienzo para sumergirse en este ambiente artístico y teatral. También la Bolsa irlandesa y el Banco Central de Irlanda están en esta zona.
Los fines de semana en el Temple Bar se puede disfrutar de mercadillos como el Food Market, de comida, o el Book Market, de libros de segunda mano. Pero en cada una de sus plazas encontrarás ambiente, y sorpresas como ropa de diseño a buenos precios.
Cuando cae la noche también se concentra aquí la vida nocturna de la ciudad.
Hay decenas de clubes, restaurantes y bares. Te gustarán The Porterhouse, Oliver St. John Gogarty, Temple Bar, Eamonn Doran, o Farringtons.
Sobre todo no dejes de probar platos tradicionales como el boxty, una especie de pastel de puré de patata riquísimo y el cooddle, sabrosas salchichas de cerdo, bacon, rebanadas de cebolla y patata.
Nadie se puede marchar de Dublín sin conocer uno de sus símbolos internacionales, la cerveza Guinness de color rojo rubí, más popularmente conocida como ‘cerveza negra’.
El lugar imprescindible, The Guinness Storehouse, que en sus inicios, allá por 1904, era utilizado como planta de fermentación.
En la planta superior del actual centro turístico se encuentra el Gravity Bar, situado a 46 metros del suelo y con espectaculares vistas panorámicas, en el que puedes disfrutar de una cerveza Guinness contemplando Dublín desde el bar más alto de la ciudad.
Una buena despedida para cualquier escapada a esta ciudad hospitalaria. Un lugar que seguro te cautivará, porque ‘Uno se siente más irlandés cuando sale de allí’.
Septiembre, un mes para vivirlo en Dublín
Si Dublín merece una visita en cualquier época del año, uno de los meses con más ambiente en las calles es septiembre. Ese mes se celebra en la capital irlandesa es el Arthur’s Day.
Cada 23 de septiembre, exactamente a las 17:59 horas (hora local de Dublín) se celebra el aniversario de la firma del contrato de arrendamiento de la fábrica de cerveza de St. James’s Gate por Arthur Guinness.
Los conciertos, que se extienden por plazas, bares y pubs de toda la ciudad, comienzan en la propia fábrica con un brindis a Arthur’s Guinness y su legado, un momento en el que se siente la forma intensa que tienen los irlandeses de vivir su cultura.
Otra cita ineludible del mes de septiembre en Dublín es la Culture Nigth, algo así como la versión irlandesa de la Noche en Blanco, una cita con la cultura y el arte irlandeses que transforma la noche de la capital y de muchas otras ciudades.
Estudios de artistas, museos, iglesias, galerías y casas históricas abren sus puertas para disfrutar gratis de espectáculos de teatro, danza, música… y esa noche los autobuses te llevan gratis al centro de Dublín.
Con todo esto y muchísimo más por descubrir, Dublín es un destino obligado en nuestra agenda de viajes, por su belleza, su ambiente, su cultura y por esa hospitalidad que brindan los irlandeses.
 
Toda Irlanda en español a un solo clic
En la web en español de Turismo de Irlanda encontrarás toda la información sobre el país, así como muchas herramientas útiles para planificar tu viaje.
Por ejemplo, un práctico buscador de vuelos y rutas en barco; o las últimas ofertas para viajar a Irlanda. Puedes descargarte los folletos que te interesen con un clic, o solicitar la Guía Práctica de Irlanda, que te enviarán gratis a casa.
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Aer Lingus, disfruta de tu vuelo
‘Disfrute de su vuelo’. Ese es el eslogan de la compañía aérea más emblemática de Irlanda, que este año celebra el 75 aniversario de su primer vuelo, que despegaba de Dublín en 1936.
Actualmente, Aer Lingus (‘flota aérea’ en gaélico), vuela a más de 70 destinos en todo el mundo.
Desde España, Aer Lingus te lleva a Dublín a muy buenos precios saliendo de Alicante, Barcelona, Bilbao, Fuerteventura, Gran Canaria, Ibiza, Lanzarote, Madrid, Málaga, Palma de Mallorca, Santiago de Compostela o Tenerife.
Las reservas se pueden hacer a través de la web de Aer Lingus, llamando al call centre 902 502 737 (desde España) o en cualquier agencia de viajes. Lo mejor es que las tarifas de Aer Lingus son muy flexibles y todas, incluso las más baratas, permiten cambios de ruta, fecha y nombre pagando una tasa por cambio y la diferencia de tarifas.
 
Agradecimientos:

 

Comentarios

Cándido (no verificado)

Muy buenas Me ha parecido estupendo el reportaje. Dan ganas de coger el primer avión para Dublin. Un saludo