Ponteceso, los caminos del mar y los rostros de la Costa de la Muerte

EXPRESO - 28.12.2012

Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa

En la ‘esquina’ de Europa, en el noroeste de la Península Ibérica (España y Portugal), se encuentra Galicia, en lo que durante siglos fue, para los habitantes de un lado del Atlántico, el ‘Fin de la tierra’. Una tierra colmada de pequeños asentamientos que en gran parte miran al mar, aferrándose a sus rocas pero siempre prestos a explorar los mares y nuevos continentes.
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Aunque, dicho así, pueda parecer una tierra recóndita, está conectada con el corazón del Viejo Continente a través de uno de los Caminos más emblemáticos y, en cierto modo, precursor de esta Unión llamada Europa, el Camino de Santiago, ruta de peregrinos que no siempre se conforman con detenerse en Santiago de Compostela, sino que con frecuencia llegan a Finisterre, en el extremo occidental de la Costa da Morte.
Es precisamente en esa cornisa, en plena Costa da Morte (Costa de la Muerte) donde se encuentra la pequeña Ponteceso, en la comarca de Bergantiños, en la provincia española de A Coruña.
El apelativo, de la Muerte, no es gratuito, aunque discutible su verdadero origen, como se deduce del reportaje que presentamos a continuación.
Lo que sí es cierto es que toda esa costa está jalonada de cruces recordando a tantos… y tantos que perdieron allí sus vidas, en los múltiples naufragios de embarcaciones foráneas y en los numerosos accidentes sufridos por los nativos a la procura de ganarse el pan pescando y mariscando.
El Ayuntamiento de Ponteceso, en su lanzamiento de la marca ‘Ponteceso. Os Camiños do Mar’, diseñó la Ruta PR-G 148, que une Ponteceso con Corme, puerto pesquero y núcleo más poblado del municipio, y la Ruta Pondaliana, para visitar los lugares vinculados a la vida del insigne poeta Eduardo Pondal.
 
Ruta PR-G 148 y derivados
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Nos habían hablado de Ricardo Pérez Verdes y su colección dedicada al juego, por lo que lo incluimos en nuestra agenda, con tan buena suerte que podemos saludarlo antes de la caminata prevista para esta jornada.
Ricardo lleva toda su vida de aficionado, pero también de especialista en deportes, coleccionando objetos e información relacionados con el juego y el deporte. La recopilación sobrepasa el mero coleccionismo, para convertirse en una impresionante investigación y estudio de todo lo relacionado con el entretenimiento, a través de toda la historia  de la humanidad y con ámbito universal.
Desde los juegos de la niñez, pasando por todas las actividades vinculadas al ocio y los deportes, hasta la alta competición.
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A día de hoy, una gran parte de ese material se encuentra en dependencias municipales de Ponteceso y solamente a la espera de disponerlo en las dos amplias salas que el Concello ya tiene listas para este fin.
Asistimos atónitos a la visión de todos los objetos y pudimos hacer alguna foto, que les mostramos. Esperamos conocer el museo ya montado. Se llamará MELGA, Museo Etno-Lúdico Galego, de la Fundación Ricardo Pérez y Verdes. Habrá que seguirle la pista.
 
Ruta PR-G 148
La ruta arranca de Ponteceso, a la puerta mismo de la casa natal de Eduardo Pondal Abente, ‘bardo gallego por antonomasia’. Es, pues, una disculpa inmejorable para visitar la finca y una pequeña parte de la casa que tanta importancia tuvo en la vida del autor de Queixumes dos pinos, de donde saldría la letra del Himno Gallego.
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Desde aquella finca, con palomar, hórreo y cruceiro, asomados al estuario del Anllons, podemos ver ya la primera parte de nuestra esperada ruta.
Es el tramo más bajo y plano del recorrido. Caminamos sobre un dique de tierra de unos cuatrocientos metros de longitud, construido hace más de cien años, siendo alcalde de Ponteceso un hermano del poeta.
A nuestra izquierda, la ría, a nuestra derecha, un extenso juncal al que siguen llegando las mareas, con sus rebaños de cabras y alguna garza merodeando.
Un observatorio ornitológico al lado del camino, nos recuerda el valor fáunico y el gran respeto que debemos a esta ‘Zona de Especial Protección para las aves de Costa da Morte y de la Red Natura 2000’.
A partir de aquí el sendero asciende suavemente por una loma de arena llamada Monte Blanco y dejamos a nuestros pies las dunas impolutas desvaneciéndose suavemente en la Playa de la Barra. Queda atrás la isla ‘dos Cagallóns’, en la ensenada ‘da Insua’, y ya avistamos la isla Tiñosa, en el mar de fuera.
La senda va derivando hacia el norte entre piedras y ‘corros de brujas’, con algunos níscalos que nos meten en los pinares de Balarés y su playa.
Es un arenal amplio flanqueado de rocas y arropado por un bosque de pinos centenarios cuajado de setas. Por el noroeste, el acantilado se ha convertido en muelle desde los tiempos del wólfram, porque aquí se cargaba el mineral con destino Alemania.
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Precisamente de esa época es la única edificación a la vista, reconvertida por la Diputación de Coruña en restaurante, para deleite de senderistas, y hacia ella nos dirigimos porque es hora de la comida.
Regentan el establecimiento los propietarios del restaurante Miramar, de Corme, que aquí se llama Miramar de Balarés. Vaya por delante que no es día de percebes, por aquello de: estar al lado de Corme y no comer percebes…, pero la oferta de ‘productos’ del mar es gloriosa.
Nos limitamos a unos mejillones de primero, en su doble versión, con alioli y tigres rabiosos; de segundo una contundente cazuela de alubias con pulpo y almejas, para rematar con un delicioso surtido de repostería local. Pero la degustación podía haberse prolongado con berberechos al vapor, pateiros y navajas a la plancha, que todo eso había. Optamos por regarlo con un ‘VL Treixadura’, de Sampaio (Ribadavia), que resulta también excelente.
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Bueno, esto es sólo la mitad de la PR-G 148, pero dejamos la segunda parte, hasta Corme, para otro día. Hoy seguiremos en coche, porque nos esperan en el pueblo con un programa interesante, de marinos y museos, y hemos de conocer los secretos del mar.
Sólo diremos que el tramo pendiente bordea los cantiles del Monte da Facha, atraviesa el núcleo rural de Gondomil, pasa al lado de la Pedra da Serpe y de las pequeñas playas de Ermida, Osmo y Arnela, antes de entrar en el Puerto de Corme. La ruta completa se estima en 3 h 45 min.
Cuestión importante: todo el trayecto está jalonado de postes informativos dotados de código QR, así que hágase todo el mundo con la aplicación correspondiente, para poder descargar información automáticamente con el móvil, en cada momento. La información completa se puede encontrar en la web municipal de Turismo de Ponteceso  y en la web de Os camiños do mar.
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Mariscadoras y percebeiros en Corme
A medio camino entre la Coruña y Finisterre, donde ya el ‘vía Crucis’ jalona los acantilados, más allá de las Sisargas y la Punta Nariga, se agazapa Corme bien abrigado del noroeste. Estamos en la ría de Ponteceso, en los ‘caminos del mar’ (Os Camiños do Mar). Es Costa da Morte, por eso hay tantas cruces… 
El percebe
Es costa de zozobras y de muertos que siempre acaban regresando. ‘Pero no se llama así por los naufragios, sino por la particular parafernalia que rodea aquí todo lo relacionado con la muerte’.
Nos lo cuenta Suso Lista, percebeiro en la reserva, mitad Quijote y mitad sindicalista del mar, con maneras de actor, voluntarioso siempre y activo en las redes sociales. ‘Todo el mundo tiene un familiar muerto en el mar y, el día de difuntos, se habla con él en el cementerio. Es lo normal. Las cruces indican dónde murió cada uno’.
percebe
Se mueve constantemente, de roca en roca, mientras habla. ‘Fíjate, hoy está tan calmo el mar que podemos bajar por cualquier sitio y coger percebes sin riesgo. Éste ya da la talla’. Asegura, midiendo con sus dedos experimentados uno que acaba de arrancar.
‘Los naufragios suponen abundancia, comida, riqueza. El saqueo se asume como normal. No se puede dejar que el mar se lo lleve. Todo el mundo sabe que hace muchos años, cuando naufragó un barco de naranjas, solucionó la carencia de vitamina C una larga temporada. Y el hambre que quitó aquel que traía un cargamento de maíz…’
‘Los naufragios se asocian más a la vida…’
‘También traen muertos, claro, que aparecen generalmente en los mismos sitios. Aquí cerca está ‘a chousa dos difuntos’, que se llama así porque los enterraban allí mismo’.
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Suso Lista ya no va a los percebes, por problemas de salud, pero sigue defendiendo con vehemencia el marisqueo responsable y arremete contra todos los que no respetan las normas, los cupos, las medidas…
En su día fue Patrón Mayor de la Cofradía y se ganó enemigos, porque no toleraba las trampas. ‘El 90% de los ‘profesionales’ están fuera de la ley y (por tanto) no les importa que otros lo estén’. ‘Si uno ve que otro se pasa del cupo, se calla y mira para otro lado porque él hace lo mismo’.
Parece increíble que los trabajadores atenten así contra su propio sustento, pero no es éste el único testimonio que escuchamos.
Al día siguiente madrugamos un poco para esperar el amanecer en las rocas próximas a la Punta Santa Mariña, porque tenemos información de que por aquí habrá percebeiros a esta hora, por ser propicia la marea, y queremos conocer su versión. No coincidimos con ninguno.
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El mar está tan calmo que pueden acercarse a las rocas con sus embarcaciones y, así, vemos a algunos faenando en islotes próximos. Pero sí nos encontramos con el vigilante de la Cofradía, que es el encargado de controlar las medidas, la cantidad que puede extraer cada uno y los tiempos de faena.
Él nos corrobora punto por punto, y con anécdotas ilustrativas, todas las artimañas usadas por los mariscadores para burlar su vigilancia. Una situación verdaderamente kafkiana, ya que las mismas personas que pagan al vigilante (los socios de la Cofradía) son quienes tratan de engañarle.
El berberecho
A media mañana nos esperan en la sede de la Agrupación de Mariscadoras Río Anllóns, en la costa Sur de la ría de Ponteceso y municipio limítrofe de Cabana. Este colectivo se dedica a la explotación del banco de berberechos que se extiende en gran parte del arenal de la ría.
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El hábitat de este bivalvo comprende las planicies de arena que se inundan al subir la marea, pero quedan en seco en la bajamar. La extracción es un trabajo sencillo y, por ello, la vida del banco muy vulnerable.
Su conservación y pervivencia depende en gran modo de la responsabilidad de las mariscadoras, que han de respetar las medidas y las cantidades convenidas. En realidad es la propia naturaleza quien va fijando los criterios, en la medida en que haya más o menos ‘cría’ en la temporada.
Nuestra visita, a finales de octubre, y la salida a faenar de varias operarias tiene la finalidad de explicarnos todo el proceso, mostrándonos sus medios, sus herramientas y el pequeño tamaño del berberecho. ‘Este es un año malo, pero con mucha cría, que augura una temporada buena para 2013, aunque sólo se logre la mitad’.
Nos lo cuenta la presidenta, la amabilísima Julia Haz Barrientos, que además nos proporciona trajes impermeables para poder acompañarlas.
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Todos la llaman ‘jefa’. No es un ‘lapsus’, digo todos porque también hay hombres, aunque realicen tareas complementarias, como puede ser encargarse del manejo de las barcas y ayudar en la depuradora.
Y, ya que hablamos de lenguaje, queremos resaltar con qué naturalidad se denomina Agrupación de Mariscadoras, aunque también trabaja algún hombre. Esto del berberecho, en Galicia, siempre fue un trabajo básicamente de mujeres. La explicación lógica es que en los pueblos de ribera los hombres se embarcaban o se dedicaban al percebe o al mejillón.
Pero, a lo que íbamos, la RAE, y sobre todo los penosos oradores políticos, podrían tomarlo como ejemplo. Si se acordase aplicar el género de la mayoría (por ejemplo), todos sabríamos en cada caso si hay más mujeres que hombres o viceversa, pero acabaríamos con el ridículo ‘todas y todos’.
‘El banco tiene una gran capacidad de recuperación. Cuando lo del Prestige, estuvimos un año sin mariscar y la compensación fue buena. También es verdad que la mayor parte del chapapote no pasó de la barra’.
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Este es un colectivo ejemplar, que muestra su solidaridad no sólo respetando las reglas del juego sino haciendo el cupo de las que no pueden por enfermedad, como viene sucediendo desde siempre. ‘Esta asociación empezó con 600 mariscadoras y en dos meses se agotaba el banco. Ahora somos muy pocas, se necesita ampliar’.
Las trabajadoras siempre están dispuestas para mostrar su actividad a quien se lo pida. Así, es frecuente verlas acompañando a grupos de turistas o recibiendo niños en visitas organizadas por los colegios. En este caso suelen culminar la jornada ofreciendo una degustación de su producto, que siempre es bien acogida.
El comportamiento de ‘percebeiros’ y ‘mariscadoras’ parece la cara y la cruz de una misma moneda, pero es justo aclarar que los bancos de berberecho y almeja no sobrevivirían sin disciplina, por la facilidad con que se accede a ellos, sólo con vigilar la marea.
Sin embargo, el percebe, a pesar de todas las trampas y argucias de sus depredadores, tiene un guardián infalible. Es el propio mar quién dicta las normas y dice cuándo se puede y cuándo no, simplemente con su bravura.
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Corme, Ponteceso, el Almirante Mourelle, la Constitución de 1812 y la Fundación Torre Pujales
Corme, el mayor núcleo de población del Municipio de Ponteceso, es puerto de mar y cuna de marineros, sobre todo de cabotaje, con decenas de patrones de embarcación, de reconocido prestigio en toda la geografía peninsular a lo largo de los siglos XIX y XX.
Sin embargo, su marino más universal fue el militar y navegante Francisco Antonio Mourelle de la Rúa (Corme, 1750 – Cádiz, 1820), que llegó a Capitán de Navío de la Armada Española, habiendo ingresado a los trece años, como pilotín.
Si hay un apasionado de verdad del Almirante Mourelle, éste es José Manuel Ferreiro Chans, comerciante local y presidente de la ‘Asociación de Vecinos Eduardo Pondal’, de Corme. Es el Sr. Ferreiro quien nos habla del ilustre marino, de sus singladuras y publicaciones, poniendo a nuestra disposición su nutrido archivo de documentación por él recopilada en distintos archivos.
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A partir del 1775, como segundo de Juan Francisco Bodega, navegó Mourelle desde las costas de California hasta los confines de Alaska, publicando un Diario del que se sirvió el célebre capitán Cook, en su última expedición, aprovechando sus noticias y descubrimientos. Dicho diario se halla impreso en las Misceláneas del caballero Barrigton y en el tomo IV de la obra  Establecimientos ultramarinos.
Ascendido en 1780 a Alférez de Navío, realizó un viaje en el que empleó diez meses, desde Lisirán de Luzón hasta San Blas de California, descubriendo las islas Vavao (o Vava’u), en el archipiélago de Tonga, y otras islas. De este viaje escribió una ‘Noticia de la navegación de la fragata Princesa al mando del alférez de fragata D. F. Mourelle desde Manila a San Blas por el océano Pacífico en 1780 y 1781’ (1).
Después de una vida intensa, de viajes y acciones militares, la sublevación de Riego para reimplantar la Constitución de Cádiz frustró la expedición de tropas para ir a sofocar la insurrección del Virreinato de Buenos Aires, que habría de escoltar Mourelle al mando de la escuadra. Sin embargo no quiso obedecer al gobierno constituido, ni jurar la Constitución, hasta que lo hubiese hecho el rey. Esto sucedió en marzo del 1820, después de haberla firmado el mismo Fernando VII.
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Nunca se recuperó de los disgustos sufridos y murió dos meses más tarde, en Cádiz. Sus restos reposan en el Panteón de Marinos Ilustres en San Fernando, Cádiz.
Precisamente esa nueva puesta en vigor, en 1820, de la Constitución de 1812 (había sido derogada por Fernando VII en 1814), propició que D. Juan Pondal, padre de Eduardo Pondal Abente, pudiese llevar a cabo sus deseos de comprar las casas del barrio de Puente Ceso, puesto que abolía los vínculos que pesaban sobre la propiedad, para establecer allí su casa petrucial.
Se da la curiosa circunstancia de que la madre de Eduardo Pondal, Ángela Fernanda Abente Chans, era hija de Rosario Chans Mourelle, sobrina del almirante Mourelle (2).
La rica memoria marinera de Corme, con el nutrido anecdotario que pervive en sus gentes (3), es un aliciente añadido al de su naturaleza agreste y sus deliciosos mariscos, pero todavía hay más: este pequeño pueblo es depositario del Museo de Arte Contemporáneo Costa da Morte, de la Fundación Torre-Pujales, que recoge el legado del pintor Julio Pujales, que además de su catálogo incluye obras de otros artistas contemporáneos plenamente consolidados.
‘La Fundación nace con la intención no sólo de dar a conocer su obra sino de ser sede de exposiciones, conceder becas a la creación y ser epicentro cultural para la Costa da Morte’.
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Desde el inicio de esta andadura, en 2004, ‘por Corme han pasado ya más de 50 becados, artistas plásticos de reconocido prestigio y trayectoria consagrada, de distintas nacionalidades’, que van dejando parte de su obra, lo cual da al Museo un carácter único.
Fue declarado oficialmente en 2006 de interés Gallego y de interés Cultural (4).
En el libro ‘Corme. Historia de su mar, sus gentes y sus barcos’, de José Ramón Varela y Eliseo Puñal Varela, se cuenta la carambola de hechos y circunstancias que hicieron llegar el Museo a Corme: Cuando Rafaela del Rey acompañaba a su amiga Carlota Cuesta en un viaje por esta zona, en 2001, para comprar un apartamento de veraneo en Laxe, vio casualmente un cartel que decía Corme y despertó en ella un recuerdo dormido durante cincuenta años.
En el 1951, su padre, el capitán de barco José María del Rey Caballero, quiso mostrar a su familia aquel pueblecito en cuya bahía se había visto obligado a recalar con su buque, por avería, durante una semana. Qué sensación les causaría, que decidieron comprar el apartamento allí mismo.
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Un año más tarde, la amiga de ambas, Cristina Torre Cervigón, viuda de Julio Pujales y Presidenta de la Fundación, buscaba un lugar donde ubicar el Museo y ellas le sugirieron que lo hiciera en Corme. A Cristina, que ya conocía el pueblo por razones familiares, le pareció una buena idea.
Actualmente estas tres mujeres forman parte del Patronato de la Fundación: Cristina Torre Cervigón es la presidenta, Carlota Cuesta, vocal, y Rafaela del Rey Villaverde, que además dirige una galería de arte, la directora y coordinadora de selección de becas de residentes a la creación, para España y Europa.  
Otra vez, el vínculo del mar fue decisivo.
 
 
      (1) Datos extraídos de la Enciclopedia Espasa
      (2) Ponteceso, el nacimiento de un pueblo, cap. III, de Jaime Valdés Parga (2009)
    (3) ‘Pra ser bo mariñeiro/ hai que nacer en Corme,/ nunha noite de mal tempo,/ neste pobo ninguén dorme’. (‘Para ser buen marinero hay que nacer en Corme, en una noche de mal tiempo, en este pueblo nadie duerme’). Corme. Historia de su mar, sus gentes y sus barcos, de José Ramón Varela y Eliseo Puñal Varela (2012)
      (4) Catálogo del Museo de Arte Contemporáneo Costa da Morte.
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GUÍA PRÁCTICA
 
Cómo llegar:
Aeropuerto de Alvedro (Coruña), a 55 Km
Aeropuerto de Lavacolla (Santiago de Compostela), a 66 Km
Si se llega desde A Coruña (a 55 Km), hay autovía hasta Carballo (a 20 Km de buena carretera).
En caso de acceder desde Santiago de Compostela, son 66 Km de buena carretera.
Es de destacar que en la zona abundan los monumentos megalíticos, entre los que destaca el Dolmen de Dombate, a unos 8 Km de Ponteceso
 

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Dónde dormir:
Apartamentos Turísticos Playa de Osmo, en Corme (Ponteceso)
Hotel Monte Blanco**, en Cabana de Bergantiños
Casa de Turismo Rural O Fontán, en Tella
Casa de Turismo Rural Riotorto, en Riotorto
PR** Teyma, en Ponteceso
P* Pensión Varela, en Ponteceso
Hotel Playa de Laxe***, en Laxe
Hotel Mar de Queo**, en Carballo (20 Km)
 
Para comer:  
En Playa Balarés: Restaurante Miramar de Balarés
En Ponteceso: Casa Eiroa, Restaurante A Pesqueira,  R&S
En Corme: Restaurante Miramar de Corme
En Pazos: Casa Mosqueira
En Cabana de Bergantiños: Mar de Ardora
 
 
Más información:
Turismo de Ponteceso: www.ponteceso.net
Os Camiños do Mar: www.caminosdomar.com
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